9 de marzo de 2015 - 12:25 pm -
El 8 de enero de 1960, Don German Emilio Ornes Couscou, entonces en el exilio, publicó en el diario El Mundo de San Juan, Puerto Rico, un artículo titulado “Trujillo Vuelve a Importar Haitianos Para Abaratar la Producción de Azúcar”.
Colaboración especial del abogado Olivo Rodríguez Huertas. Fuente: http://olivorodriguez.blogspot.com.es
Si el cuco fuera realidad he aquí el mayor responsable
¨Y aunque parezcan a primera vista dos cuestiones muy distintas, las de la inmigración y la naturalización, tienen una gran afinidad, porque son los inmigrantes quienes se van a naturalizar en el mañana, y todos los que llegan al territorio dominicano y se quieran hacer ciudadanos dominicanos. Porque no nos conviene, por ejemplo, que esos haitianos que nos invaden se hagan dominicanos. Tal vez haya la necesidad de dar leyes que pongan coto a esa invasión haitiana¨ (Diputado Luis F. Mejìa. Asamblea Revisora de la Constitución de 1924).
I
1960-1970
El 8 de enero de 1960, Don German Emilio Ornes Couscou, entonces en el exilio, publicó en el diario El Mundo de San Juan, Puerto Rico, un artículo titulado “Trujillo Vuelve a Importar Haitianos Para Abaratar la Producción de Azúcar”. Así decía:
“…estos días están de regreso en la República Dominicana los hermanos e hijos de los miles de hombres, mujeres y niños que, con el terror indeleblemente marcado en sus rostros oscuros, abandonaron en penosa desbandada ese país, hace 22 años, para internarse en la tierra de sus mayores –que para muchos de ellos era ya una tierra totalmente extraña- en busca de protección contra inhumanas persecuciones (sin precedentes o paralelo en nación alguna de este Continente) que en el breve lapso de tres horrorosas noches de “afilados cuchillos” segaron la vida de alrededor de 15,000 de sus pacíficos e indefensos compatriotas. Un acuerdo firmado entre los representantes de Trujillo y Duvalier en la capital dominicana, en las postrimerías de 1959, estipula que la República Dominicana ha accedido a recibir jornaleros temporeros haitianos para ser utilizados en labores agrícolas, especialmente en la siembra y corte de la caña de azúcar”.
Es a partir de la mitad de la década en que fue escrito el artículo del extinto periodista dominicano Ornes Couscou que en la República Dominicana se convierte en una constante la afirmación de la existencia de un “éxodo masivo” de ciudadanos haitianos hacia nuestro país, calificándose ese hecho como de “una invasión pacífica” que desde entonces y sin parar se produce sobre esta parte de la isla.
En el origen mismo de esta afirmación se encuentra el Doctor Joaquin Balaguer. El 5 de diciembre de 1966, como Presidente de la República Dominicana pronunciò un extenso discurso a la Nación y entre otros aspectos hizo referencia al tema de la migraciònj irregular haitiana .
Conforme relata el periódico Listin Diario en su edición del día siguiente el líder reformista y entonces Primer Magistrado de la Naciòn dijo que “unos 300,000 haitianos han penetrado irregularmente en el país durante los últimos cinco años, debido al abandono en que se ha mantenido la frontera y a la falta de una política inmigratoria inspirada en los intereses de la República”.
A pesar de tan categórica afirmación, y en contra de lo que sería una política pública en el tema migratorio lógica y coherente con su planteamiento, el Presidente Balaguer suscribió un acuerdo con el gobierno de Haití para importar braceros haitianos para el corte de la caña, justificándolo en que los dominicanos se resisten al corte de la caña: “Bastaría que un grupo de dominicanos demuestre su decisión de dedicarse a ese oficio en la próxima zafra para que el Gobierno se abstenga de cursar cualquier solicitud encaminada a la contratación de braceros de nacionalidad extranjera”.
La referencia en este discurso a la Nacion del Presidente Joaquin Balaguer respecto del tema migratorio haitiano, ocasionò duras crìticas por los predios del edificio del Congreso Nacional, fundamentalmente por dos senadores del opositor Partido Revolucionario Dominicano, los señores Secundino Gil Morales y Pablo Rafael Casimiro Castro.
