Bernardo Vega
Con la victoria en México de Andrés Manuel López Obrador ganó la izquierda revolucionaria y perdió el conservadurismo. Pero en nuestro país, ¿quién es liberal y quién es conservador? Antes la cosa estaba clara. Bosch criticaba a los tutumpotes y defendía a los pobres, era un liberal; Viriato Fiallo atacaba a los Trujillo, era un conservador; Balaguer era conservador y anticomunista y José Francisco Peña Gómez y su partido pertenecían a la Internacional Socialista. Pero hoy día, ¿quién es más conservador entre Leonel Fernández y Danilo Medina? ¿Entre Hipólito Mejía y Luis Abinader? ¿Entre Francisco Domínguez Brito, Andrés Navarro, Gonzalo Castillo y Reinaldo Pared Pérez? ¿Es Guillermo Moreno el único de izquierda? Los actuales partidos se han desideologizado. Predominan las personalidades, no los principios.
Una de las razones por las cuales López Obrador sacó un 53% de los votos es que ofrecía sus conferencias de prensa a las seis de la mañana para que así todos los programas de noticias matutinos, los que más se oyen, tuviesen que tratar su agenda.
Una cosa es caravanear moviendo los brazos sin decir nada y otra es un debate público en televisión entre candidatos presidenciales, una regla existente ya en las democracias latinoamericanos, pero que siempre ha estado ausente en nuestro país. Y es que luce que a nuestros políticos le han dado burundanga por lo que no cuentan con voluntad para expresar sus ideas. Ser comunista o anticomunista es cuestión del pasado, pero ¿qué piensan nuestros candidatos sobre si continuar con déficits presupuestales (llevamos doce años corridos con ellos) y aumentar la deuda? ¿Quieren que Catalina sea del Estado o se puede vender al sector privado? ¿Cada vez que se entrega una concesión minera se negociará un contrato, o habrá una nueva ley minera que sustituya la de Balaguer? ¿El 49% de nuestra refinería se quedará para siempre en manos del gobierno venezolano? Ya aprendimos que mejorar la educación es mucho más que construir edificios para escuelas. Pero, ¿cómo lograr que los maestros enseñen más y mejor? ¿Qué proponen los candidatos al respecto?
¿Algún candidato ha sugerido reducir la abultada nómina pública? ¿Ha planteado alguno como despolitizar la entrega de las tarjetas de Solidaridad? La violencia es lo que más preocupa a la población, pero, además de la idea de Abinader de contratar a Rudolph Guiliani, que ya es asesor de Donald Trump, por lo que tal vez ya no sea tan buena idea, ¿qué otras tienen nuestros candidatos al respecto? La corrupción es la otra gran preocupación nacional. ¿Algún candidato ha sugerido algo específico para enfrentarla? Los niños en las escuelas rurales ahora dicen que cuando grandes quieren ser políticos, pues son testigos del enriquecimiento de estos en sus comunidades. El sistema eléctrico que cada día está más en manos del Estado (generación y distribución) provoca enormes pérdidas al fisco porque una tercera parte de los usuarios no paga la luz. ¿Qué solución proponen?
Presumimos que nuestra Junta Central Electoral (JCE) no objetará que nuestros candidatos desde ahora traten estos temas. Antes los partidos emitían unas “declaraciones de principios”, que planteaban qué harían si llegaban al poder. Un ejercicio en frustración sería comparar las que ya emitieron con lo que hicieron una vez asumieron la presidencia. ¿Qué prometió el PLD y Leonel Fernández en el 1996 y qué realizaron después? ¿Qué prometieron el PRD e Hipólito Mejía y qué ejecutaron? ¿Qué prometió Danilo Medina como candidato y cómo comparar eso con las ejecuciones de sus dos gobiernos? Las encuestas muestran que el nivel de indecisos es el más alto de la historia. Y es que los candidatos no inspiran al electorado. De continuar, se reflejará en un muy alto nivel de abstención electoral. También indican un muy elevado nivel de independientes, es decir votantes no vinculados a partidos, lo que igualmente refleja lo mal que son vistos los políticos por el electorado.
El pueblo exige desburundangar a nuestros líderes políticos.
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