Tras 36 años de búsqueda, Estela de Carlotto pudo encontrarse con Guido
Él se sometió de forma voluntaria a las pruebas de ADN
FRANCISCO PEREGIL Buenos Aires 5 AGO 2014 - 21:38 CEST
Dictadura militar
Esta es una de las grandes noticias del año en Argentina, una de esas que a todo el mundo le gusta anunciar: Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, ha encontrado a su nieto Guido, secuestrado durante la dictadura militar (1976-1983), después de buscarlo durante casi cuatro décadas. De Carlotto tiene 83 años y el nieto 36. Laura, la hija de Estela y madre de Guido, habría cumplido ya 60 si no la hubiesen asesinado a los 24.
Estela de Carlotto era maestra cuando le mataron a Laura. Laura y su compañero pertenecían a la organización guerrillera de Los Montoneros. De Carlotto sabía que Laura estaba embarazada cuando la detuvieron. Varios testigos le dijeron que había dado a luz a un niño estando esposada. Y que Laura le había puesto Guido, el nombre de su abuelo. De Carlotto lo comenzó a buscar a su nieto por todas partes. Nunca se le oyó una palabra de odio ni de venganza. Solo pedía justicia. Se convirtió en un referente mundial en la defensa de los derechos humanos. Fueron muriendo muchas de sus amigas y compañeras de lucha. Y ella siguió buscando. Hasta que apareció el nieto 114 y resultó que era el suyo. Es músico y vive en la localidad bonaerense de Olavarría. Las pruebas determinaron que existe un 99% de posibilidades de que sea el nieto de Estela de Carlotto.
Ninguna de esas 114 historias fueron fáciles. Pero la del nieto de la presidenta es especialmente simbólica. De Carlotto explicó este martes las enormes dudas a las que se enfrentan los nietos que acuden a su asociación. “Las familias con las que se criaron”, explicó De Carlotto, “pueden decirles: ‘Ahora me vas a denunciar, si yo te crié’. Y ellos esperan a menudo a que esas familias mueran. El problema es que a veces es demasiado tarde, porque sus abuelas han muerto también”.
La dictadura llevaba dos años de existencia cuando el 26 de junio de 1978 nació Guido de Carlotto en el Hospital Militar de Buenos Aires. A su madre apenas le dejaron estar cinco horas con él. Se encontraba detenida en el centro clandestino La Cacha, en la localidad bonaerense de La Plata. Laura era uno de los cuatro hijos de Estela de Carlotto. Y había sido secuestrada junto a su compañero a los 23 años, en noviembre de 1977, cuando cumplía dos meses y medio de embarazo.
No quería morirme sin abrazarlo. Ya tengo mis 14 nietos conmigo. La silla vacía está con él. Los retratos vacíos que nos estaban esperando van a estar con élEstela de Carlotto
A Laura la mataron dos meses después. Y su cuerpo fue entregado a su madre. Pero del nieto nunca se supo hasta este martes en que la jueza María Servini de Cubría, encargada de investigar la causa de varias desapariciones, se lo pudo anunciar a De Carlotto. “Fue muy emocionante”, afirmó Servini de Cubría en el canal CN23. “Nos emocionó no solo a mí, sino a la gente que trabaja conmigo. Estela reaccionó llorando, temblando, contentísima. Porque nunca esperó la noticia que le dábamos. Yo le di la noticia en forma personal. Le dije: ‘Estela, hemos encontrado a un niño más’. Y cuando le dije que era Guido, imagínese cómo se puso”.
Guido de Carlotto se llamó hasta hoy Ignacio Hurban, el nombre que le dieron sus padres adoptivos, conocidos en el lenguaje de las Abuelas de Mayo, como "apropiadores". Hurban se crió en Olavarría, municipio situado a 308 kilómetros al sur de Buenos Aires. De adolescente se marchó a la capital argentina para estudiar música y volvió a Olavarría donde dirige una escuela de música. Toda esa información aparece en su página de Internet, www.ignaciohurban.com. Le gusta el jazz y el tango y llegó a participar en el ciclo Música por la Identidad, que organizan las Abuelas de Plaza de Mayo. Pero hasta el martes siempre fue Ignacio Hurban. A partir de ahora tendrá que convivir con el nombre de Guido de Carlotto. Y con la fama.
