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"Lo dice Jesús: no hay persona a la cual deba adhesión. Si lo hago dejo de ser sujeto para trocarme en objeto" "Enfrenta a Herodes y lo llama "zorro" por su corrupción y la explotación de su propia gente"
Rafael Luciani, fundador del Postgrado para laicos de la UCAB advierte que en Venezuela no ha aparecido todavía un profeta entregado a la causa de los necesitados NICOLA ROCCO
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ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 27 de octubre de 2013 12:00 AM
Rafael Luciani , uno de los dos teólogos venezolanos que no son sacerdotes, egresado de la Universidad Gregoriana de Roma y empeñado en el rescate del Jesús Histórico, califica de " inmensa, pública y notoria" la resistencia que ha despertado en algunas instituciones y grupos eclesiásticos las reformas que se propone materializar el papa Francisco.
-Entonces, ¿por qué fue elegido Papa?
-Sucedió algo similar a los ocurrido con Juan XXII. La Iglesia eligió un Papa y no sabía lo que venía con él. Nadie sospechaba que Juan XXII , electo por ser una persona bondadosa y valiente, haría una reforma estructura convocando un Concilio. Lo mismo pasa ahora con Francisco, quien goza de gran apoyo popular.
-En la página web Teología Hoy, adviertes que todo cristiano debe asumir una postura crítica ante el poder desde la perspectiva religiosa de la "encarnación", según el modelo del teólogo Dietrich Bonhoeffer, asesinado por el nazismo. ¿Podrías explicar las implicaciones del término "encarnación"?
-En teología llamamos encarnación a la forma en que Dios se hace humano y eso implica que no hay otra manera de entenderlo sino en las circunstancias de la historia. La política, como la economía o cualquier ámbito en la historia, pasa por discernir a Dios. No se puede hablar de una fe sin política, sin economía o de una fe sin relación con el mundo, en todas las instancias. Y esto lo que en muchas ocasiones la Iglesia ha querido mantener. Un discurso neutro ante situaciones políticas conflictivas.
-¿Hablamos de un cristiano entregado a las más justas causas terrenales?
-El mismo Dios se hace carne e historia en el contexto político del Imperio Romano, completamente totalitario, que dominaba al pueblo gracias a la actitud colaboracionista del régimen herodiano (de Herodes). En ese entorno de totalitarismo y de colaboracionismo nace Jesús de Nazaret. Entonces su mensaje no está, en ningún momento, aislado de la realidad en la cual se desenvuelve. Y va directo a todas las circunstancias que vive el pueblo de Israel.
-Pero la actitud de Jesús no fue de insurrección.
-Jesús no fue, nunca, un revolucionario político, ni participó en ninguno de los movimientos de insurrección o de protesta armada. Fue, sí, lo que llama la tradición bíblica un profeta. Desde esa condición denuncia todo lo que vivía el que más sufría, el pueblo y por otra parte le propone un imaginario: el Reino de Dios. Un mundo que sería distinto si no estuvieran el César y (el rey) Herodes. Un mundo sin totalitarismo y sin tiranía. Eso es lo que va proponiendo, sin acudir a los métodos políticos en el sentido del uso de armas o de la toma del poder para sustituirlo.
-Pero con el tiempo la Iglesia, perseguida por el Imperio, se convierte en factor de poder dentro de ese sistema.
-Exacto. En el siglo IV comienza a asumir la simbología y estructura romana, hasta desembocar en el plano de lo que conocemos como "cristianismo cultural". Es el gran peligro y una tentación siempre latente en el cristianismo porque al hacerse neutral, por asumir las formas de una determinada cultura, amoldándose a ella, deja de ser profética.
-En otras palabras, es imposible ser cristiano sin asumir la lucha por la libertad y la justicia.
-No se es cristiano sin libertad ni justicia, sin asumir esa causa, de la cual Jesús habla como la "bienaventuranza". El dice: "Bienaventurados quienes luchan a favor de la justicia, bienaventurados quienes luchan por la paz". Pero cuando habla de eso, no se refiere a un estado de paz ideal. Precisamente, sólo a través de la paz y de la justicia instauradas se puede ser un hombre feliz. De otra manera estaremos invocando una felicidad utópica, sin anclaje en la realidad.
- Según Marx "la religión es el opio del pueblo". ¿Lo es?
-Lo era y en muchas ocasiones sigue siéndolo. De ahí la importancia del mensaje del papa Francisco sobre el "cristianismo cultural".