Gil Morales refutó el argumento de que el dominicano no le gusta cortar caña, señalando que el dominicano sí puede cortar la caña porque en 1962 lo demostró, señalando que en todo caso “si hay en la Republica Dominicana unos 300 mil haitianos debió utilizarse parte de ellos en la realización de las zafras azucareras del pais” (El Caribe, 21 diciembre 1966).
En 1966, el entonces presidente Jaoquín Balaguer denunciaba la supuesta “invasión haitiana”, pero al mismo tiempo contrataba a miles de haitianos para el corte de la caña de azúcar
Por su parte, Casimiro Castro acusó al Presidente Balaguer de ser “el principal agente de haitianizacion de la Repùblica Dominicana” (El Caribe, 21 diciembre 1966).
En el año 1967, un personaje de la vida pública aun activo, el Dr. Leonardo Matos Berrido, en su condición entonces de Director General de Migracion, se refiriò públicamente al problema de la “invasión pacífica de haitianos” al territorio nacional, haciendo la sugerencia de que esa situación fuera planteada en la Cumbre de Las Américas que iba a tener efecto en Punta del Este, República Oriental del Uruguay: “Ese importante evento podría ofrecer una gran oportunidad para llamar la atención de las naciones americanas sobre esta situación, que gravita sobre el destino mismo de la República Dominicana, para plantear ante ellas la política que ha venido siguiendo el actual Gobierno Constitucional para enfrentar el problema con la energía que sus recursos permiten, y para solicitar el concurso de las naciones americanas que puedan ofrecerlo y de los organismos internacionales calificados, con adecuados planteamientos sobre la naturaleza y gravedad de este problema, cuya magnitud hace impostergable su solución” (Listin Diario, 31 marzo 1967).
La prensa nacional siguió recogiendo a finales de la década de los sesenta del siglo pasado con gran despliegue el problema de la alegada “invasión haitiana” a República Dominicana.
En efecto, en las páginas del periódico El Caribe del 5 de julio de 1968, aparecía un titular que recogía declaraciones del Presidente Joaquin Balaguer del dìa anterior: “Estima Peligro el Exodo Haitianos Hacia el País”.
Conforme a la crónica periodistica, el Presidente Balaguer en una rueda de prensa improvisada en el Palacio Nacional, luego de la presentación de credenciales del nuevo Embajador de Haiti, señaló que era “un peligro para la nacionalidad dominicana el continuo éxodo de haitianos a este país…por la misma razón de que estamos en vías de llegar a una superpoblación y si se aumenta con la afluencia de haitianos, pues el problema se agrava, es natural”. Señalaba que expresaba esto “no porque seamos contrarios a Haiti ni creamos conveniente que se creen barreras entre los dos paìses, sino que es un problema de orden demográfico, un problema físico”.
Días más tarde, el mismo tema era motivo de noticia, conforme recoge el 18 de julio de 1968 el periódico El Caribe en una crónica del periodista Don Álvaro Arvelo hijo, que se hacía eco de una declaración escrita del activo senador opositor por la Provincia de La Romana, Secundino Gil Morales, diò lugar al siguiente titular: “Consideran que Repùblica Dominicana Se Encuentra Invadida por Haitianos”.
Conforme a la nota periodística, el Senador perredeista expresó que esa masiva cantidad de haitianos en el país era “por ahora pacífica”, no obstante expresar su temor de que “el éxodo haitiano que padecemos se pueda convertir en acción armada”.
Secundino Gil Morales fue aun más lejos: “En mis declaraciones dije también que creía de interés nacional levantar inmediatamente un censo de haitianos que residen en nuestro país; y que convenía aprobar un proyecto de ley sometido por nosotros a la consideración del Senado en todas las legislaturas a partir del año 1966, y el cual no se ha logrado discutir, tendiente a prohibir la importación de braceros haitianos para el corte de la caña en los centrales azucareros y a la deportación de todos los haitianos que hayan entrado de forma ilegal a nuestro territorio. Medidas dominicanas. Sencillisimas”.
