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lunes, 6 de noviembre de 2017

Raful demuestra Trujillo mandó a asesinar a presidente de Guatemala Castillo Armas

¿Vive Johnny Abbes gracias a la protección de la CIA? se pregunta Raful en su ensayo, escrito tras años de investigación y de visitas a cancillerías, revisión hemerográfica y la ida a muchos centros de documentación

ANTO DOMINGO, República Dominicana.-Leer cada libro, es una aventura que abre horizontes. Cada libro deja abierta nuevas perspectivas de hechos y personalidades, que de revelan con nuevos matices. Leer transforma la concepción tradicional, por ejemplo, de los hechos históricos.
Mañana martes, desde las 7 de la noche, en la Biblioteca Nacional, de la cual se ha seleccionado su solemne auditorio Juan Bosch, el escritor Tony Raful, pone a circular su investigación “La rapsodia del crimen, Trujillo vs. Castillo Armas”, editada, por “Penguin Random House y la mexicana “Grijalbo”.
¿Más allá de la portada y la invitación, cuáles elementos históricos, cuales datos nuevos ha logrado traslucir el ensayista y poeta.
El personaje
Carlos Castillo Armas fue un militar y político, derechista guatemalteco que llegó al poder gracias a una acción militar y que mantuvo excelentes relaciones con los norteamericanos, la CIA.
Fue presidente de Guatemala desde el 8 de julio de 1954 hasta su asesinato en Palacio en 26 de julio de 1957. Toda una trama de novela. Fue líder del golpe de estado en Guatemala de 1954, organizado por la CIA de Estados Unidos.
El libro una minuciosa indagación histórica sobre el asesinato del entonces presidente de Guatemala, Carlos Castillo Armas, ocurrida el 26 de julio de 1957, en la Palacio de gobierno y sobre el cual hay cinco hipótesis, siendo la quinta la que refiere la actuación de Trujillo por medio del coronel Johnny Abbes García, comandante del Servicio de Inteligencia Militar (SIM),
Entre las afirmaciones de Raful hay una que llama la atención:la posibilidad de que Johnny Abbes esté vivo, ya que su muerte en un incendio en Puerto Príncipe, puede haber sido una escaramuza para hacerlo desaparecer de la vista pública, bajo la del Programa de Protección de Testigos
Raful se decanta, tras sus indagatorias de varios años en Guatemala, país al que debió ir por sus funciones de diputado del PARLACEN (del cual es ahora el presidente) por la versión que indica que el magnicidio   fue ordenado por el generalísimo Rafael Trujillo Molina,
Con elementos probatorios y concurrentes, demuestra cómo el brazo largo del dictador dominicano alcanzó mortalmente al presidente guatemalteco. Es apasionante.
Quedan expuestos en el libro minuciosos detalles de la trama, las motivaciones de Trujillo, las complicidades de una facción militar sobornada por tirano dominicano, las complejidades del contexto político histórico, envuelven hasta la coronilla a Trujillo tras las sombras siniestras de la conjura. Todo fue silencio y temor, después del asesinato.
En Guatemala se le temía a Trujillo, igual que en Santo Domingo. Todavía mencionar su nombre entre la clase política guatemalteca parece suscitar turbación y miedo, como si aquel hombre de poder férreo no hubiese sido ajusticiado el 30 de mayo de 1961 por un grupo de corajudos e intrépidos combatientes de la libertad.
Para lograr sus revelaciones, hubo que realizar unalabor meticulosa, ardua de entrevistas, contactos, visitas permanentes a los archivos de las Cancillerías guatemaltecas y dominicanas, revisión de las hemerotecas y las colecciones de prensa de la época.
Carlos Castillo Armas en la portada de la revista Life
Carlos Castillo Armas en la portada de la revista Life
El papel de Gloria
Como para añadir más elementos del melodrama, está el papel de Gloria Bolaños, ex Mis Guatemala, amante del presidente Castillo Armas, quien le había prometido casarse con ella, y quien vive todavía, cuyo testimonio de aquellos sucesos es conmovedor.
Dona Gloria huyó a Ciudad Trujillo, perseguida por las autoridades guatemaltecas, protegida del coronel Johnny Abbes García, a quien el aparato judicial guatemalteco acusaba de complicidad en la muerte de Castillo Armas a través del propio Abbes García.
