Por BBCMUNDO
El neurocirujano Daniel Nijensohn afirma que Perón ordenó que se le realice
una lobotomía a Evita, algo que otros niegan.
Pocas figuras políticas dividen tanto a
los argentinos como Eva Duarte de Perón, la segunda esposa del expresidente
Juan Domingo Perón, fundador del peronismo hace 70 años.
En vida, Evita –como le decían todos-
cosechó tanto amor como odio y fue centro de muchísimas controversias.
Ni siquiera su muerte en 1952, a los 33
años, durante el segundo gobierno de su marido, puso fin a las polémicas.
Su cuerpo embalsamado fue secuestrado por el gobierno militar que derrocó a
Perón en 1955 y se mantuvo oculto hasta los años ’70.
Cuando fue devuelto le faltaba un dedo,
lo que generó muchísimas especulaciones.
Incluso su reposo final, en 1976, estuvo
rodeado de controversia: su familia puso sus restos en la bóveda de los Duarte
en el cementerio de La Recoleta.
“Perón jamás le hubiera hecho daño a Evita”, asegura el presidente del Instituto Nacional Juan Domingo Perón.
Así, la “abanderada de los humildes”
descansa en el cementerio más refinado de Buenos Aires, algo que aún sorprende
a muchos visitantes.
Los más de 60 años que han pasado desde
que falleció Evita no han frenenado la polémica sobre su vida.
La más reciente estalló esta semana
y de una fuente
inesperada: un destacado neurocirujano de origen argentino llamado Daniel Nijensohn,
profesor honorario en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
Nijensohn publicó un estudio en la
prestigiosa revista especializada Neurosurgical
Focus en la que sostiene que Perón ordenó que se le realizara una lobotomía
a su esposa, poco antes de morir, para “modificar su personalidad”.
Lobotomía
No es la primera vez que este experto se
refiere a este polémico procedimiento.
En 2011 habló por primera vez de la
existencia de esa supuesta operación de Evita en un estudio que publicó junto
con su equipo de la Universidad de Yale en las revistas World
Neurosurgery y NeuroTarget.
Allí aseguró que la exprimera dama
argentina había sido sometida a una lobotomía entre mayo y junio de 1952, poco
antes de morir.
Evita atravesaba la fase final del cáncer de cuello de útero que finalmente
pondría fin a su vida el 26 de julio de ese año.
En ese momento, Nijensohn explicó que en
esa época la lobotomía era una práctica común en el tratamiento de dolores
agudos.
James L. Poppen, quien según la investigación realizó la lobotomía de Evita, escribió sobre su relación con los Perón pero no mencionó la operación.
Sin embargo ahora el médico asegura que la lobotomía se realizó no solo
para reducir su dolor, sino expresamente para cambiar su conducta.
“La operación llamada lobotomía
prefrontal era indicada para tratar enfermedades psiquiátricas, para calmar
dolor severo del cáncer y para modificar la conducta y personalidad en
individuos violentos y belicosos”, explicó Nijensohn a BBC Mundo.
“La intervención quirúrgica en Evita no
podría haberse efectuado sin el claro entendimiento de Juan Perón de los
efectos secundarios y de las indicaciones de la misma”, aseguró.
Radicalización
La tesis de Nijensohn es que en los
últimos meses de su vida, al tomar conciencia de que moriría, Evita -que lideraba el ala izquierdista
dentro del peronismo- radicalizó su conducta.
“Sabía que el tiempo que le quedaba era
limitado”, describió el experto.
“Lo que inició la cadena que terminó en
la lobotomía fue la compra de armas al príncipe Bernardo de Holanda, en
septiembre de 1951, para comenzar a entrenar a milicias obreras”, señaló.
Evita habría hecho esto sin el
conocimiento de Perón.
Según Nijensohn Evita radicalizó su militancia peronista cuando enfermó de cáncer.
Fue entonces que el mandatario,
aconsejado por sus médicos, “ordenó la lobotomía de Evita para pacificarla, disminuir su violencia y
beligerancia, y de ese modo prevenir una guerra civil, especialmente entre las dos
alas del peronismo”, según Nijensohn.
El procedimiento habría sido realizado
por el célebre neurocirujano estadounidense James L. Poppen, un experto en
lobotomías prefrontales de la Clínica Lahey, de Boston.
Aunque Poppen – quien falleció en 1978-
nunca se refirió públicamente a esa operación (ni la mencionó en un libro que
escribió en 1955 sobre su relación con los Perón), otros dieron cuenta de su
existencia.
