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viernes, 6 de febrero de 2015

Colombia y el macartismo criollo


Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)


Foto: A la izquierda, Lucio “Pavor” Núñez y Ospina Pérez aplauden el anuncio de Rojas Pinilla tomando el Poder. 13. Junio.1953. Fuente: BANREPCULTURAL

Me he vuelto a encontrar con uno de los excelentes libros que Silvia Galvis y Alberto Donadío han dejado como herencia intelectual a la memoria histórica de los colombianos: El muy documentado y argumentado libro sobre el general Rojas Pinilla (1) el último de los 4 dictadores anticomunistas conservadores del rosario Mariano-Laureano-Urdaneta- Rojas Pinilla, iniciado en 1946 con el ascenso de Mariano Ospina Pérez y concluido 11 años después en 1957, con la caída del generalísimo Rojas Pinilla.

Y lo he hecho a tres bandas. Leyendo simultáneamente la biografía de Rojas Pinilla (2) escrita por Jorge Serpa Erazo, mi compañero de secundaria en el Colegio de Ramírez y de quien perdí el rastro desde cuando ingresó a la escuela naval de Cartagena; biografía bastante bien contextualizada con los más importantes sucesos políticos de la cúpula colombiana durante el siglo xx, matizada con algunas importantes declaraciones de militares participantes aún vivos como Valencia Tovar, quienes al hablar de la Violencia ocultan deliberadamente la grande y feroz operación militar y los bombardeos con Napalm sobre Cunday y Villarica, lo que lamentablemente no aparece en todo el libro. Leyendo también la apología de su padre, escrita por Maria Eugenia Rojas (3)

Digo que el libro de Silvia Galvis es un aporte a la memoria histórica de los colombianos, porque además de mostrar las características de la personalidad del general bastante conocidas por los colombianos, como su mojigatería, su sectarismo conservador y su avaricia hasta la sordidez; sus extraños estudios universitarios de ingeniaría en los Estados Unidos luego utilizados en Colombia para la construcción de unos “carreteables de herradura” en la provincia de Vélez, donde se posesionó de 200 hectáreas baldías en Landázuri; su reingreso al ejército y su viaje y permanencia de 10 meses en el III Reich Alemán para comprarle al ejército Nazi una fábrica de municiones con destino al ejército colombiano y, la utilización de esas herramientas militares para uso privado en el aserrío de aquella finca, así como su trabajo como director de la aeronáutica civil del Ministerio de Guerra; Silvia sabe llevar al lector directamente a la esencia del personaje: su participación en la Violencia liberal-conservadora de mediados del siglo xx en Colombia, y la utilización de esta violencia política ejercida desde el Poder hasta llegar a la cúpula del Poder político y militar colombiano.

Es a partir del capítulo 12 donde Silvia Galvis utiliza todos sus recursos investigativos para ir documentando minuciosamente, incluso consultando y citando documentos de la embajada de los Estados Unidos, las principales actividades amañadas y astutas del general en su ascenso al Poder, hasta ganarse el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y convertirse en uno de los 4 dictadores anticomunistas del partido conservador (1946-1947) que continuó implementando durante sus 4 años gobierno el gran Plan estadounidense de la guerra fría de “Defensa Continental” contra el comunismo.  

Su participación en la brigada militar de Cali y los hechos que rodearon el estallido del 9 de abril de 1948 en esa ciudad; la matanza de la casa liberal en Cali y su estrecha relación política y militar con los paramilitares de aquella época, especialmente con el “Cóndor” León María Lozano y el capitán de la policía Telmo Acevedo Ardila; su amistad con el dictador Ospina Pérez y rivalidad con el dictador Laureano Gómez, su viaje a Estados Unidos durante 16 meses, enviado por el dictador Urdaneta a la Junta Interamericana de Defensa y luego, sus varios viajes “tácticos” a Tokio y Corea a visitar en las trincheras a los militares colombianos del “batallón Colombia”, su relación con los militares anticomunistas llamados “los coreanos”, quienes luego una vez en el Poder le prestarían un invaluable servicio por ejemplo en los sucesos de la matanza estudiantil de junio de 1954 y en 1955, en la guerra aérea con Napalm (fabricado en Colombia por los asesores estadounidenses) y de tierra arrasada sobre lo que el general anticomunista Navas Pardo llamó el “eje comunista Cunday-Villarica-Berlín” y años más tarde, por obra de la imaginación de los hijos de Laureano, se convertiría en las repúblicas comunistas independientes del sur del Tolima y del Huila.

El Golpe de Estado de junio del 53 o “golpe de opinión” como lo llamó el partido liberal, la censura de prensa y la oficina de Propaganda del Estado (ODIPE) y la buena imagen del jefe supremo, su amistad inicial con monseñor Crisanto Luque, el congreso de bolsillo o ANAC ”, la mortífera venganza a rechifla a su hija “la nena” en la plaza de toros de Bogotá, las millonarias compras de armas a los Estados Unidos, la historia del náufrago contada por García Márquez, el “detectivismo” contra sus opositores y la muerte de los guerrilleros amnistiados , la ilegalización del partido comunista colombiano y su sangrienta persecución (desarrollado en el fundamental capítulo 31 denominado “el macartismo criollo”) y en fin, toda la corrupción de su camarilla cercana que precipitaría el giro de sus protectores en Washington, e incidiría en la clase dominante colombiana para proceder a realizar su remplazo en el Poder, mediante el pacto bipartidista liberal- conservador de Sitges (1956) entre el ex dictador Laureano Gómez y el jefe liberal Lleras Camargo que dio paso al Frente Nacional, otra forma autoritaria de gobierno anticomunista de largo alcance que haría realidad la consigna del “gatopardo” de cambiarlo todo para que todo siguiera igual.

El libro de Silvia Galvis sobre Rojas Pinilla debe ser leído con despacio y atención, porque a pesar de la poca atención que le ha brindado el “establecimiento” colombiano, realmente es un libro esencial para entender un poco más el origen del actual conflicto social y armado y confirmar aún mas que, como lo hemos dicho desde siempre, este no es más que una guerra sucia anticomunista de “baja intensidad”, enmarcada en la guerra fría de los Estados Unidos.

Bibliografía:
- El Jefe Supremo Rojas Pinilla en la Violencia y el Poder. Silvia Galvis y Alberto Donadío Editorial Planeta. Bogotá.1988. 589 páginas.
- Rojas Pinilla. Una historia del Siglo XX. Jorge Serpa Erazo. Editorial Planeta. Bogotá 1999. 557 páginas.
- Rojas Pinilla mi padre. Maria Eugenia Rojas. Editorial Panamericana formas e impresos. Bogotá 2000.

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