Gloria Bolaños logró escapar de la persecución de las autoridades guatemaltecas y reapareció en Ciudad Trujillo, dirigiendo mensajes hacia Guatemala a través de la emisora “La Voz Dominicana”, acusando a los propios seguidores de Castillo Armas, de haberlo matado.
Gloria Bolaños no tuvo nada que ver con el crimen, amaba demasiado al presidente Castillo Armas, pero tenía problemas agudos con el círculo “liberacionista” de apoyo a Castillo Armas.
Aunque ella en su alegato niega la responsabilidad de Trujillo,   Raful cree que fue usada por Abbes de mampara para encubrirse y absolver a Trujillo, a quien Guatemala acusó públicamente del crimen.
Ella es una mujer de temple, anticomunista ferviente, honesta y sobre todo un misterio que seduce la imaginación histórica.
Gloria Bolaños asegura que Abbes García está vivo, señala que lo ha visto en varias ocasiones, que no murió en Haití, que todo fue  un simulacro coordinado por la   CIA para sacarlo de allí bajo el programa de protección de testigos, indica que ha cambiado parte  de su rostro a los 92 años, difícil de reconocer. Todo esto sale a relucir en esta obra que ponemos en circulación el martes siete de noviembre.
El hecho
El 26 de julio de 1957 por la noche, Castillo Armas, después de atender una reunión con empresarios, volvió a su habitación a descansar un rato antes de cenar.
Faltaban unos minutos para las nueve de la noche cuando decidió ir al comedor. En los últimos meses la casa presidencial estaba casi desierta y los guardias eran cada vez menos.
Castillo Armas sufrió dos disparos cuando iba de camino al comedor; la primera dama trató de hacerlo reaccionar mientras gritaba: “¡Se fue por las escaleras! ¡el soldado lo mató!” .
Cuando los guardias subieron, encontraron el cadáver del soldado Romeo Vásquez Sánchez, quien tenía 24 años y hacía dos meses que estaba al servicio de Casa Presidencial.
Castillo Armas, habla y saluda al público desde uno de los balcones de Palacio Nacional, sede en que caería asesinado la noche del 26 de julio de 1957.
Castillo Armas, habla y saluda al público desde uno de los balcones de Palacio Nacional, sede en que caería asesinado la noche del 26 de julio de 1957.
Tres hipótesis
Se han barajado tres probabilidades en torno a la responsabilidad del magnicidio: La primera es que actuó una sola persona, de identidad desconocida hasta el momento; la segunda es que se trató de un complot militar: Los investigadorespronto lograron reducir a dos sospechosos: los guardias Víctor Manuel Pedroza de 17 años y Arturo Gálvez de 25; ninguno de los dos tenía vínculos con comunistas y lo único que los incriminó fue su propio testimonio.
Pedroza dijo que Vásquez le prometió un mejor empleo si le ayudaba, y aseguró que los líderes del complot eran el teniente Arnulfo Reyes y el mayor Julio César Anleu; la tercera es la del complot del Estado Mayor:  El gobernador de Quetzaltenango, Alfonso Duarte, relató que unos meses antes del crimen recibió la visita de un periodista que le contó que tres personas,   habían llegado a su redacción para asegurarle que existía un plan para matar a Castillo Armas, por parte de altos militares y la cuarta hipótesis: venganza del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo
Las versiones divulgadas indican que el carro donde viajaban los asesinos de Castillo Armas, estaba a nombre de Carlos Gacel, un cubano que era agente de la Dirección General de Seguridad de Guatemala, pero que también servía como espía para el gobierno dominicano. Cuando lo capturaron aseguró que le habían robado el carro esa misma mañana, pero cuando se sintió acorralado delató a un colega dominicano que vivía en Guatemala: Johnny Abbes García, quien era un conocido pistolero al servicio del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Trinidad Oliva negó tener relación con los crímenes y un juez le dejó en libertad, pero el Ministerio Público consiguió una nueva orden de captura que ya no pudo utilizar por el derrocamiento del gobierno interino.
El libro de Raful se plantea como una deliciosa y apasionante lectura de hechos que han pasado, pero que por alguna razón siguen gravitando y atrayendo, cual moscas al plato de miel, a los lectores. El libro atrapa por la validez de su enfoque, la personalidad de los involucrados y el atractivo persistente que tiene la historia para cada ser humano.
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2 comentarios:

