Jose Baez Guerrero
Se acerca el cincuentenario del ajusticiamiento del Generalísimo Trujillo, el más polémico de todos los dominicanos, y como cada año durante este medio siglo la opinión pública se debate entre las alegadas bondades de la dictadura, la heroicidad de quienes nos libraron del sátrapa y la inmensidad de lo que cabe entre ambos extremos de esa historia.
Esta vez hay unas declaraciones de Angelita, la hija predilecta del Jefe, quien bailó y aceleró los latidos del corazón a varios que luego fueron torturados; son opiniones que poca gente se ha atrevido a expresar.
Dice la hija de Trujillo que la motivación que tuvieron los hombres que mataron a su papá fue sólo la ambición. Entrevistada en Miami por el director del Listín, dijo: Fue por ambición, absolutamente. No fue patriotismo. Eso se ve con claridad y a través de los años se ha visto. Fueron muy favorecidos, en su gran mayoría. Es que la ambición es una cosa tremenda. Yo no creo que ellos quisieron cambiar el modelo político del país. Yo creo que fue por ambición más que nada y se demostró a través de los años.
No recuerdo haber escuchado a ninguno de los descendientes de los héroes del 30 de Mayo alegar que ellos fueran tiernos querubines, sino que sus propios familiares reconocen que estaban de una u otra manera vinculados al régimen. Y también es claro que, comparados con el resto de la población, la mayoría de los complotados disfrutaba de privilegios, rangos militares, puestos públicos y hasta de canonjías.
Pero en eso radica parte de su heroísmo, puesto que se jugaron la vida conscientes del riesgo que asumían, para librar al país de un tirano al que sabían que sólo podía eliminarse como lo hicieron: a tiros. Angelita se equivoca al alegar que los años le han dado razón puesto que del grupo principal sólo quedaron vivos dos. A los otros su hermano los asesinó cobardemente antes de salir huyendo.
Pero aparte de los dos sobrevivientes del grupo principal, hay un puñado de valientes dominicanos que nunca ha reclamado la heroicidad que les corresponde, por su importante participación en poner fin a la dictadura de Trujillo. La anonimia que han preferido sólo añade grandeza a los aportes que han hecho para engrandecer la patria y quizás ya es tiempo de que sean reconocidos.
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