-¿Podrías ahondar en el concepto de "cristianismo cultural" con un ejemplo?
-La cultura venezolana sería la ideal cuando Chávez dijo que en nuestro país se estaba realizando el reino de Dios en la tierra. O cuando algunos representantes del clero lo repetían. Eso implicaría que otras culturas de América Latina u otros continentes deberían amoldarse a esa visión. Así, haríamos un absoluto de algo relativo como una cultura.
-Tú lo has dicho, representantes del clero venezolano asumieron esa forma de "cristianismo cultural".
-En el caso venezolano, más del 95% del clero, tanto diocesano como religioso, tiene estudios mínimo de teología. Eso equivale a un técnico superior universitario para ser ordenado sacerdote. El nivel de formación es muy bajo. Además, como en otras instituciones, entran fanatismos, intereses económicos y el juego del poder.
-¿Penetró el chavismo a la Iglesia?
-A personas específicas. Pero no puede decirse que la Iglesia esté completamente permeada. Y aun así, con presencia en los barrios populares, no existe una Iglesia chavista como tal, aun cuando haya figuras que han asumido esa causa. Ellos, al inicio, creyeron que esto traería un beneficio a los pobres. Pero con el paso del tiempo debe entrar en juego el discernimiento teológico de la realidad. Entonces, si no me asumo como profeta (que eso fue Jesús), dejo de ser una instancia crítica y me amoldo a la manera de hacer política. Algo que se le criticaba a la Iglesia en la llamada IV República.
-Aquí volvemos a la primera pregunta sobre el paralelismo con el nazismo.
-Hay paralelismo en el modo en que se fue montando el sistema. Entra por la vía electoral e introduce reformas a través del Legislativo, hasta lograr el poder total. Al inicio la Iglesia guarda silencio, aunque hay voces en el ámbito protestante. Tenemos el caso de Bonhoeffer y de Karl Barth (uno de los grandes teólogos del siglo XX). Ambos se opusieron a la construcción a la Iglesia paralela públicamente. En la Iglesia hubo voces de solidaridad, pero en el ámbito protestante se llegó a extremos como el de Bonhoeffer, asesinado por el régimen. Eso es ser profeta. Cuando la instancia crítica, desde la religión, pone en riesgo mi vida.
-¿Ocurre eso aquí?
-Aquí hay discursos que denuncian lo que acontece. Pero voces asumiendo una postura profética, directa, todavía no se encuentran. No es lo mismo decir que en las cárceles se están matando, a que alguien, de la institución eclesiástica, asuma la causa de esas víctimas.
-Adviertes, sin embargo, que Jesús no plantea un poder político alternativo.
-Él dice que no hay persona a la cual deba adhesión. En la medida en que lo haga dejo de ser sujeto para ser objeto. Sea por dádivas recibidas, porque me transformo en un servil ante el poder o porque pierdo mi dignidad y conciencia. Jesús replantea el lugar que debe tener el sujeto ante el poder. Enfrenta a Herodes y lo llama "zorro" porque sabe de su corrupción, de su explotación a su propia gente y de su colaboracionismo con el imperio.
-¿Necesitamos un profeta?
-Ciertamente. O necesitamos conocer más la praxis de Jesús de Nazaret. No el mensaje general de lo que pudo haber hecho, sino la praxis ubicada en su contexto histórico, el siglo primero.
-Cuestionas el mesianismo pero invocas la necesidad de un profeta.
-Profeta y mesías son dos cosas muy distintas en el cristianismo. Así, cuando Pedro se le acerca a Jesús y le llama mesías, éste le replica: "Aléjate de mí Satanás". En griego Satanás quiere decir "sujeto que divide" y esa es la noción de mesías que Jesús rechaza. Él asume una praxis llamada "mesianismo asuntivo". Es decir, asumir la causa de la víctima, del pobre y del enfermo. Eso lo observan Herodes y los sumos sacerdotes) y por eso lo asesinan.
-¿Al profeta o al mesías?
-Profeta es quien coincide con las penurias de las personas, las hace públicas y comienza a atraer a la gente. Jesús lo hace y eso molesta a los poderes porque al hacer pública la injusticia, de la cual no se habla, cumple una labor profética. Pero no sólo se trata de denunciar sino de explicar el punto desde el cual se puede discernir. Y esto es lo que él llama el Reino de Dios, el modo en que podemos relacionarnos con nosotros mismos sobre la justicia y la paz. Un reino no violento es la paz y a favor de las víctimas, es justicia.
-¿No es inevitable la violencia para lograr la paz y la justicia?
-Es una de las vías, pero Jesús la rechaza. No indica que no sea efectivo, sino que el modo de realizarlo a lo mejor tarda más. Mientras que si opera sin violencia, también será asumido en libertad. De lo contrario será un cambio impuesto.
@rgiustia
-Entonces, ¿por qué fue elegido Papa?
-Sucedió algo similar a los ocurrido con Juan XXII. La Iglesia eligió un Papa y no sabía lo que venía con él. Nadie sospechaba que Juan XXII , electo por ser una persona bondadosa y valiente, haría una reforma estructura convocando un Concilio. Lo mismo pasa ahora con Francisco, quien goza de gran apoyo popular.
-En la página web Teología Hoy, adviertes que todo cristiano debe asumir una postura crítica ante el poder desde la perspectiva religiosa de la "encarnación", según el modelo del teólogo Dietrich Bonhoeffer, asesinado por el nazismo. ¿Podrías explicar las implicaciones del término "encarnación"?
-En teología llamamos encarnación a la forma en que Dios se hace humano y eso implica que no hay otra manera de entenderlo sino en las circunstancias de la historia. La política, como la economía o cualquier ámbito en la historia, pasa por discernir a Dios. No se puede hablar de una fe sin política, sin economía o de una fe sin relación con el mundo, en todas las instancias. Y esto lo que en muchas ocasiones la Iglesia ha querido mantener. Un discurso neutro ante situaciones políticas conflictivas.
-¿Hablamos de un cristiano entregado a las más justas causas terrenales?
-El mismo Dios se hace carne e historia en el contexto político del Imperio Romano, completamente totalitario, que dominaba al pueblo gracias a la actitud colaboracionista del régimen herodiano (de Herodes). En ese entorno de totalitarismo y de colaboracionismo nace Jesús de Nazaret. Entonces su mensaje no está, en ningún momento, aislado de la realidad en la cual se desenvuelve. Y va directo a todas las circunstancias que vive el pueblo de Israel.
-Pero la actitud de Jesús no fue de insurrección.
-Jesús no fue, nunca, un revolucionario político, ni participó en ninguno de los movimientos de insurrección o de protesta armada. Fue, sí, lo que llama la tradición bíblica un profeta. Desde esa condición denuncia todo lo que vivía el que más sufría, el pueblo y por otra parte le propone un imaginario: el Reino de Dios. Un mundo que sería distinto si no estuvieran el César y (el rey) Herodes. Un mundo sin totalitarismo y sin tiranía. Eso es lo que va proponiendo, sin acudir a los métodos políticos en el sentido del uso de armas o de la toma del poder para sustituirlo.
-Pero con el tiempo la Iglesia, perseguida por el Imperio, se convierte en factor de poder dentro de ese sistema.
-Exacto. En el siglo IV comienza a asumir la simbología y estructura romana, hasta desembocar en el plano de lo que conocemos como "cristianismo cultural". Es el gran peligro y una tentación siempre latente en el cristianismo porque al hacerse neutral, por asumir las formas de una determinada cultura, amoldándose a ella, deja de ser profética.
-En otras palabras, es imposible ser cristiano sin asumir la lucha por la libertad y la justicia.
-No se es cristiano sin libertad ni justicia, sin asumir esa causa, de la cual Jesús habla como la "bienaventuranza". El dice: "Bienaventurados quienes luchan a favor de la justicia, bienaventurados quienes luchan por la paz". Pero cuando habla de eso, no se refiere a un estado de paz ideal. Precisamente, sólo a través de la paz y de la justicia instauradas se puede ser un hombre feliz. De otra manera estaremos invocando una felicidad utópica, sin anclaje en la realidad.
- Según Marx "la religión es el opio del pueblo". ¿Lo es?
-Lo era y en muchas ocasiones sigue siéndolo. De ahí la importancia del mensaje del papa Francisco sobre el "cristianismo cultural".
-¿Podrías ahondar en el concepto de "cristianismo cultural" con un ejemplo?
-La cultura venezolana sería la ideal cuando Chávez dijo que en nuestro país se estaba realizando el reino de Dios en la tierra. O cuando algunos representantes del clero lo repetían. Eso implicaría que otras culturas de América Latina u otros continentes deberían amoldarse a esa visión. Así, haríamos un absoluto de algo relativo como una cultura.
-Tú lo has dicho, representantes del clero venezolano asumieron esa forma de "cristianismo cultural".
-En el caso venezolano, más del 95% del clero, tanto diocesano como religioso, tiene estudios mínimo de teología. Eso equivale a un técnico superior universitario para ser ordenado sacerdote. El nivel de formación es muy bajo. Además, como en otras instituciones, entran fanatismos, intereses económicos y el juego del poder.
-¿Penetró el chavismo a la Iglesia?
-A personas específicas. Pero no puede decirse que la Iglesia esté completamente permeada. Y aun así, con presencia en los barrios populares, no existe una Iglesia chavista como tal, aun cuando haya figuras que han asumido esa causa. Ellos, al inicio, creyeron que esto traería un beneficio a los pobres. Pero con el paso del tiempo debe entrar en juego el discernimiento teológico de la realidad. Entonces, si no me asumo como profeta (que eso fue Jesús), dejo de ser una instancia crítica y me amoldo a la manera de hacer política. Algo que se le criticaba a la Iglesia en la llamada IV República.
-Aquí volvemos a la primera pregunta sobre el paralelismo con el nazismo.
-Hay paralelismo en el modo en que se fue montando el sistema. Entra por la vía electoral e introduce reformas a través del Legislativo, hasta lograr el poder total. Al inicio la Iglesia guarda silencio, aunque hay voces en el ámbito protestante. Tenemos el caso de Bonhoeffer y de Karl Barth (uno de los grandes teólogos del siglo XX). Ambos se opusieron a la construcción a la Iglesia paralela públicamente. En la Iglesia hubo voces de solidaridad, pero en el ámbito protestante se llegó a extremos como el de Bonhoeffer, asesinado por el régimen. Eso es ser profeta. Cuando la instancia crítica, desde la religión, pone en riesgo mi vida.
-¿Ocurre eso aquí?
-Aquí hay discursos que denuncian lo que acontece. Pero voces asumiendo una postura profética, directa, todavía no se encuentran. No es lo mismo decir que en las cárceles se están matando, a que alguien, de la institución eclesiástica, asuma la causa de esas víctimas.
-Adviertes, sin embargo, que Jesús no plantea un poder político alternativo.
-Él dice que no hay persona a la cual deba adhesión. En la medida en que lo haga dejo de ser sujeto para ser objeto. Sea por dádivas recibidas, porque me transformo en un servil ante el poder o porque pierdo mi dignidad y conciencia. Jesús replantea el lugar que debe tener el sujeto ante el poder. Enfrenta a Herodes y lo llama "zorro" porque sabe de su corrupción, de su explotación a su propia gente y de su colaboracionismo con el imperio.
-¿Necesitamos un profeta?
-Ciertamente. O necesitamos conocer más la praxis de Jesús de Nazaret. No el mensaje general de lo que pudo haber hecho, sino la praxis ubicada en su contexto histórico, el siglo primero.
-Cuestionas el mesianismo pero invocas la necesidad de un profeta.
-Profeta y mesías son dos cosas muy distintas en el cristianismo. Así, cuando Pedro se le acerca a Jesús y le llama mesías, éste le replica: "Aléjate de mí Satanás". En griego Satanás quiere decir "sujeto que divide" y esa es la noción de mesías que Jesús rechaza. Él asume una praxis llamada "mesianismo asuntivo". Es decir, asumir la causa de la víctima, del pobre y del enfermo. Eso lo observan Herodes y los sumos sacerdotes) y por eso lo asesinan.
-¿Al profeta o al mesías?
-Profeta es quien coincide con las penurias de las personas, las hace públicas y comienza a atraer a la gente. Jesús lo hace y eso molesta a los poderes porque al hacer pública la injusticia, de la cual no se habla, cumple una labor profética. Pero no sólo se trata de denunciar sino de explicar el punto desde el cual se puede discernir. Y esto es lo que él llama el Reino de Dios, el modo en que podemos relacionarnos con nosotros mismos sobre la justicia y la paz. Un reino no violento es la paz y a favor de las víctimas, es justicia.
-¿No es inevitable la violencia para lograr la paz y la justicia?
-Es una de las vías, pero Jesús la rechaza. No indica que no sea efectivo, sino que el modo de realizarlo a lo mejor tarda más. Mientras que si opera sin violencia, también será asumido en libertad. De lo contrario será un cambio impuesto.
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