Pensar que uno no es uno, sino otra persona en el momento en que le toca vivir pesares políticos, producto del afán de otros de alcanzar el poder a como dé lugar o de mantenerse quitando del medio tantas cabezas como sean una amenaza de “tumbe”, es el antídoto sugerido por Monina Solá para salir a flote.
Sólo así un actor puede representar un buen papel en una obra de teatro y, solo así en el escenario de la vida se puede tener cabeza para tomar las mejores decisiones en situaciones difíciles, dice esta dama del telón, con 8 décadas vividas de risas y llantos, tramas teatrales y tramas reales.
Ella está sentada ahora en la primera fila del teatro de la vida observando que aunque los tiempos han cambiado y muchas cosas han mejorado y otras han empeorado, las intrigas políticas son las mismas aunque con otros trajes, otros colores y otros sinsabores, como ocurre en el teatro.
Es por eso que piensa que la clave de la vida es la prudencia y la astucia: saber cuándo hay que callar para evitar los errores, llorar para controlar el impuso de acabar con los enemigos, suplicar si necesitas lo que suplicas, “tirar la toalla”, olvidar, empezar de nuevo, reír, gozar o planear cómo quitar al otro para ponerme yo si uno cree que es mejor que el otro.
Doña Monina Solá siempre fue una mujer conservadora, dedicada a su arte dramático, reconocida por la sociedad dominicana y el extranjero como una mujer consagrada a su trabajo, una verdadera artista que por sus estrategias discretas sobrevivió a las tragedias políticas que le tocaron vivir, primero por ser la esposa de un periodista “conspirador” contra el régimen de Trujillo y luego la esposa (durante 30 años) de un militar “en la mirilla de Trujillo” y luego aspirante a la vicepresidencia de la República.
¿Por qué hay que convertirse en otra persona cuando se está envuelto en una situación que afecta, preocupa, disgusta y pone en riesgo todo lo que uno es? Explica la actriz merecedora de 11 premios y reconocimientos por su talento y dedicación al arte escénico, que es porque cuando uno está envuelto se parcializa, no ve las cosas como son, se pone sordo, obsesivo, mientras que el que está ajeno, aparte del conflicto, ve todo claramente.
Monina Solá, aquella mujer de temple artístico, alegre y siempre sonriente que se escuchó por primera vez dramatizando en la radio de Petán, (José Arismendi Trujillo, hermano de Trujillo), llamada “La Voz del Yuna” y que operaba en ciudad de Bonao, no quería hablar de política durante la entrevista, sólo de teatro.
Todas las preguntas sobre su vida al lado de dos personajes envueltos en problemas políticos las evadía y contestaba con otros temas porque se había propuesto no meterse “pa’ lo hondo”. Pero como por arte de magia, o como por arte de la actuación que aún lleva en la sangre, cuando ya la grabadora estaba apagada y ya me iba resignada a llevarme una entrevista sólo sobre teatro, decide contarme todo con coraje.
En la sobremesa del brindis francés que nos hicieron de vinos y quesos importados no pudo resistir la conversación informal que sosteníamos su primera hija y yo, sobre la vida de su padre periodista asesinado por el régimen, e intervino para aclarar todo como fue la cosa.
“Sí, hay que decir cómo fue que pasó todo porque tú tienes razón: cómo yo voy a dar una entrevista, la última que voy a dar, hablando solo de teatro cuando en mi vida pasaron muchas cosas y yo he tenido que sufrir, llorar mucho y suplicar cuando he tenido que hacerlo. No ha sido fácil, pero lo que me ha sacado a flote es la astucia. Las mujeres tenemos mucha astucia para conseguir las cosas”, expresó con mucho entusiasmo, y yo volví a encender la grabadora.
EN DOBLE VÍA
¿Por qué su primer esposo fue un perseguido político?
Sí, Nelson Peguero. Él era un hombre buenmozo, elegante, le gustaba vestir bien y muy inteligente. Yo me metí en amores con él a los 14 años. Era escritor dramático, escribía novelas de protesta social y era rebelde y por eso se lo llevaron por ahí y le hicieron cuantas cosas quisieron.
Interviene su hija Rosario Esperanza para completar el dato histórico ....Mataron a mi papá en la época de Trujillo (1957). Él era periodista, trabajaba en el Palacio cubriendo las noticias y lo que sé de él es que le dijo a Johnny Habbes, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM): “Tú tienes que dejar que esa familia salga de aquí”, refiriéndose a unas personas que temían por sus vidas y habían solicitado pasaporte para asilarse en el extranjero, tras haber sido señaladas como enemiga del Gobierno.