  1. En internet aparece, bajo el algo peyorativo título de "Bananeras", un artículo del escritor Vargas Llosa, inspirado por la lectura de un libro, que comienza recogiendo la singularidad de Da. Gloria Bolaños, ubicua anti-comunista, ya sea en Guatemala, en Ciudad Trujillo o en Miami, ciudad esta última donde la encontramos como invitada y conocida de "Radio Mambí" (cfr. YouTube). Se titula dicho libro "La rapsodia del crimen. Trujillo vs Castillo Armas" (Grijalbo), obra del guatemalteco Tony Raful. Es un libro fas-ci-nan-te, una joya para quienes vivimos la "Era de Trujillo" en la capital dominicana. Por alguna razón no es fácil de encontrar en Europa pero puede adquirirse como e-Book en Amazon a un precio razonable. Recuerdo del año 1954 que La Voz Dominicana, la radio portavoz del "Benefactor y Padre de la Patria Nueva", intercalaba constantemente en sus emisiones radiofónicas mensajes en clave dirigidos a los conjurados de Castillo Armas, que buscaban derrocar a Jacobo Arbenz. Esos mensajes, repetidos una y otra vez con distintos y enigmáticos contenidos comenzaban siempre con el anuncio "Atención Guatemala, atención Guatemala". Los leían grandilocuentes locutores de brillante dicción (tal vez los mismos que nos retransmitían las novelas de misterio con detectives americanos). La ingerencia de Trujillo en el País centroamericano no fué, como se vé, nada que pretendiese ocultar. Al contrario. Con aquellos mensajes de "Atención Guatemala" hacía públicos su intervención y apoyo a los rebeldes y las exhibía ominosamente ante todo el pueblo dominicano, tal vez como mestra de su poder "global". O tal vez, puesto que incluían frases de aliento a una insurrección supuestamente numerosa, para aparentar ante el mundo una magnitud de rebelión que no existía. Entre mensaje y mensaje, Lola Flores, en un disco de Paco Escribano (el culto conocedor de las tonadillas españolas, simpático y graciosamente amanerado, parece haber sido otra posible víctima de Trujillo por emitir opiniones inconvenientes) cantaba aquello de "doce cascabeles lleva mi caballo por la carretera...". Corría el año 1954, fresca aún la exitosa visita a Francisco Franco en España y aún por llegar el atentado de Venezuela que casi causaría un bombardeo de Ciudad Trujillo por los bimotores a chorro "Canberra" que, años antes, habían pasado por la capital, con una gran exhibición aérea de los pilotos británicos sobre el aeropuerto que entonces se hallaba en plena capital, cerca de donde hasta hace muy poco estaba la "Curaçao Trading Co.", para ser vendidos (o "contrabandeados" a Israel), pero que, de una u otra forma, terminaron en Caracas. Tal vez lo más triste de esta historia es la posibilidad de que Johnny Abbes, un psicópata asesino, permanezca en vida. Aún lo recuerdo en los pasillos del Hotel Embajador, de pistola y uniforme, rodeado por sus manos. Ese hombre, que según dice se entretenía de niño en dejar ciegas a las gallinas sacándoles los ojos con un cortaplumas, nos miraba con arrogancia desafiante, henchido de poder en la gran posada trujillista de la Avenida Sarasota. Más que cirugía estética merecía ser juzgado, por sus horribles asesinatos, como criminal de guerra. Es impensable que un hombre enfermo mentalmente, sin empatía por nadie, todo frialdad, sintiese afecto alguno que pudiera haberle empujado a ayudar a Gloria Bolaños Pons a escapar de Guatemala tras el atentado que terminó con Castillo Armas. Tal vez pensaba utilizarla como chivo expiatorio, acusándola del magnicidio. J.G.A.

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  2. No quise decir "manos" sino "matones". Asesinos como él. J.G.A.

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