Varios días después de las duras consideraciones del senador Secundino Gil Morales, el Secretario de Estado de Interior y Policía, Dr. Federico Smester, declaraba que la “existencia de millares de haitianos en el país “es un problema vital”, dando lugar al siguiente titular de la primera plana del periòdico Listin Diario: “Dicen Haitianos en País son un Problema Vital. Smester Informa se prepara Censo” (23 julio 1968).
El año 1968 continuò activo! Esta vez le tocó el turno al Presidente del Consejo Nacional de Fronteras, el internacionalista Carlos Sanchez y Sanchez, quien advirtió que “si no se controla a tiempo el éxodo de haitianos, al paso de los años podría peligrar “la seguridad del Estado”; consideró que estimaba que en territorio dominicano deben de haber unos 300 mil haitianos lo que deja latente “el peligro de la minoría racial” que puede ser “la base de una quinta columna haitiana”. Advirtió que la Repùblica Dominicana “podría ser, inclusive, el blanco de criticas internacionales en el futuro por parte de Haiti que exigiría respeto por los derechos humanos a los ciudadanos de su país residentes en el nuestro” (Listin Diario, 30 agosto 1968).
Despedimos la década de los sesenta del siglo pasado con nuevas declaraciones de parte de otros miembros del Consejo Nacional de Fronteras, los señores Jose Gautier y Efrain Reyes Duluc.
En una sesión de ese Consejo del 14 de noviembre de 1969, la intervención de estos consejeros dio lugar a un titular en el periódico El Caribe del día siguiente: “Demanda Buscar Solución a Penetración de Haitianos”.
Gautier señalaba que debe “meditarse profundamente sobre el conflicto que se viene creando cuando haitianos cruzan indebidamente la frontera o arriban al paìs mediante contratos de trabajo en los ingenios azucareros, y se quedan en el territorio nacional”. Por su parte Efrain Reyes Duluc decía que “no solo están en la frontera sino que han invadido todo el país y en especial la región Este. Anteriormente los haitianos estaban en los campos, pero ahora han invadido las ciudades y están al frente hasta de negocios”.
II
1970-1979
“Sugiere Organismo Evite La “Invasión” de Haitianos”. Así titulaba El Caribe el 1 de septiembre de 1972, unas declaraciones del Dr. Francisco Rodriguez Lazala, miembro del Consejo Nacional de Fronteras, en las que sugería “la creación de una comisiòn con poderes que evite la invasión pacífica de nacionales haitianos a territorio dominicano” agregando que “ese problema que hoy lo vemos pequeño, mañana nos traerá como consecuencia las mismas mortificaciones que ocurrieron años atrás”.
Casi concluyendo el año 1972, el periódico El Caribe publicaba el 18 de diciembre un titular con declaraciones dadas por el Vice-Presidente Carlos Rafael Goico Morales, que decía: “Goico Afirma Dominicanos Son Negligentes ante Penetración”. En efecto, el Vicepresidente Goico Morales consideró como de proporciones alarmantes la entrada de haitianos al país originado en la negligencia de los dominicanos. Señaló además: “Somos generosos y practicamos la filantropía, pero la interrogante fluye a flor de labios: quid del hijo de haitiano nacido en el territorio dominicano?”.
El mes de septiembre de 1973 resultó ser, como ahora ocurre, de especial histeria.
El día 5 se efectuó en el Palacio Nacional una reunión de la Comisión Nacional de Desarrollo, en la que su Presidente Don Luis Julián Pérez denunció que “la región oriental del país está saturada de haitianos” por lo que solicitó al gobierno del que fomaba parte que “tome medidas para repatriar a los nacionales del vecino país que vienen al corte de la caña”. Sostuvo que la “afluencia de haitianos equivalía a una invasión pacífica”. (“Afirman Región Esta Saturada de Haitianos”, El Caribe, 6 septiembre 1973).
No podían quedarse atrás nuevamente del protagonismo oficial de la denuncia los miembros del activo pero infecundo Consejo Nacional de Fronteras.