“Yo no persigo más que justicia, verdad”, dijo Estela de Carlotto en conferencia de prensa pronunciada el martes por la tarde, cuando solo había visto al nieto en fotos. “Ya tengo mis 14 nietos conmigo. La silla vacía está con él. Los retratos vacíos que nos estaban esperando van a estar con él. Ya lo he podido ver [en fotos], es hermoso. Es un artista, es un chico bueno. Y nos buscó. Vino a Abuelas en julio, fue recibido y escuchado”.
“Cuando lo vea”, continuó De Carlotto, “creo que nada le voy a decir. Lo voy a abrazar. Quiero tocarlo, quiero ver si es como lo soñamos. Yo lo vi en fotos y sí, se parece a nosotros. A él le dijeron que se parecía a los Carlotto, a mí. O sea, que no le habrá asombrado la noticia que se le dio. Cuando le dijeron ‘sos el nieto de Estela’, encajó en su lugar esa pieza que no entendía él por qué no cerraba. La historia completa no la sabemos todavía, aunque sabemos quién lo entregó y quién lo crío, quizás inocentemente. La vamos a armar. Tenemos mucha información, pero vamos a ser cautelosos, porque esto es muy fuerte para una persona, aunque lo espere".
De Carlotto prefirió no enseñar la foto de su nieto, para esperar a que él vaya asimilando todo el proceso. De momento, el nieto se comunicó solo con Claudia, una de los cuatro hijos de De Carlotto. “Yo aún no lo escuché todavía. Y le dijo que estaba muy bien y muy feliz y que ya pronto nos vamos a ver. Él sabe que lo estamos esperando toda la familia”.
La presidenta de las Abuelas añadió: “Esto no es para los que todavía pretenden que olvidemos, que demos una vuelta a la página como si nada hubiera pasado. Y como falta mucho hay que seguir buscando a los que faltan porque otras abuelas quieren seguir sintiendo lo que siento yo hoy. Porque lo que yo quería era no morirme sin abrazarlo. Y lo voy a poder abrazar”.
Claudia, hija de De Carloto, explicó lo que habló con su sobrino Guido: "Nos pidió que le diéramos un tiempo para hablar con su esposa y hacer un proceso."
Cada vez que a De Carlotto le preguntaban qué pasaría si no encontraba a su nieto decía que ya había merecido la pena con todos los nietos que se habían recuperado hasta ahora. Pero este martes, Kibo Carlotto, hijo menor de Estela de Carlotto, y hermano de la difunta Laura, lo confirmó en televisión: “Hemos encontrado a mi sobrino después de 35 años. Se presentó voluntariamente a hacerse la prueba de ADN”.
“Me llamó Cristina [Fernández, la presidenta del país], llorando. Me preguntó si era cierto. Y le dije que sí. Lloramos juntas, no sabíamos qué decir (…) No hay ningún medio, por más que no nos quieran mucho, que no diga que esto es un triunfo de los argentinos”.
El 26 de junio de 2011, Estela de Carlotto escribió dos párrafos en el diario Página 12 y los tituló “A mi querido nieto Guido”. Decían así:
Hoy cumples 33 años. La edad de Cristo como decían, “decimos”, las viejas. Con esta inspiración pienso en los Herodes que “te mataron” en el momento de nacer al borrar tu nombre, tu historia, tus padres. Laura (María), tu madre, estará llorando en este día tu crucifixión y desde una estrella esperará tu resurrección a la verdadera vida, con tu real identidad, recuperando tu libertad, rompiendo las rejas que te oprimen”.Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo. Espero ese día con la certeza de mis convicciones sabiendo que además de mi felicidad por el encuentro tus padres, Laura y Chiquito y tu abuelo Guido desde el cielo, nos apretarán en el abrazo que no nos separará jamás.
Hoy en día, la Asociación de las Abuelas de Plaza de Mayo tiene 85 sedes en Argentina y 150 empleados. Sigue sumando nietos recuperados. Y aún quedan unas 400 denuncias por resolver.
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