Pudiera parecer extrano ,por la defensa de muchas cosas contrarias a la que las mayorias han defendido y por su actitud siempre reacia ante las causas que pudieran ser más justas ,pero esto lo escribio Vincho Castillo en sus memorias y el listin diario lo recogió un 21 de junio del 2010 . Hoy 30 de noviembre en el 49 aniversario de las Manaclas ,presentamos estas consideraciones del abogado ,sea usted el jurado .
MEMORIAS DE VINCHO
EN LA CASA DEL JURISTA SE LLORARON LOS MUERTOS DE
TRUJILLO, Y ELSACRIFICIO DE TANTA GENTE Y DESPUÉS SE CELEBRÓ EL
AJUSTICIAMIENTO DEL TIRANO
En un adelanto del libro de sus memorias que está escribiendo, Vincho nos cuenta que era muy amigo de Manolo Tavárez Justo, con quien cursó los últimos tres años del bachillerato y después cinco años en la universidad, ambos estudiantes de la carrera de derecho.
También cita que fue muy acertada la declaración de la heroína Dulce Tejada al LISTÍN DIARIO cuando dijo que un grupo de jóvenes prominentes en aquella época se reunían en el parque de San Francisco de Macorís a hablar sobre las acciones maliciosas de Trujillo.
Yo oigo a la gente hablando… Después de la muerte de Trujillo se han producido muchísimas versiones y cada quien lo dice a su manera. La realidad del régimen fue algo pesado y duro. El que vivió eso tiene que tener una verdad suprema”.
El jurista confiesa que no participó de ninguna conspiración, pero que sí sabía de los pasos que daban sus amigos de la adolescencia, que terminaron siendo conjurados.
También dice que se enteró de los planes de matar a Trujillo en la víspera de ese acontecimiento.
Recuerda que en diciembre del año 1959, ya como abogado, estando en un proceso criminal en La Vega, Manolo le hizo señas por una ventana que daba al pasillo, de que lo quería ver, y que él, al ver el apuro de su amigo, pidió un receso en la audiencia y se le acercó para atender a su petición. “Eso fue cuatro meses después de la muerte de las Mirabal, yo pensé que se había muerto alguien. Entonces me dice: tenemos que hablar un asunto muy grave, voy de prisa y no te puedo decir ahora, yo te explico después porque te tengo que poner al tanto”.
Se enteró de lo que Manolo le quería decir cuando fue a visitar, a su clínica, al padre de Dulce María Tejada a raíz del apresamiento, a mediados de enero del 1960, de esta valiosa mujer que hoy señala como las más fervientes damas que enfrentaron a Trujillo.
“Cuando Manolo me visitó en el Palacio de Justicia mi impresión fue que entró para ponerme al día de lo que estaba pasando.
Eran unos 20 días antes de él caer en la cárcel. Yo estaba con la toga y hablamos en el pasillo. Yo le dije espérame y él dijo, es que tengo que irme…”.
La visión de su padre
Por lo que ha vivido, Vincho dice que la mentalidad de un dictador es muy compleja.
Esa astucia que pone a sus exposiciones en los estrados y metodología que usa en sus investigaciones evidentemente que viene del carácter concienzudo de su padre.
Su padre fue uno de los que vio a lo lejos que Trujillo tenía un perfil de dictador por su actitud altiva y la forma imponente en que lograba lo que quería. También porque muchas de sus acciones eran por asalto.
Esa visión le fue reconocida por el doctor Dolores Alfonseca cuando ya en el 31, disfrutando Trujillo de sus primeros meses de Gobierno, le dice a don Pelegrín: “compadre, si nos hubiéramos llevado de usted... las cosas fueran muy distintas.
Nosotros nos vamos a morir aquí, todos en el exilio”, y así fue.
“La muestra más fehaciente de que yo no era del gobierno de Trujillo es que Manolo Tavárez les decía a los miembros de su organización, que no le trajeran nada contra Vincho, porque ese era su hermano y sabía cómo pensaba”.
También cuenta Vincho que en su casa se lloraron los muertos de Trujillo, el sacrificio de tanta gente y se celebró su ajusticiamiento.
SU VALORACIÓN SOBRE EL TRUJILLATO
Al responder a los cuestionamientos a él y a su familia de que “eran unos trujillistas”, Vincho aclara con coraje que mucha gente que enfrentó a Trujillo trabajó en el Gobierno y mucha gente buena y profesionales serios pronunciaron discursos en favor del régimen.
“Yo vine a ser nombrado diputado por San Francisco de Macorís el 12 de marzo del 1961, tres meses antes de morir el dictador. Por la capital Euclides Sánchez fue senador, Gregorio García Castro, también fue diputado y Manolín Jiménez, hasta el 30 de mayo que mataron a Trujillo”. Narra además, que después, en 1961, teniendo 30 años, fue nombrado por Joaquín Balaguer como encargado de la Secretaría de Trabajo y a partir de ahí sus adversarios empezaron a querer estimatizarlo como trujillista. “El que tenía su familia y quería conservarla estaba obligado a aceptar los cargos que le imponía Trujillo y eso no hacía a nadie seguidor de él. Era tu vida y la de los tuyos en juego”.