Una reunión efectuada el 13 de septiembre de 1973 diò lugar a un titular aparecido en el verspertino Ultima Hora del día siguiente, bajo la firma del periodista Guarionex Rosa: “Miembro Consejo de Fronteras Reitera Hay Invasión a RD por parte de los Haitianos”. En esta crónica el periodista Rosa hace constar que habían llovido las denuncias “sobre lo que se da en llamar invasión pacífica de haitianos y algunos miembros sugirieron llevar el caso a las Naciones Unidas”.
La pólvora que desató esa encendida reunión fueron unas declaraciones del embajador haitiano de entonces Clement Vincent, así como del Director General de Migración Cesar Oliva, el primero negando la existencia de una invasión pacífica de haitianos, y el segundo señalando que la presencia de picadores de caña haitianos se ajusta al acuerdo dominico haitiano.
En la sesión del Consejo Nacional de Fronteras a la que nos referimos, el señor Jose Gautier, miembro, y el Embajador Jacobo Helu Bencosme, jefe del despacho haitiano de la Cancillería, reiteraron la existencia de una invasión pacífica de haitianos al país y que eran “habladores el embajador de Haití señor Vincent, el CEA y el director de Migración”.
El Presidente del Consejo, Lic. Carlos Sánchez y Sánchez no podía quedarse atrás y señalo que “ningún haitiano ha venido aquí para algo útil”.
Hasta la Iglesia católica recibió duras críticas en el curso de la reunión del Consejo Nacional de Fronteras del 13 de septiembre de 1973, ya que uno de sus integrantes, el señor Felipe Sosa, quien dijo que con que derechos la Iglesia católica ha patrocinado la realización de un estudio sociológico en la zona fronteriza, y “con que derecho la Iglesia católica mantiene haitianos en el lado dominicano de la frontera”.
Siendo ahora opositor a su antiguo líder el Dr. Joaquín Balaguer, el Lic. Luis Julián Pérez, apareció públicamente en escena con el tema de la migración irregular haitiana, en su condición de Presidente del Movimiento de Salvación Nacional, declarando el 8 de septiembre de 1977 que “el territorio nacional es invadido pacíficamente por grandes cantidades de haitianos que pasan las fronteras subrepticiamente o con el respaldo de las autoridades…hay unos que se dedican al comercio y son buhoneros; otros trabajan en la construcción de obras públicas o empresas privadas; algunos son billeteros y quinieleros, y un número de ellos, con sus ahorros de la última zafra, compran posesiones a dominicanos en tierras pertenecientes al Estado o a particulares, con la secuela obligada al poco tiempo de que el dominicano vendedor se convierta en peón o bracero del haitiano, acabando este último por vivir maritalmente con la hija del dominicano con quien crea una familia irregular” (Julián Afirma Haitianos Se Infiltran en el País. El Caribe, 9 septiembre 1977).
Dr. Joaquín Balaguer, ya en plena campaña en busca de su tercera reelección consecutiva, en un mitin llevado a efecto el 11 de abril de 1978, volvió a la carga con el tema como si no hubiera tenido la dirección del Estado en los tres periodos presidenciales anteriores.
Al referirse a la penetración de haitianos, el Doctor Balaguer dijo que había que ponerle freno, y que “es una advertencia que debían tener presente todos los moradores de Dajabón y la zona fronteriza”, pero que había que hacerlo “en la forma civilizada como exigen las buenas relaciones con Haití y con todos los países de América y del mundo…no queremos rozamientos con nuestros vecinos, por el contrario nuestras relaciones deben ser buenas sobre el plano de amistad, de mutuo respeto y consideración reciproca”. (Balaguer Dice en Dajabón: Que Esté Dispuesto a Ponerle Fin a la Penetración Clandestina de Haitianos”).
La década de los 70 del siglo pasado no se iría sin una despedida jocosa con el tema de la “invasión de haitianos” a República Dominicana.
El 31 de enero de 1979, el periódico El Sol traía el siguiente titular: “Cornielle considera que el mayor peligro de la presencia de haitianos en RD es que estos practican la antropofagia”.
