Día 28/09/2014 - 03.27h
Un informe de la CIA a mediados de los años sesenta alertaba de la disponibilidad e interés del regimen español por hacerse con armamento atómico
«España es el único país europeo que nos merece atención como posible proliferador en los próximos años. Tiene reservas autóctonas de uranio de un tamaño medio, y un amplio programa de energía nuclear de largo alcance (tres reactores en funcionamiento, siete en construcción, más diecisiete planificados) y una planta piloto de separación química», explicaba un informe de la CIA a mediados de los años sesenta. Pero sobre todo, el regimen Franquista tenía el empeño obsesivo de hacerse con una bomba atómica.
Ante la necesidad de mostrarse visible como elemento a tener en cuenta en la Guerra Fría y de persuadir a Marruecos de que sopesara apropiarse de los territorios españoles en África, en 1963, Francisco Franco señaló prioritario hacerse con armamento nuclear. Así, Muñoz Grandes –falangista y muy poco amigo de Estados Unidos– encargó al entonces director de la JEN (Junta de Energía Nuclear), el ingeniero y almirante José María Otero Navascués, un estudio sobre las posibilidades reales que tenía nuestro país de construir una bomba atómica sin alertar a la comunidad internacional. Nacía un proyecto que acabaría años después en manos del almirante Carrero Blanco, quien lo usó repetidas veces a modo de farol en las conversaciones diplomáticas con EE.UU.
En lo respectivo a la legalidad del proyecto, el regimen Franquista se había cuidado en desvincularse del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, suscrito originalmente por 19 países. Para los analistas de la CIA, España se había negado a suscribirlo porque los compromisos que adquirían los países no nucleares «eran inadecuados y obligaban a inspecciones periódicas, las cuales ponían al descubierto sus programas de cara a sus competidores».
El proyecto pierde impulso
La construcción de un Centro de Investigación Nuclear en Cinso (Soria) fue visto desde muchas agencias de espionaje como la pretensión de dotar de unas instalaciones acordes al proyecto atómico. Sin embargo, la oposición de la población local que pensaba que se trataba de una central nuclear corriente frustró su construcción. La prensa nacional daba cuenta el 14 de agosto de 1977 de una manifestación con «2.000 sorianos» en oposición al proyecto nuclear en la provincia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario