Ariosto Sosa D´Meza
Con el beneplácito de mi padre, Ing. Ariosto Sosa Valerio, reproduzco este minucioso trabajo suyo. Son cápsulas que semanalmente escribe y distribuye por las redes sociales a sus amistades. A mi consideración es de suma importancia dar a conocer nuestro pasado, pues un pueblo que no revisa su historia está condenado al fracaso y jamás podrá construir un futuro próspero. Permitanme compartir este esfuerzo.
“Cuando no se castiga el delito, se ordena que se cometa” – Leonardo DaVinci (1452-1519).
1er. BORRON Y CUENTAS NUEVAS.
Cuando en 1916 el ejercito estadounidense ocupó la República Dominicana, manteniéndose en el territorio hasta 1924, de las primeras medidas tomadas fue el desarme de la población y la creación de una academia militar en Haina, para adiestrar a los que serían los futuros oficiales de la Guardia Nacional-Policía Nacional- recién creada. Entre esos jóvenes cadetes y luego segundo teniente estaba Rafael Leonidas Trujillo, siendo enviado con el capitán Nock del ejercito yanqui, al Este del país para perseguir, combatir y torturar a los patriotas campesinos que los invasores denominaron GAVILLEROS. A parte de estas acciones de corte militar, el teniente se dedicó a extorsionar con dinero a los hacendados pequeños, medianos y hasta a grandes propietarios de latifundios, como fue el caso del Administrador del ingenio Angelina, quien fue secuestrado y tuvo que pagar $ 5,000.00 dólares como rescate para su liberación. Además se dedicó al abigeato o cuatrerismo, es decir, al robo de ganado, que luego lo vendía a otros campesinos de otras poblaciones o para el sacrificio a los tablajeros de las poblaciones cercanas.
El 23 de enero de 1920, en San Pedro de Macorís se reunió una corte militar integrada por militares interventores para que el teniente segundo Rafael Leonidas Trujillo M. de la Guardia Nacional compareciera para ser juzgado de diversos delitos de los que se le imputaban. Entre estos delitos estaban: Violación sexual durante 3 días de la señorita Isabel Guzmán (17 años) en la iglesia de Los Llanos; secuestro y encarcelamiento de José Núñez y su hija, con el pago de $150 dólares para liberarlo; Encarcelamiento de Carlitos y Estaban Alduey, que para liberarlo exigía el pago de $150 dólares, y otras acusaciones. Trujillo negó los cargos. Fue defendido por el Licenciado Cayetano Armando Rodríguez – abuelo de un prominente, aguerrido y audaz ex izquierdista, que dejó para la posteridad una hermosa página de hechos y de historia escrita – quien fue nombrado Ministro de Justicia tan pronto Trujillo se alzó con el poder. Trujillo fue absuelto de toda responsabilidad pena.
Por su eficiente desempeño en ejecutar las órdenes recibidas de sus superiores yanquis, y las que tomaba por su propia cuenta para eliminar físicamente a los que se opusieran a sus ambiciones de ascenso, fueran dominicanos o yanquis, cuando en 1924 se produce la salida de las tropas interventoras, ya ostentaba el rango de capitán.
Por un acuerdo entre los EEUU y la Republica intervenida, llamado Hughes-Peynado, en 1922 se escogió al comerciante Juan Bautista Vicini Burgos – como presidente provisional para que preparara elecciones generales en 1924. Estas son ganadas por Horacio Vásquez, quien gobernaría hasta 1930.
Tanto en el gobierno provisional de Vicini Burgos como en el de Horacio Vásquez, se obviaron los desafueros, delitos y abusos de este delincuente y no se hizo justicia a las víctimas de los desmanes de Trujillo, quedando impune todos sus crímenes.
2do. BORRON Y CUENTAS NUEVAS.
En un golpe de Estado perpetrado contra Horacio Vásquez llamado Movimiento Cívico de Febrero de 1930 liderado por Trujillo, Rafael Estrella Ureña, Desiderio Arias y otros se alza con el poder político de la nación Rafael Leonidas Trujillo Molina, previas unas elecciones en mayo reprimidas a base de tiros, machetes y palos, en que la oposición tuvo que abstenerse y luego sus máximos representantes tuvieron que salir, los que pudieron, al exilio. De inmediato comenzó el dictador a asesinar y a desaparecer a sus opositores, como los casos de Virgilio Martínez Reyna y su esposa Altagracia Almanzar, embarazada, asesinados en su casa en San José de las Mata, Santiago y posteriormente sus tres hijos adultos.
Durante los casi 31 años los crímenes, torturas, desapariciones, encarcelamientos se cuentan por varias decenas de miles, sólo hay que recordar que tan solo en una semana del mes de octubre de 1937 asesinó 15 mil haitianos. Convirtió a la nación dominicana en su propiedad, no solo de su territorio sino dueño de la vida, la honra, la dignidad y los bienes de sus habitantes. Se apropió él, sus familiares y amigotes de toda finca, ganado y propiedades o empresas que le interesara para satisfacer su geofagia desmedida, como el caso de Juancito Rodríguez con sus fincas de miles de tareas en Barranca, Jima y La Mata y sus miles de cabezas de ganados.
Baste recordar algunos de los crímenes de la Era: Las familias Perozo y Patiño, completa. Los complots de los sargentos y de los capitanes; los asesinatos de la Juventud Democrática en 1947; los prisioneros del desembarco por Luperón de 1949; los asesinatos de los prisioneros de Maimón, Estero Hondo y Constanza; los del movimiento clandestino 14 de junio 1960; los Panfleteros de Santiago de 1960; la muerte de las Hnas. Mirabal, etc.etc. Después de ajusticiado el tirano en mayo de 1961, a sus descendientes en el poder, Joaquín Balaguer y Ramfis Trujillo hay que agregarle los crímenes de la Hacienda Maria,- donde en noviembre de 1961 mataron a los 6 miembros restantes del comando que ajustició a Trujillo-, los del Puente Duarte, la masacre de la calle Espaillat, los del Parque Independencia y la matanza de Palma Sola (700 muertos, más de 1300 prisioneros). Todos estos crímenes hay que contárselos, sumárselos, por ser consecuencia directa de la dictadura, a la Era de Trujillo. Sin embargo, ni Balaguer, ni Rafael Filiberto Bonnelli, presidente del Consejo de Estado que sustituyó a Balaguer, ni Juan Bosch, presidente constitucional que reemplazó al Consejo de Estado, hicieron justicia para la dignidad del pueblo dominicano. Fue como si con la muerte del JEFE todos los crímenes, robos, violaciones y atropellos, se fueran al mismísimo Infierno con él. Como si sus colaboradores, familiares, amigos, subalternos, etc. no tuvieron responsabilidades y no recibieron ningún castigo. Excepto los que mataron a las Hnas. Mirabal que fueron juzgado y condenados a 30 y 20 años de prisión, penas que no cumplieron, menos de 4 años, por haberse fugados cuando el asalto de los constitucionalistas en 1965 a la Fortaleza Ozama. Pero nadie se preocupó por perseguirlos y reencarcelarlos. Unos murieron tranquilamente aquí en el país; otros en playas extranjeras. Luís José León Estévez, coronel y ex esposo de Angelita Trujillo, asesino y torturador de los expedicionarios de Junio y matador en la Hacienda María, murió el año pasado protegido y acogido por la parroquia católica del sacerdote Rafael Marcial Silva, de Arroyo Hondo.
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