¿Entonces doña Monina, usted fue una viuda del régimen? Bueno, cuando a él lo mataron estábamos separados por cuestiones de pareja, porque él era muy enamorado, pero yo sufrí igual porque era el padre de mi hija y la quería mucho. Cuando ella nació (1952) él estaba ahí en el parto y junto con las demás personas que me fueron a ver, aplaudieron cuando le dijeron que ya nació el bebé y que era una hembra. Aplaudieron como si se tratara de una obra de teatro, como si esa era mi gran obra.
Rosario Peguero Solá continúa el relato.....Mi papá estaba esperando que lo recogieran para ir al Palacio Nacional a trabajar cuando se lo llevaron a la cárcel de La 40 y allá le sacaron las uñas de las manos y de los pies sólo porque pidió protección a una familia que estaba vedada para irse del país en momentos en que todo el mundo temía por su vida y más dos personas que se habían enemistado con el sistema. Mi tío me cuenta que mi papá tenía en la espalda los bastones marcados de la tortura. Yo tenía cinco años y mi abuela me cargó y me dijo: “Tú tienes que vengar la muerte de tu padre, mira cómo lo mataron y me enseñaba fotos”. Yo me crie viendo a mi abuela llorando hasta el día de su muerte. Mi papá tenía 38 años cuando lo mataron y durante 10 años en mi familia todo el mundo vestía de negro. Y mi mamá sufrió todo eso también...
¿Monina, cómo podía usted trabajar sobre un escenario teatral con ese tipo de situación?Nada, callando cuando había que callar, Peguero tenía un hermano, Sócrates Peguero, que pertenecía al Movimiento 14 de Junio y mi esposo también seguía esa corriente porque ambos eran rebeldes. Yo no, yo siempre estuve en mis asuntos del arte y el teatro y aunque sufría no decía nada porque le debía favores al régimen. Fue Petán, el hermano de Trujillo, que me abrió las puertas del éxito en la Voz del Yuna y yo pude desarrollar mi carrera artística y no podía revelarme también. Lo que hacía era que le aconsejaba a Peguero que sea prudente, pero era rebelde y terminaron con él.
¿Cómo pudo superar usted ese trauma?
Rezando, agarrada de Dios, siendo prudente en todo momento. A mí siempre me respetaron porque sólo actuaba cuando tenía que actuar, en las tablas de un escenario y en la vida misma. Peguero y yo nos conocimos en Radio Televisión Dominicana (RTVD). Tú sabes que Petán fundó la Voz del Yuna en Bonao (1943), luego la Voz Dominicana en la Capital (1950) y después incluyó la televisión (1952), en blanco y negro, eso sí, pero fue un éxito porque todo el mundo veía televisión, nos veía actuando y nos hicimos famosos. Trabajando superé los traumas y sacando la cabeza sólo en lo que me correspondía hacer: la actuación. Es por eso que te digo que la gente lo que tiene que hacer es sólo lo que le corresponde y dejar que el que tiene otro papel, como en el teatro, lo haga. Eso se aplica en todo, hasta en la política.
Su segundo matrimonio también fue traumático a causa de la política ¿Qué paso en este caso?¡Ay mi hija!, yo no quisiera recordar eso. A él lo metieron preso dos veces y yo lloraba porque tenía hijos pequeños. Luis Homero (que se llama igual que su papá), tenía un mes de nacido cuando apresaron la primera vez a su padre (Luis Homero Lajara Burgos), y Ángel Luis Homero y mis otros dos hijos del primer matrimonio estaban pequeños todos. Él era como un padre para mis dos primeros hijos que ya se habían quedado huérfanos y yo no quería que se repitiera la historia, viuda dos veces. ¡Imagínate!
Completa la narración Luis Homero Lajara Solá ....Mi papá fue apresado dos veces, primero, tras la muerte de Trujillo en 1961 acusado de conocer de la conspiración que acabó con la vida del “Jefe”, en vista de que era amigo del general José René Román Fernández (Pupo), secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura y Luis Amiama Tió, acusados de planear el crimen y constituir un gobierno cívico-militar para instalarlo cuando derrocaran a Trujillo. Esa vez fue liberado por Ramfis Trujillo que cuando regresó al país después del magnicidio dijo: “Y qué busca este hombre aquí, ¡suéltenlo! que él no es un hombre de eso”. La segunda vez fue después del Golpe de Estado al profesor Juan Bosch porque apareció como Ministro de Defensa en la lista de funcionarios de un nuevo Gobierno y Marcio Mejía Ricart decía que lo iban a matar. Mami se movió rápido y habló con el presidente del Triunvirato, Emilio de Los Santos, pidiéndole que liberara a su esposo, quien por defender la constitucionalidad en el 1963 fue apresado y encerrado por 14 días en una solitaria del Palacio de la Policía, habiendo sido Jefe de la Policía en 1955 y lo entendía una desconsideración. La complacieron, por ser ella una mujer reconocida y que no se metía en problemas, diciéndole: “y aquí hay solitaria. No, suelten a ese hombre”.