Natalio Botana, un hombre nacido y criado en el campo, en la zona de Sarandí del Yi, fue el gran agitador periodístico de Argentina entre fines de la década de 1910 e inicios de la de 1940. Su herramienta fue el diario Crítica, que empezó a editar en 1913. Hizo una extraña mezcla de periodismo sensacionalista o "amarillo", muy popular, según el modelo impuesto por magnates estadounidenses como Pulitzer o Hearst, y agregó algunos suplementos de buena calidad. Logró ventas asombrosas, de más de 700.000 ejemplares diarios. Cayó en la tentación de convertirse en operador político o empresarial, en beneficio propio o de sus amigos, e incluso –se dice– recurrió a chantajes más o menos velados para obtener avisos y otras ventajas.
La Villa de los Granados
En 1928 compró un terreno de 14 hectáreas en un loteo que hizo el ex presidente argentino Marcelo T. de Alvear y que llamó Don Torcuato. Botana mandó construir una finca grande y lujosa, que llamó "Villa de los Granados". Se mudó a ella en 1932, tras regresar de su exilio en Montevideo, a donde había ido a parar tras enemistarse con el régimen del general José Félix Uriburu.
Obeso y afecto al juego por dinero, reservó el sótano y bodega de la villa para reuniones con personajes del espectáculo, la literatura o la política. En 1933 contrató al mexicano David Alfaro Siqueiros para que lo decorara. Siqueiros concibió y lideró la ejecución de un mural llamado Ejercicio Plástico, que ocupó 200 metros cuadrados en el piso, paredes y techo abovedado.
Ese mural, que ahora está en el Museo del Bicentenario, un anexo a la Casa Rosada, en Buenos Aires, tomó vida propia y se convirtió en una gran historia, que incluye una película: El mural (2010), dirigida por Héctor Olivera.
Siqueiros vivió en la villa de los Granados entre julio y octubre de 1933, poco antes de su expulsión de Argentina. Con él vino su bella esposa y musa, la uruguaya Blanca Luz Brum, quien terminaría convirtiéndose en amante de Natalio Botana durante algunos meses.
Helvio Botana, uno de los hijos de Natalio, contó en sus memorias: "Cuando Siqueiros terminó su trabajo y se fue de la Argentina, dejó dos obras de arte: el mural y su mujer, la gran escritora Blanca Luz Brum, que decidió cambiar el arte por la acción y escapó con Natalio. A mi padre lo cargábamos un poco porque Blanca Luz, en uno de sus libros, refiriéndose a él, decía: 'Para unos, es un santo, para otros Al Capone, pero para mí será siempre mi emperador'".
El poeta Pablo Neruda, quien fue cónsul de Chile en Buenos Aires desde agosto de 1933, frecuentó la villa de Botana. En sus memorias, Confieso que he vivido, dijo haber mantenido con Blanca Luz Brum una "aventura erótico-cósmica" en la finca de "un millonario de esos que sólo la Argentina o los Estados Unidos podía producir" (http://www.elobservador.com.uy/un-magnate-un-mural-y-demasiados-poetas-sueltos-n1031378).
Blanca Luz Brum publicó notas en un suplemento del diario Crítica y le pidió a un amigo y confidente uruguayo, Luis Eduardo Pombo, que se instalara con ella en Don Torcuato. "Aquí además hay dinero, mucho dinero", le escribió. Sin embargo ella se marchó de la Villa de los Granados en el otoño de 1934.
Desde 1914 Natalio Botana convivía con la escritora Salvadora Medina Onrubia, una bella y destacada militante anarquista, con quien luego contrajo matrimonio y tuvo tres hijos (Helvio, Jaime y Georgina). También adoptó un hijo anterior de Salvadora, el que se suicidó en 1928, cuando tenía 17 años. Como consecuencia de esa muerte, Salvadora cayó en un pozo depresivo e incrementó su antigua adicción a las drogas (morfina, éter). En la década de 1930 la pareja estaba separada de hecho aunque aparecían juntos en reuniones sociales o en ceremonias vinculadas al diario Crítica.
Salvadora Medina Onrubia, un personaje ciertamente extravagante, cumplió un papel decisivo en la vida de Botana y en los inicios del diario Crítica. Tras la muerte del magnate, trató de liderar la empresa y fue una de las responsables de la debacle final.
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