6 de septiembre de 2014 - 6:00 pm
El hombre considerado el padre de la ginecología moderna, James Marion Sims, llevó a cabo numerosos experimentos en esclavas en EE.UU. entre 1845 y 1849. Mujeres con fístulas vaginales y desgarros entre la vagina y la vejiga fueron sometidas a operaciones sin anestesia. Como eran esclavos no tenían voz para protestar. Algunas pasaron un máximo de 30 operaciones
REDACCIÓN (Tomado de RT Actualidad).-El mal nos asusta y nos atrae, por eso las mejores historias de terror son las que narran malvados experimentos. Pero en la historia reciente de la humanidad la realidad supera la ficción en lo referente a pruebas médicas crueles y macabras.
El portal AlterNet ha reunido en una lista los experimentos más malvados a los que el ser humano ha sometido a sus congéneres, especialmente los más indefensos y desfavorecidos.
1. Experimento Tuskegee
En 1932 médicos financiados por el Gobierno de EE.UU. iniciaron en Tuskegee, Alabama, un experimento que tenía como objetivo estudiar la progresión natural de la sífilis sin la ayuda de tratamiento. A lo largo de 40 años, 399 pacientes sifilíticos, la mayoría de ellos pobres, negros y aparceros analfabetos, creyeron que se les estaba proporcionando asistencia médica estatal gratuita, mientras que en realidad no recibían tratamiento alguno y ni siquiera sabían que tenían sífilis.
Al mismo tiempo, los médicos seguían controlando su estado de salud para ver si se daba algún caso de autocuración de la enfermedad.
En 1947, cuando se descubrió que la penicilina era útil para curar la sífilis, el Gobierno de Estados Unidos decidió enviar prostitutas sifilíticas a los presos, enfermos mentales y soldados de Guatemala, ninguno de los cuales dio su consentimiento para participar en un experimento
Al final del estudio, solo 74 personas de los enfermos seguían con vida. 28 pacientes murieron directamente a causa de la sífilis, 100 murieron a causa de complicaciones relacionadas con la enfermedad, 40 esposas de los pacientes fueron infectadas y 19 niños nacieron con sífilis congénita.
2. El Proyecto Aversión (Aversion Project)
Con la ayuda de psiquiatras del Ejército y capellanes militares, el régimen del ‘apartheid’ de Sudáfrica se libraba de los homosexuales en las fuerzas armadas del país. Tras confesar su orientación sexual eran enviados a un hospital militar cerca de Pretoria, a un lugar llamado ‘la Sala 22′.
Allí, entre 1971 y 1989, muchas de las víctimas fueron sometidas a castraciones químicas y a descargas eléctricas con el fin, teóricamente, de curarlas de su “condición” homosexual. 900 hombres fueron sometidos a cirugías forzadas de “reasignación sexual”. Los hombres fueron convertidos quirúrgicamente en mujeres en contra de su voluntad y devueltos a la vida civil sin los medios para costear las caras hormonas necesarias para mantener su nueva identidad sexual.
3. Estudio STD de Guatemala
En 1947, cuando se descubrió que la penicilina era útil para curar la sífilis, el Gobierno de Estados Unidos decidió enviar prostitutas sifilíticas a los presos, enfermos mentales y soldados de Guatemala, ninguno de los cuales dio su consentimiento para participar en un experimento. Si un hombre lograba evitar la infección, la enfermedad le era inoculada. Una vez infectadas, algunas víctimas eran tratadas con penicilina y otras no para estudiar las diferencias de reacción. Alrededor de un tercio de las aproximadamente 1.500 víctimas no recibió penicilina. Más de 80 ‘participantes’ en el experimento murieron.
4. Experimentos con agente naranja
De 1965 a 1966, el doctor Albert Kligman, financiado por Dow Chemical, Johnson & Johnson y el Ejército de Estados Unidos, llevó a cabo lo que se consideraba “una investigación dermatológica” de aproximadamente 75 prisioneros, en el marco de la cual estudió los efectos del herbicida conocido como ‘agente naranja’ en los seres humanos.
A los prisioneros se les inyectó dioxina (un subproducto tóxico del agente naranja) en una cantidad 468 veces mayor a la originalmente requerida por el estudio. Como resultado, los presos desarrollaron cloracné (acné severo combinado con espinillas, quistes, pústulas) en la cara, las axilas y las ingles. Mucho tiempo después de que terminaran los experimentos los presos continuaron sufriendo los efectos.
5. Cáncer negro
Desde 1960 hasta 1971, Eugene Saenger, radiólogo de la Universidad de Cincinnati, condujo un experimento para el que expuso a 88 pacientes con cáncer, pobres y en su mayoría negros, a radiaciones en todo el cuerpo. Las víctimas no firmaron ningún formulario de consentimiento, ni fueron informados de que el Pentágono financiaba el estudio.
Simplemente les dijeron que recibirían un tratamiento que les podría ayudar. En una hora recibieron el equivalente a cerca de 20.000 radiografías, como resultado de lo cual sufrieron náuseas, vómitos, dolor de estómago severo, pérdida del apetito y confusión mental. Un informe de 1972 indicó que hasta una cuarta parte de los pacientes murieron a causa de la radiación.
6. Experimentos en esclavos
El hombre considerado el padre de la ginecología moderna, James Marion Sims, llevó a cabo numerosos experimentos en esclavas en EE.UU. entre 1845 y 1849. Mujeres con fístulas vaginales y desgarros entre la vagina y la vejiga fueron sometidas a operaciones sin anestesia. Como eran esclavos no tenían voz para protestar. Algunas pasaron un máximo de 30 operaciones.
7. Segunda Guerra Mundial: auge de experimentos malvados
Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942 los alemanes de la Luftwaffe sumergían a prisioneros desnudos en agua con hielo durante un máximo de tres horas para estudiar los efectos de las bajas temperaturas sobre los seres humanos y para idear maneras para conseguir que una persona con hipotermia volviera a entrar en calor.
Otros prisioneros fueron sometidos a estreptococos, tétanos y mionecrosis o les ataban los vasos sanguíneos para crear heridas artificiales “como las del campo de batalla” y les introducían partículas de vidrio en las heridas para agravarlas. El objetivo era probar la eficacia de la sulfonamida, un agente antibacteriano.
El famoso doctor nazi Josef Mengele inyectó varias sustancias químicas en gemelos, e incluso juntó a dos cosiéndolos para crear gemelos siameses.
Los experimentos japoneses son ejemplo de atrocidades aún mayores: extremidades del cuerpo fueron amputadas y luego cosidas en otras partes del cuerpo.
Las extremidades de las víctimas fueron congeladas y volvieron a descongelarse, resultando en gangrena. Diversas bacterias y enfermedades se inyectaron en prisioneros para estudiar sus efectos. La Unidad 731, al mando del comandante Shiro Ishii, llevó a cabo estos experimentos en el nombre de la investigación biológica. El general estadounidense Douglas MacArthur concedió a Ishii la inmunidad a cambio de información bacteriológica obtenida mediante estos experimentos macabros.
8. Proyecto 4.1
El Proyecto 4.1 fue un estudio médico realizado en los nativos de las islas Marshall, que en 1952 fueron expuestos a lluvia radioactiva tras una prueba nuclear en el atolón de Bikini.
En lugar de informar a los residentes de la isla de su exposición y de tratarlos mientras eran estudiadas, EE.UU. prefirió simplemente esperar y ver los resultados de la exposición. Después de la primera década, la cantidad de los niños con cáncer de tiroides creció significativamente por encima de los índices normales. En 1974, casi un tercio de los isleños habían desarrollado tumores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario