Luis Manuel Pelllerano Amiama, in memorian.

La noticia, inesperada por demás, sorprendió a todos; y este es el momento (en el que nos resistimos a aceptar la dura realidad de su partida definitiva), y cuando nos disponemos a depositar sus restos mortales a la madre tierra, para abonar con ellos el surco de la Patria que amó y por la que durante varios decenios luchó con el fin de que todos los dominicanos pudieran disfrutar de un régimen de libertades públicas, como lo soñaron sus tíos, Luis y Fernando Amiama Tió junto con todos los demás legionarios de la epopeya histórica del 30 de mayo de 1961. Luis Manuel Pellerano Amiama, nuestro querido e inolvidable Chiqui, representó en vida un fuerte pilar para la Fundación de Héroes del 30 de Mayo así como para la Federación de Fundaciones Patrióticas y el Museo Memorial de la Resistencia. Compartió sabia y equitativamente sus deberes como empresario y como jefe de familia con las organizaciones patrióticas que emergieron después de liquidada la tiranía trujillista para educar y orientar a las nuevas generaciones y, de esa manera, predicando con el ejemplo, evitar que el pueblo dominicano nueva vez pudiera padecer un sistema tan degradante como la dictadura de Trujillo. Chiqui fue uno de los activistas más conspicuos para enaltecer y mantener viva en la población la memoria de los héroes y mártires de la libertad que sacrificaron hasta sus propias vidas, y en muchos casos las vidas de sus familiares, para defender los valores democráticos y el derecho de todo un pueblo a vivir con dignidad en pleno disfrute de los derechos fundamentales del ser humano. Durante muchos años sus oficinas fueron sede de las reuniones de la Fundación y en no pocas ocasiones esas reuniones también tuvieron lugar en su propia residencia, cuyas puertas, junto con su amada Maritza, siempre mantuvo generosa y hospitalariamente abiertas para todos los que formamos parte de esta institución. En varias ocasiones fue Presidente de la Fundación Héroes del 30 de Mayo y se encargó de organizar con especial fervor y entusiasmo los actos conmemorativos del 25 aniversario de la erradicación de la dictadura. Como sobrino del héroe nacional Luis amiama Tió, asumió el compromiso de defender los ideales por los que su tío Luisito (como siempre le llamaba) luchó con admirable valentía hasta el punto de enfrentar directamente al propio tirano formando parte del glorioso complot del 30 de Mayo. Por su vinculación familiar con Luis Amiama Tió, Chiqui, entonces muy joven, sufrió los rigores de la cárcel junto a su tío Fernando (Marullo) y a otros parientes y relacionados de los ajusticiadores de Trujillo. Sin embargo, siempre mostró una actitud positiva, de esperanza, y nunca pensó en pasarle factura a la sociedad por las desventuras padecidas por su familia. Fue un valioso y solidario amigo, equilibrado consejero, en algunas ocasiones voluntario mediador para resolver malentendidos, de gran sensibilidad social y patriótica, de firmes principios morales y de hondo sentido humano. Esas virtudes lo llevaron a compenetrarse profunda y sinceramente con los descendientes de los compañeros de la gesta de su tío héroe, estrechando brechas generacionales hasta el punto de convertirse en invaluable soporte moral y, más que un amigo, en un familiar casi consanguíneo de todos los que de una u otra forma estamos vinculados con los hombres y mujeres del 30 de Mayo. A lo largo de las décadas transcurridas tras el tiranicidio, fue constante en la defensa de la democracia, siendo evidente en las reuniones periódicas que celebrábamos su afán de lucha contra cualquier elemento antidemocrático tendente a subvertir o desestabilizar el orden constitucional. Hombre de ideas claras y de intachable trayectoria, participó responsablemente en diversos paneles y debates en diferentes escenarios, siempre que fue menester defender la democracia que tanto sacrificio ha costado al pueblo dominicano. Donde quiera que se le requiriese para hablar de las repercusiones del ajusticiamiento del tirano en el desarrollo social y económico de nuestro país y de los atributos de vivir al amparo de las libertades públicas, allí acudía Chiqui Pellerano, con la esperanza de que con su prédica contribuiría a orientar a las jóvenes generaciones. Rindió tributo permanente a los hombres y mujeres que lucharon por la libertad y a los que cayeron por la causa, muy especialmente a los hombres y mujeres del 30 de Mayo. Respetuoso, consagrado a su familia, disciplinado, fiel a sus principios de lucha por la libertad de la patria, hombre de bien, como pocos, los dominicanos han perdido, con su inesperada partida, a un auténtico defensor de su dignidad como nación. Querido Chiqui, sería injusto afirmar que te extrañaremos. Apenas hace un día que entregaste tu alma al Todopoderoso, y ya te extrañamos, por todo lo que en vida representaste y por tu inestimable labor tanto en el sector privado, como por tu permanente entrega a la causa de nuestra Fundación Héroes del 30 de Mayo. Siempre estarás presente en nuestras reuniones y el recuerdo constante de tus sabios consejos y opiniones nos iluminará para tomar las decisiones más convenientes. Tu ejemplo prevalecerá en todos los que te quisimos y tuvimos el privilegio de tratarte... ¡Descansa en paz! 5 de agosto del 2014 Texto leído por Mayra Báez de Jiménez FUNDACION HEROES DEL 30 DE MAYO Promocionar publicación