A propósito del 57 aniversario este jueves 30 de mayo del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, Ricardo Nieves manifestó que el sátrapa sembró una cultura de autoritarismo que todavía no ha podido ser arrancada del uso del poder en República Dominicana.
Indicó que Trujillo no solo dejó una sociedad disciplinada, sino que sobre la base del terror creó un control tanto urbano como rural, que le permitía mantener a “soga corta” al pueblo dominicano.
Esa situación más que disciplina o valores ciudadanos se convirtió en un mecanismo terrorífico de control que entre otras cosas heredaron los gobiernos posteriores con un brazo militar que hasta hace poco no se ha podido zafar el país, continuó.
Al realizar como de costumbre su reflexión en El Gobierno de la Tarde, criticó que en las escuelas del país no se esté enseñando la historia, sino leyendas, anécdotas, y a veces, una literatura del pasado de la República Dominicana como si se tratara de un cuento de hadas o de una construcción acomodada de los hechos.
El catedrático aseveró que en la actualidad, los jóvenes desconocedores de la historia, por ignorancia o malos ejemplos que ha instaurado la gavilla política del país, piden un Trujillo; la gente inocente pide un Trujillo y la gente que no ha leído la historia y no conoce el comportamiento de una tiranía sin ejemplo, como la llamó -Juan Bosch- pide un Trujillo.
Nieves dijo que esas personas que piden a un Trujillo no tienen idea de lo que significó ese período, y señaló que el 31 de mayo de 1961, es decir, un día después del asesinato del dictador, la esperanza de vida de la gente del país era 55 años, y que solo el 30 % de la población sabía leer y escribir.
Subrayó que la pobreza y la miseria era avasallante en el país, y que un día después de la muerte de Trujillo, había unos mil estudiantes en lo que era un instituto superior de educación, hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
“No es verdad que el régimen de Trujillo era un paraíso en el que se se vivía bien. Aquí había muchísima pobreza, miseria, calamidad, y lo peor, la dignidad del pueblo estaba aplastada por completo”, argumentó.
Dijo que si es cierto que la gavilla política y el tigueraje partidario ha saqueado el país y hasta parte de la esperanza, no es menos cierto que la tiranía fue una desgracia que todavía la sociedad dominicana está pagando.
Foto y audio: Kelvin de la Cruz
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