21 julio, 2018 Isabel Soto
Pese a sus más de ocho décadas de existencia, es evidente la entereza que conserva el Sea Cloud, construido en los reconocidos astilleros de Kiel, Alemania, en 1931.
Cuatro mástiles adornan la embarcación, terminada en el mismo astillero en el que surgieron los submarinos estrenados durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
El Hussar II, su nombre original, navegó por mucho tiempo como el barco privado más grande del mundo.
Ello ocurrió después de que el magnate neoyorquino E.F. Hutton lo regalara a su esposa, Marjorie Merriweather.
Así fue como pasó a Sea Cloud y embajada o misión comercial de Estados Unidos.
Durante sus largas estancias en puertos de todo el mundo, el velero recibió a bordo a millonarios, celebridades y diplomáticos de muy diversos países.
Sea Cloud al servicio militar
Y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la armada estadounidense movilizó a la embarcación.
Fue en ese entonces cuando la despojó de sus mástiles, la dotó de armamento y la lanzó al mar con motor, como IX-99.
Hasta 1946 duró el servicio militar del barco, obligado a ejecutar tareas de vigilancia, como guardacostas y de transmisión de datos.
De esa labor da fe una placa que conserva el Sea Cloud, bajo el puente de mando, con unas barras doradas.
Tras esas azarosas misiones volvió a manos de sus propietarios, quienes invirtieron una fortuna en recuperar su aspecto original.
Una joya de Trujillo, renombrada Angelita
Sin embargo, al final determinaron vender el Sea Cloud al hombre que lo codició desde el mismo momento en que lo vio: el entonces dictador de República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo.
El “general Chapita”, como lo llamaban sus detractores, adquirió la nave en 1955 y la rebautizó con el nombre de su hija: Angelita.
Desde entonces la utilizó como una especie de oficina hasta su ajusticiamiento, seis años después.
La familia de Trujillo trató de escapar de la isla La Española con el cuerpo del extinto mandatario a bordo del Angelita, con destino a las Islas Canarias, España, pero fue obligada a regresar por el Gobierno dominicano.
Confiscada por las autoridades, la embarcación pasó posteriormente a diferentes dueños.
También enfrentó varios intentos de convertirla en buque escuela civil y otros proyectos, hasta que unos inversionistas alemanes la compraron (1978).
Regreso del Sea Cloud
Harmut Paschberg y un grupo de socios de Hamburgo, entusiastas de los buques de vela alemanes, le otorgaron el nombre original: Sea Cloud.
Asimismo, lo remodelaron y lo devolvieron al mar.
Un año después, el emblemático buque inició labores como crucero, con capacidad para 64 pasajeros y una dotación de 16 tripulantes.
El éxito de ese proyecto fue tal, que motivó a los directivos de la compañía Sea Cloud Cruises a ordenar la construcción de otro velero a su imagen y semejanza.
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