Inspirado en las construcciones imperiales del Tercer Reich, el artista Édgar Guzmanruiz logró un espacio en Berlín para exponer su obra
Cercado por las tropas rusas, Hitler y su arquitecto, Albert Speer, veían que la maqueta de la nueva Berlín saldría de entre las ruinas de la guerra. La cancillería estaría enmarcada por una gran cúpula desde donde el Führer llevaría las riendas del mundo. En la ciudad se extenderían edificios monumentales, llenos de columnas y águilas imperiales que recordarían los magníficos excesos de la civilización egipcia o romana. La mayoría de estos planos, bocetos y maquetas, fueron devorados por el fuego, los pocos que sobrevivieron fueron revisados por el artista colombiano Édgar Guzmanruiz para representar su obra ‘Mito de Germania: visión y crimen’, el nombre con el que bautizó la exhibición permanente en Berliner Unterwelten e.V, una asociación dedicada a la investigación y documentación de estructuras subterráneas en Alemania.
El artista, más allá de querer relucir los viejos borradores que, a los ojos de los alemanes solo revuelven un pasado del que prefieren no acordarse, su obra habla del poder de la arquitectura, y de cómo el líder nazi quería dominar, también, a través de esta. Algo que no puede aguantar una dictadura es ver que hay algo que se sale de su control, y por eso Hitler, con la dirección de Albert Speer, decidió emprender un plan para nivelar la ciudad desde las construcciones y juntos elaboraron los planos de Germania, la ciudad del líder nazi. Aunque la tarea era sacarlos del papel, estos documentos estuvieron enterrados hasta hace dos años cuando Guzmanruiz los hizo públicos.
Según el artista, la idea de los nazis era aplicar las estructuras de ciudades clásicas, por su simetría, y que fueran equiparables a las grandes capitales soberanas como Roma y París, que hicieran posible un dominio por medio de edificaciones uniformes. Aquí la guerra también jugaba un papel importante porque primero era necesario destruir para luego erigir las idealizadas construcciones. Sin embargo, y para fortuna de muchos, las pocas edificaciones que empezaron a ejecutarse terminaron en ruinas, aunque algunas sirven hoy como atractivo turístico.
Lo que el artista refleja en sus maquetas es la manera en la que la arquitectura de la Alemania de hoy, sin querer, ha terminado por incorporarse en las construcciones que Hitler imaginaba, y por eso Guzmanruiz creó el ‘Modelo de superposición Germania – Berlín’, elemento angular de su obra, en donde el colombiano prueba que algunos de los edificios construidos después de 1945 surgieron de los mismos escenarios soñados por Hitler. Su propuesta compara la realidad de ese pasado con la de hoy para demostrar la estrecha relación que, sin querer, termina habiendo entre ellas.
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