El primero en hablar de ello fue George Udvarhelyi, un
neurocirujano húngaro que vivió en Argentina en los años ’50 y quien aseguró en
una entrevista en 2005 haber participado en la lobotomía de Evita.
Udvarhelyi murió en 2010 pero Nijensohn
y su equipo de la Universidad de Yale confirmaron su declaración con el
testimonio de la enfermera instrumentadora que solía asistir a Poppen, la chilena
Manena Riquelme.
Si bien Riquelme no participó en la
presunta operación de Evita, ya que en esa época aún no había conocido a
Poppen, el médico le habría revelado su secreto años después.
La enfermera instrumentadora que solía asistir a Poppen, Manena Riquelme, dijo que este le contó de la lobotomía de Evita.
Enojo
A pesar de que Nijensohn aseguró no
tener un interés político sino “exclusivamente científico”, quienes custodian
el legado de Perón aseguraron que su trabajo es un intento de desprestigiar al
peronismo.
“Es una canallada meterse con alguien que está muerto”, dijo enojado a BBC
Mundo Lorenzo Pepe, exdiputado peronista y presidente del Instituto Nacional
Juan Domingo Perón, un centro de estudios e investigaciones históricas,
sociales y políticas.
“Si a Evita le hubieran realizado una
lobotomía lo hubiéramos conocido”, agregó.
“Mi objetivo es esclarecer un episodio importante de la historia argentina”, aseguró Nijensohn a BBC Mundo.
Además, descartó la posibilidad de que
Perón pudiera haber autorizado que se le realice una operación “tan cruel” a su segunda esposa.
“Yo conocí a Perón y nunca amó a una
mujer como a Evita”, señaló.
“Además tenía una enorme calidad humana
y jamás hubiera autorizado algo así”, sentenció.
No obstante, Pepe dio crédito a las
versiones de que Evita compró armas y empezó a organizar el entrenamiento de
milicias obreras antes de morir.
“Evita fue sin dudas la llama de la
revolución peronista, eso es cierto, pero Perón nunca le hubiera hecho daño”,
reiteró.
Anti-peronismo
El historiador Felipe Pigna, experto en
peronismo, también confirmó la compra de armas y el entrenamiento de milicias,
pero desacreditó
la tesis de Nijensohn.
En su libro “Evita. Jirones de su vida”,
planteó varios cuestionamientos a la teoría de una lobotomía.
Señaló que dos “imágenes radiolúcidas
circulares” halladas en una radiografía post-mortem del cráneo de Evita, que
Nijensohn consideró evidencia de la lobotomía, pudieron haber sido hechos
durante el embalsamamiento del cuerpo.
Y evaluó “improbable” que nadie del
entorno de los Perón supiera de la supuesta operación.
Nijensohn entrevistó a la exenfermera Manena Riquelme en Santiago de Chile, junto al periodista argentino Nelson Castro. “Fue dificil para Manena contar de la lobotomía”, aseguró.
“María Eugenia Álvarez, la mujer que no
se separó de Evita en los últimos meses de su vida, aseguró que la operación no existió“, resaltó.
Pigna concluyó en su libro que “de haber
ocurrido, se trataría de la operación más secreta de la historia de la
medicina”.
Consultado por BBC Mundo sobre estas
nuevas revelaciones, el historiador las atribuyó a un intento de desprestigiar
a Perón y a Argentina.
“El trabajo del Dr. Nijensohn está
pensado para un público anglo
sajón, que es frecuentemente víctima de engaños por parte de medios hegemónicos muy
predispuestos a instalar todo lo malo que pueda decirse sobre el gobierno
popular de Perón”, señaló.
“Difaman a la Argentina y a América
Latina en general”, agregó, destacando que Perón “llegó al poder por las urnas
en elecciones transparentes y nunca objetadas por la oposición, en tres
oportunidades”.
Según Pigna, no hay “pruebas
fehacientes” de que la lobotomía haya ocurrido y “las aportadas hasta ahora son
muy pobres e insuficientes para afirmar tal cosa”.
“Lo históricamente fascinante es ver
cómo aquella muchachita de 33 años sigue molestando e incomodando (a sus
detractores), por su potencia y su enorme capacidad de innovación y cambio
contra viento y marea”, concluyó.
Según los defensores del legado de Perón la investigación busca desprestigiar al peronismo
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