Por José Rafael Sosa
Con una sala llena de rostros deseosos de conocer la verdad, una mujer describió en detalle, la cobardía de los agentes del SIM de Trujillo, que torturaba mujeres, como una de sus medidas represivas extremas.
El relato sorprendente y repulsivo fue hecho anoche en el Centro Cultural Banreservas, por la arquitecta Tomasina Castro Mejía, presentada por el director de Cultura de Banreservas, el poeta Juan Freddy Armando.
El público, integrado por personalidades de las Federaciones Antitrujillistas, estudiantes del liceo San Gabriel Arcángel y público en general, llegaron a la sala por solidaridad con la expositora y por la fuerza del tema.
Sina y su relato
El 19 de enero de 1960 es un día que Tomasina Castro Mejía (Doña Sina), no olvidará nunca.
Estaba en su casa de esta capital cuando a la 1:00 de la madrugada, atronadores golpes en la puerta le despertaron. Eran los “calieses” del Servicio de Inteligencia Militar, el SIM, aparato represivo de la dictadura trujillista, que la había ubicado como parte del Movimiento Clandestino 14 de Junio.
Los calieses penetraron aparatosamente a su habitación y le informaron que que se la llevaban presa, con lo que tenía puesto, a lo que se opuso, tomándose el tiempo para vestirse en medio de la presión y urgencia.
Fue llevada a la cárcel de La 40 donde fue recibida por Cándido Faustino Pérez, uno de los esbirros, quien tomó sus datos, y Tunty Sánchez, torturador quien le tomó por el pelo y le dio un jalón, adelantando el trato que se le daría en el lugar.
Los torturadores le pidieron que se quitara la ropa, a lo que respondió con un sereno ”no haré eso”, procediendo el coronel Candito Torres a desgarrarle la ropa que tenía encima, buscando afectar su dignidad, haciendo comentarios morbosos sobre su cuerpo.
Los torturadores procedieron a aplicarle la picana eléctrica (un bastón con la punta metálica que emitía descargas al contacto con el cuerpo humano).
Con la picana le tocaban sus pechos y el vientre, mientras disfrutaban del espectáculo de torturar una mujer indefensa. Se retorcía de dolor, pero ni una lágrima brotó de sus ojos.
“Los vi con el desprecio que mecerían y mis compañeros que veían la escena, se sintieron más fuertes y capaces de resistir el martirio”, dijo.
Luego de la picana, en el entendido de que sería “ablandada”, se inició el interrogatorio, pero mantuvo silencio y no mencionó a nadie.
Dijo que la madrugada del 22 de enero, fue llevada a su celda María Teresa Mirabal y Miriam Morales, del grupo clandestino de Puerto Plata y al día siguiente las juntaron en la cárcel con Minerva Mirabal, Asela Morel y Dulce Tejada, quien les pasó un pañuelito que les sirvió de toalla sanitaria a quien lo necesitó.
El relato fue impactante y ofreció una idea de hasta dónde llegó la dictadura de Trujillo en su irrespeto a la dignidad humana.
Freddy Armando
El director del Centro Cultural indicó que testimonios como éste deben ser difundidos para reivindicar la lucha por la libertad y el valor de vivir en democracia. Consideró que relatos como éste deben perdurar en la memoria colectiva en función de su importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario