CÉSAR CERVERA / MADRID
Día 13/05/2015 - 08.33h
Los yasidíes, que mantienen escondidas sus creencias de forma casi hermética, rezan a Malak Taus, un ángel caído de personalidad rebelde, orgullosa e incluso tiránica. Recientemente, el Estado Islámico los ha convertido en la diana de sus ataques más brutales en Irak
En las últimas fechas, los yasidíes han sido noticia por la brutal persecución que sufren a manos del Estado Islámico en el norte de Irak. El carácter misterioso y esotérico de esta religión minoritaria –cuyo origen se remonta al año 2000 a.C. y que cuenta con cerca de 700.000 miembros (la mayoría en Irak)– los ha convertido en el objeto frecuente de ataques de grupos radicales a lo largo de la Historia.Malak Taus, el ángel caído que dirige a los arcángeles y a menudo está representado por un pavo real en esta religión, es identificado de forma poco precisa por los cristianos y musulmanes como Satanás o Lucifer («Portador de luz»), lo que ha provocado la creencia popular de que los yasidíes son adoradores del Diablo. No en vano, la veneración hacia Malak Taus, que nació de la iluminación del ser supremo, sigue siendo motivo de muchos interrogantes dada la personalidad rebelde, orgullosa e incluso tiránica de este ángel.
Víctimas de intermitentes brotes de violencia desde hace siglos, sobre todo a manos de los otomanos, los yasidíes vieron por fin reconocido el derecho a practicar su culto en la constitución iraquí de 2005. La comunidad yazidí dispone de tres diputados, de los 275 escaños de la Asamblea nacional iraquí, elegidos en la lista kurda, y de dos escaños sobre los 111 del Parlamento autónomo kurdo. La irrupción del Estado Islámico en la zona, sin embargo, ha vuelto a recrudecer el acoso contra un grupo religioso del que se desconocen la mayoría de cuestiones. Así, dado que en esta religión de mayoría kurda no se puede ingresar si no se ha nacido en su seno, la mayoría de detalles que han llegado a Occidente se basan en fabulaciones como ocurre en el caso de la adoración al Diablo.
Malak Tawus se negó a someterse a Adán
La creencia fundamental del Yazidismo narra que su ser supremo,Yasda, envió a siete arcángeles a cuidar de la tierra y puso al mando a su favorito, Malak Tawus, también llamado «el Ángel Pavo Real», que fue creado el primero a partir de la propia iluminación divina. Dado que Yasda es una fuerza inactiva, las tareas de guardar la tierra y sus criaturas recayeron en estos arcángeles. Pero, cuando este dios reclamó a los siete arcángeles que le trajeran polvo de la tierra para crear al primer ser humano, Adán, y ordenó a Malak que lo protegiera a toda costa, éste contestó enfurecido: «¡Cómo puedo someterme a otro ser! Soy de tu iluminación, mientras que Adán está hecho del polvo». La negativa de Malak Tawus a ponerse al servicio de los seres humanos provocó la furia divina y le condenó al infierno.
El ángel caído –identificado por los cristianos y musulmanes como el Diablo, Lucifer o Satanás– consiguió apagar el infierno con las lágrimas acumuladas durante 7000 años, granjeándose el respeto de los yasidíes que, según la teoría más aceptada, no veneran a Malak Tawus por amor hacia él, sino con el objetivo de que alcance algún día el perdón de Yasda y se acuerde entonces de quienes le ayudaron a conseguir este propósito. Así, «el Ángel Pavo Real», que en el Cristianismo primitivo era un símbolo de inmortalidad porque se considera que su carne aguanta más tiempo sin descomponerse, se convirtió con su acto de desobediencia en el álter ego de Dios, inseparable de él, yprotagonista de los cinco rezos diarios. Su vinculación directa con el Diablo deriva del otro nombre que recibe este ángel, Shaytan, que es la palabra árabe para designar a Satanás, lo que ha provocado que se etiquete erróneamente a los yazidíes como «adoradores del Diablo», tal y como lo entienden los musulmanes y los cristianos. No obstante, la palabra «Taus» se deriva, muy probablemente, del griego y se relaciona con las palabras Zeus y Theos, aludiendo al significado de Dios. De esta forma, Melek Taus sería traducido como el «Ángel de Dios».
La principal razón del hermetismo en las comunidades yasidíes, achacado en parte al carácter oral de sus narraciones, nace de la imposibilidad de ingresar sin tener lazos sanguíneos dentro de ellas. La conversión a otra religión es algo poco habitual, así como su salida de la comunidad, puesto que los yasidíes creen que el alma atraviesa distintas formas humanas –transmigración– y que la purificación gradual se hace posible con el renacimiento constante dentro de su entorno social. A falta de un infierno, lo peor que le puede ocurrir a un integrante de esta religión es la expulsión de su comunidad, por cuanto esto significa que el alma no podrá nunca progresar.
Otra de las diferencias respecto a las principales religiones monoteístas está en la fecha del año nuevo yazidí, en primavera, poco después del equinoccio. En lo referido al papel de las mujeres, los yasidíes no tienen ceremonia de matrimonio religioso por lo que la tradición es secuestrar, de forma teatral, a la novia de la casa familiar y retenerla durante un breve tiempo antes de hacer un arreglo de dote. Se acepta el divorcio, y el adulterio femenino es consentido, siempre y cuando sea aprobado por el marido. Por otro lado, los varones pueden beber alcohol, y el cerdo no está vetado como en el Islam.
Remotas raíces en el Imperio persa
El origen de esta religión se remonta al año 2000 a.C, con una importante influencia de las tradiciones de la antigua Persia, en particular el zoroastrismo de los siglos VII al IV a.C. Durante la Edad Media, el Yazidismo emergió en su forma definitiva en una zona a caballo entre el actual Irak y Turquía como una religión empapada por el islam sufí traído a la región por el jeque Adi ibn Musafir, fallecido en 1162. El maestro sufí Adi ibn Musafir, un descendiente de la dinastía de califas Omeya, fue considerado una especie de profeta y un avatar de Melek Taus. Suya es la autoría de los dos libros sagrados, escritos en kurdo, de esta religión: el libro «al-Yalwa» y el «Mishar Rash» (El Libro Negro).
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