El lunes 7 de julio de esta semana se cumplieron 53 años del ataque, incendio y destrucción de Radio Caribe –que estaba detrás del local del Partido Dominicano, del tirano Trujillo, que es hoy el local del Ministerio de Cultura-, por un gentío de procedencia diversa, aunque muchos de los que entonces eran jóvenes antitrujillistas están convencidos de que todos los atacantes e incendiarios marcharon desde el parque Colón luego de la inauguración de la sede central del PRD, en El Conde No. 5 (altos), para esa vez al lado del Consulado de los Estados Unidos.
Aquella acción inesperada poco después del mediodía del viernes 7 de julio, a un mes y 7 días del ajusticiamiento del tirano Trujillo –aún funcionaba la cárcel de torturas La 40, y Ramfis Trujillo, hijo menor del tirano, era “El Pato” porque jefeaba en conjunto la Aviación Militar, la Marina de Guerra y el Ejército; aire, mar y tierra- dejó perplejos a los ciudadanos de la capital y de otros núcleos urbanos importantes.
La multitud procedía tanto de la actividad inaugural perredeísta como del local del Movimiento Popular Dominicano (MPD), ubicado para julio de 1961 en la calle Emilio PrudHomme, casi esquina avenida Mella, frente al edificio del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo.
En coordinación con los diarios El Caribe –donde se publicaba la leída y temida columna Foro Público- y la Nación, y el famoso e influyente Palacio Radio Televisor La Voz Dominica –que incluía el canal 4 y una estación de radio-, dirigido por Petán Trujillo, hermano del tirano, los radioyentes asistieron al imperio del “terror mediático”
Aunque los indicios e informes indican que Ramfis había estimulado de alguna manera aquellas movilizaciones para destruir la potente radiodifusora, la inmensa mayoría de los jóvenes accionantes eran fervorosos antitrujillistas, pero bajo la influencia de miembros del Comité de la Juventud del Partido Dominicano y de las “Brigadas Sociales” (?) del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Ni aquellos ni estos ni el hijo del tirano estaban en capacidad de deducir que las llamaradas y humareda que por varias horas vieron los capitalinos trazarían la raya del fin del miedo que por 31 años había impuesto la autodenominada Era de Trujillo, a la que prefiero llamar Era de la Tiranía de Trujillo.
Radio Caribe sólo funcionó un año, menos 16 días, por cuanto había sido inaugurada a media mañana del sábado 23 de julio del 1960 con una potencia en onda larga de 50 kilos – igual que Radio Swan, bajo el control de la CIA-, programaciones en 5 idiomas –español, inglés, francés, italiano y alemán- y un dialecto –creolle haitiano-, siete emisoras repetidoras a nivel nacional y un staff de más de 100 locutores, periodistas, programadores, productores, músicos, cantantes, técnicos, etc., bajo el lema cierto de “La Voz Antillana que le da la vuelta al mundo”.
Radio Caribe surgió bajo la apariencia de una empresa no oficial para neutralizar los efectos de los ataques de exiliados antitrujillistas a través de Radio Swan y radiodifusoras de Venezuela, Puerto Rico y otros lugares cercanos, confrontar internacionalmente a quienes proponían sanciones políticas y económicas al régimen trujillista por intentar asesinar mediante una poderosa bomba al Presidente venezolano Rómulo Bethancourt –quien resultó con graves quemaduras- el 24 de junio del 1960; contrarrestar a lo interno el accionar antitrujillista de la Iglesia Católica desacreditando a sus religiosos y al creciente movimiento juvenil antitrujillista, al tiempo que se desarrollaba una programación con incidencia en lo cultural y musical.
En coordinación con los diarios El Caribe –donde se publicaba la leída y temida columna Foro Público- y la Nación, y el famoso e influyente Palacio Radio Televisor La Voz Dominica –que incluía el canal 4 y una estación de radio-, dirigido por Petán Trujillo, hermano del tirano, los radioyentes asistieron al imperio del “terror mediático”.
Radio Caribe captó un público cautivo y tuvo de As de la locución y los comentarios a Santiago Lamela Geler, de 33 años de edad, cuya especialidad consistió en atacar y “desnudar” “a los ensotanados”, y muy particularmente a los obispos de la Conferencia del Episcopado que habían emitido en enero del 1960 una Carta Pastoral en la que se criticaba al régimen y se reclamaba el cese de persecuciones, apresamientos y condenas a los resistentes políticos.
En nuestra obra Radio Caribe en la Era de Trujillo, de 334 páginas, detallamos los perfiles evidentes y ocultos de aquel proyecto radial y de cuáles modos desarrolló e impuso sus objetivos, y el alto grado de diatribas contra la Iglesia Católica, los obispos y sacerdotes.
Lamela Geler tenía un segmento diario de comentarios titulado Il Nostro Obsservatore, No Romano, Sino Dominicano, en el que, gozoso, decía de los obispos y sacerdotes que eran violadores sexuales, borrachones, asquerosos, rastreros, gángsteres, forajidos, bandidos, ladrones, cuatreros, drogadictos, marihuaneros, sucios, maleantes, babosos, retrógrados, anacrónicos, oscurantistas, macuteadores, secuaces de los yanquis, ignorantes, pidilones, insaciables, limosneros, recaudadores, explotadores, afrentosos, indecentes, traidores, curiches, insolentes, viles, terroristas, conspiradores, atrevidos…Del papa “Juan Veinte-qué-se-yo” (se refería a Juan XXIII) decía que era “curiche insolente y rastrero”; del obispo Thomás Reilly decía que era “loco, sin vergüenza, Rey de la insolencia”, “reyezuelo ensotanado”, “conocido maleante”, “bajo el efecto de los tragos”, “inescrupuloso y ebrio”, “bandolero de San Juan de la Maguana”; del obispo Francisco Panal decía que se deleitaba “con sus beatas” y que era un “bandido de campanario”.
Y para coronarlo todo propuso que dos rinocerontes del parque zoológico fueran bautizados como Obispo Panal y Obispo Reilly y de una vez anunció un concurso con atractivos premios para los radioyentes que escribieran las mejores décimas contra obispos y sacerdotes… pero fue descontinuado el 31 de mayo de 1961 al anunciarse el premio mayor del ajusticiamiento del tirano Trujillo.
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