Se refería la crónica periodística a las palabras vertidas por el Dr. Carlos Cornielle, antiguo miembro del Consejo Nacional de Fronteras, en ocasion de la puesta en circulación de su obra “Proceso Histórico Dominico-Haitiano” en la Biblioteca Nacional, entonces dirigida por el poeta Tony Raful. Dijo Cornielle que “el mayor peligro de la presencia de haitianos en el país es que estos todavía tienen en su ánimo, en su espíritu y en sus ancestros, la práctica de la antropofagia…contrario a lo que se dice, la invasión de los haitianos al país no es pacífica sino agresiva, por el vudú, a todas luces anticristiano, el fetichismo, la brujería y el dominio de la conciencia dominicana a base de superchería anticristiana y satánica”.
Y el 12 de diciembre de 1979, el Senador Víctor Gómez Bergés declaraba en el Senado de la República que “se oponía a la contratación de braceros haitianos porque en el país hay ya unos 400,000 haitianos ilegales” afirmando que eso constituìa “una invasion pacífica”. (Senador Pide Descontinúen Traída Braceros Haitianos. El Caribe, 13 diciembre de 1979).
III
1980-1990
Otro año en que la histeria por la posibilidad de la “invasión haitiana” a República Dominicana estuvo presente fue el 1980.
El día 7 de enero de ese año, el ex general Elías Wessin y Wessin, según reseña el periodista Roberto Marcallé Abreu al día siguiente en el periódico El Nacional, formuló duras criticas al Presidente Antonio Guzmán Fernández, señalando que la presencia de medio millón de haitianos en el país le quitan a los dominicanos las pocas oportunidades de empleo y alimentación que existen. Dijo, además, el entonces Presidente del Partido Quisqueyano Demócrata que “por negligencia o incapacidad de los distintos gobiernos no se cumplió con los contratos de trabajo de los nacionales extranjeros de los que dijo que especifican claramente que luego de la zafra deben volver a su país…..están dedicados a labores de albañilería, a vender quinielas, a manejar carros públicos, a prestar a rédito y a negocios de comestibles, y por esta razón no quieren cortar la caña”.
Varios días después de las declaraciones del ex general Wessin y Wessin, el 14 de enero de 1980, Don Negro Veras escribía un artículo titulado “Invasión pacífica de haitianos”, en el Periódico El Nacional, donde decía:
“Los racistas y antihaitianos se sirven del antihaitianismo conforme convenga a sus intereses. Asi, por ejemplo, cuando venden los haitianos como exclavos para cortar la caña, o para trabajar en fincas de arroz, los antihaitianos no dicen nada, se mantienen en silencio. Pero cuando los haitianos protestan por los abusos que se comenten contra ellos, o cuando la opinión pública nacional e internacional denuncia la vida amarga que viven los haitianos en la República Dominicana, entonces los ideólogos del racismo y el antihaitianismo se alarman diciendo “los haitianos están invadiendo la República Dominicana”, “los haitianos están haciendo una invasiòn pacìfica”.
No puede olvidarse que en mi anterior entrega sobre este tema en mi blog, en el que reseño un debate sobre el problema migratorio haitiano que tuvo lugar en el año 1979, entre los hoy magistrados del Tribunal Constitucional dominicano, los Doctores Víctor Gómez Bergés y Milton Ray Guevara, , un “patriota a toda prueba” como Don Víctor Gómez Bergés, utilizaba la expresión utilizada por Don Negro Veras en su artículo respecto de la compra de braceros: “No se justifica que a esta altura del siglo veinte en donde la defensa de los derechos humanos y la dignidad del individuo constituyen prerrogativas inherentes en los foros internacionales y ardientemente defendidas por la conciencia universal, estemos todavía comprando trabajadores a Haití para realizar faenas agrícolas en la República Dominicana”.
El tema del éxodo o invasión por parte de braceros haitianos a nuestro país continúa presente el resto del año 1980, veamos:
1) el 22 de abril de 1980, el embajador haitiano Fritz Cineas negaba que se estuviera produciendo un éxodo de picadores haitianos en los ingegios estatales (Embajador Cinéas Niega Éxodo Braceros Haitianos. Listin Diario, 23 abril 1980);
2) el senador perredeísta por La Romana Dr. Radhamés Rodríguez Gómez dijo que la invasión pacífica de haitianos constituía un gravísimo problema para el país y que “hay que detenerla definitivamente cueste lo que cueste…no soy partidario de que se haga un corte como hizo Trujillo en el año 1937, que mató 7 mil haitianos. No estoy de acuerdo con que se mate uno solo, pero sí que se recojan y lo manden para Haití” (Senador Cree Grave Problema Invasión Pacifica Haitianos. La Noticia, 10 mayo 1980);
3) el mayor general Rafael Valdez Hilario, en su condición de Presidente del Consejo Nacional de Frontera, expresó en Elías Piña que a ese órgano le preocupaba la inmigración de haitianos, pero que ese problema se resuelve “únicamente mejorando el nivel de vida…Quien detiene el hambre”. En la misma reunión, la senadora por la Provincia Dajabón, Haidee de Carrasco, dijo que en la frontera residen tantos haitianos que ya no se sabe realmente quién es haitiano y quién es dominicano…Los haitianos nos están invadiendo pacíficamente. En Dajabón estamos llenos de haitianos; y la situacion es tal que hasta en Santo Domingo se encuentran trabajando en el concho, de paleteros o en bombas gasolineras………los haitianos saben que son negros y que provienen de África, pero los dominicanos sabemos que somos descendientes de España y, sin embargo, rechazamos a España” (Valdez Hilario atribuye al hambre la inmigración de haitianos; reclama la ejecución de planes de desarrollo en la frontera. El Nacional, 11 agosto 1980); y
4) el 18 de septiembre de 1980, el periodista Don Francisco Alvarez Castellanos, que cubría en ese entonces la fuente del Congreso Nacional para el periódico Listín Diario, se hacía eco de las expresiones alarmantes por la presencia de miles de haitianos en el territorio nacional que no solo desplazaban de los trabajos a los dominicanos sino que además “raptan, violan y roban” a decir del entonces diputado reformista Manuel Casado Diaz. De la “verdadera oleada de inmigrantes” se quejaba igualmente el diputado perredeísta por Valverde, Dr. Herminio Pichardo De León, El reformista por Espaillat, Dr. Silverio López señalaba que lo que se está produciendo es “una verdadera invasión pacífica de imprevisibles resultados” expresando además que “al paso de los haitianos han aumentado las enfermedades venéreas en la zona. Es necesario que tomemos esto en serio”. La diputada perredeísta Sofía Leonor Sánchez Baret abogó porque la Cámara de Diputados estudie a fondo las denuncias y tuvo palabras de críticas para un eminente jurista que constantemente sale al paso de lo que se dice contra los haitianos, y que entiende que repatriar a los inmigrantes a su país de origen es una violación de los derechos humanos (Diputados se Alarman Del Éxodo de Haitianos. Listín Diario, 18 septiembre 1980).
El tiempo pasa, y ya en plena campaña presidencial de 1986 del “vuelve y vuelve”, el candidato del Partido Reformista Social Cristiano, Dr. Joaquin Balaguer, se adelantaba a decirle a la nación en Mao, Valverde, queera necesario traer braceros haitianos familiarizados con el corte de la caña, porque sino la situación del CEA se tornaría critica (JB Estima Necesario Traer Braceros Haití. El Caribe, 6 de marzo de 1986).
IV
1990-1997
Cinco años después, en agosto de 1991, el Listin Diario traía el siguiente titular: Balaguer advierte problema haitianos en país”.
Conforme a la nota del periodista Domingo Saint Hilaire, el presidente Joaquin Balaguer advirtió ayer que la presencia de los haitianos es un problema fundamental que no puede descuidar este ni otro gobierno que tenga conciencia nacionalista. Recalcó el interes de mantener el país “independiente, con sus rasgos propios, que pueda colaborar con las demas naciones, inclusive con el propio Haití, y que no comprometa su futuro, su personalidad, como nacion independiente, como nacion iberoamericana”.
Ya en el primer gobierno del Doctor Leonel Fernández, el vocero reformista en la Cámara de Diputados Luis Emilio Reyes Ozuna, decía lo mismo que su líder el Dr. Joaquín Balaguer había dicho 29 años atrás, de que había que parar el éxodo de haitianos, agregando esta vez que “a cualquier precio”.
Entonces insinuaba el vocero reformista en la Cámara Baja una falta de firmeza del Presidente Fernández Reyna: “todas las fuerzas sociales del país estarían en la mejor disposición de solidarizarse con una actitud firme del gobierno que encabeza el Presidente Leonel Fernández Reyna para frenar la migración ilegal de haitianos, no importa las críticas que puedan hacer al país algunos organismos internacionales” (Vocero del PRSC Dice hay que parar el éxodo haitianos a cualquier precio. El Siglo 7 febrero 1997).
V
Consideraciones Finales
En los últimos tiempos recibo en mi what´s app, en mi correo electrónico, en mi cuenta de Facebook mensajes que ponen como referencia de un Presidente defensor de la nacionalidad dominicana frente al “peligro de la invasión haitiano”, el Doctor Joaquin Balaguer. Creo que el contenido de este relato es suficientemente expresivo de todo lo contrario. De que a él corresponde la mayor cuota de responsabilidad de lo que hoy constituye el más difícil desafío que enfrenta nuestra nación.
Un gobernante, que con plena conciencia del tema asume el mando en 1966 criticando la ausencia de una política migratoria estatal como causante del éxodo de haitianos a República Dominicana, transcurren sus doce años de gobierno de 1966 a 1978, en medio de denuncias permanentes de funcionarios de su propio gobierno de los grandes desafíos para el país en materia migratoria, y el resultado es que no hizo absolutamente nada respecto de lo que criticaba en su discurso del 5 de diciembre de 1966.
A esto se agrava, que como dijera el Dr. Milton Ray Guevara, al responder las imputaciones del Dr. Víctor Gómez Bergés a Don Antonio Guzmán Fernández en 1979, los recursos del boom azucarero no fueron utilizados para el bien del país en este tema, pues sencillamente lo que mandaba el interés nacional no se cumplió, que era la mecanización del corte de la caña, que fue durante mucho tiempo la razón de la corriente migratoria haitiana a República Dominicana.
Esto resulta aún más dramático porque cuando el Dr. Joaquín Balaguer se acerca nuevamente al poder en 1986, antes de las elecciones comenzaba a justificar la necesidad de importar nuevamente braceros haitianos para el corte de la caña, y todavía en 1991 seguía jugando con la ignorancia y la falta de memoria del pueblo dominicano señalando que la presencia numerosa de haitianos que su omisión gubernativa había propiciado era un problema fundamental para la República Dominicana.
Esos personajes de nuestra vida pública, algunos incluso funcionarios y/o aliados de la presente Administración de Gobierno, que hoy evocan con añoranza a ese líder –Balaguer- que supuestamente era un verdadero defensor de la patria en contra de la invasión haitiana y a favor de los valores de la dominicanidad deberían hacer una pausa y estudiar un poco de historia.
Una cosa es denunciar la “invasión” de haitianos y la “amenaza” a nuestra nacionalidad y otra muy distinta es hacer algo para buscar soluciones. El uso del tema haitiano siempre ha dado beneficios políticos y por eso resulta más rentable denunciar que hacer. Por Balaguer no haber hecho absolutamente nada para enfrentar la migración haitiana durante los veintidós años que tuvo en el poder desde 1966 –más bien propició como política de Estado la entrada de decenas de miles de haitianos al país- es en gran medida por la que tenemos el grave problema que hoy vive la nación.
Resulta irónico que sea al presidente Danilo Medina, el único Jefe de Estado de la República Dominicana que ha emprendido acciones firmes y bien encaminadas para enfrentar esta problemática, al que se quiera responsabilizar de situaciones que fueron creadas y auspiciadas por otros, entre ellos los que se hacen pasar por grandes patriotas.
Pazo de Mariñan. Bergondo.
Provincia La Coruña. España
9 marzo 2015
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