3 de septiembre de 2014 - 12:10 am - 1 Comentario
Aquí estamos, cincuenta años después de la caída de Manolo, y muchos siguen sin querer, o sin poder, hacer análisis más apropiados de los momentos políticos. Es la historia: una vez tragedia, otra farsa.
Insistiendo en que la coyuntura en curso hacia el 2016 nos coloca en la disyuntiva de Acuerdo de convergencia o continuismo, considero importante que el movimiento alternativo y de izquierda saque las lecciones adecuadas de 1962, que fue un momento de inflexión en la política dominicana, y desde esa experiencia se atreva a definir posiciones actuales objetivas.
Como señalé en el artículo anterior, las de 1962 fueron unas elecciones de características especiales; las primeras en 31 años, porque durante la dictadura de Trujillo era impensable participar en esos procesos. El pueblo quería votar. Era un momento de recomposición de fuerzas.
Uno de los elementos característicos de esa coyuntura fue precisamente la emergencia de las masas populares de las áreas urbanas a la lucha social y política, reclamando la redistribución de la riqueza y reivindicaciones políticas como la democracia y un régimen de derechos. Disputar la influencia en esas masas era lo más concreto del momento; y la izquierda, el 14 de Junio, principalmente, tenía la influencia y un líder nacional en desarrollo, el de Manolo Tavárez, para obtener una cuota importante de influencia en las mismas, mediante un pacto con el PRD.
El 14 de Junio tenía ya identidad propia, de símbolos, discurso y de rostros, y podía pactar sin el riesgo de desdibujarse. Lo pertinente era entrar a la batalla electoral. Porque con la caída de Trujillo el 30 de mayo de 1961, perdió subjetividad la posibilidad de una insurrección militar para cambiar el régimen político y económico que aquel había instalado. Ese hecho alejó las condiciones políticas del país de aquellas que aprovecharon Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio para ir a Sierra Maestra y triunfar en la Cuba dirigida por la dictadura de Fulgencio Batista.
El 14 de Junio decidió abstenerse, y dejó el espacio libre para que las mayorías del pueblo optaran por el PRD o por la Unión Cívica Nacional (UCN). El 20 de diciembre de 1962, fecha de las primeras elecciones, 628 mil 44 dominicanos y dominicanas votaron por el PRD y el profesor Juan Bosch obtuvo el 60% de los votos emitidos; mientras que 317 mil 327 lo hicieron por la UCN y Viriato Fiallo, el 30%.
El 20 de septiembre de 1963 daría inicio una huelga general contra el gobierno electo en aquellas elecciones, que crearía las condiciones para que el día 25 los militares se levantaran en armas y dispusieran del mismo.
En respuesta a ese golpe de Estado, el 14 de Junio organizó un levantamiento guerrillero en noviembre de aquel mismo año, el cual fue liquidado militarmente, asesinando el ejército por fusilamiento a la mayoría de los participantes, entre ellos al líder popular de más alto reconocimiento de esos días, el Dr. Manolo Tavárez Justo. Una tragedia que se sufre todavía.
El 14 de Junio se resistió a participar en las elecciones de 1962, pero se alzó en armas para defender el gobierno que surgió de esas elecciones
Frente al hecho, cabe que nos inclinemos reverentes ante la memoria y gloria de Manolo y sus compañeros. Porque, entonces, el movimiento no tenía madurez histórica ni teórica para hacer otra lectura. Lo que si tenía era mucha dignidad y coraje para proponerse hacer lo que hizo.
Tras ese hecho infausto, algunos de los seguidores de Manolo siguieron sin poner los pies en la tierra y en algún momento llegaron al acto de comedia de adquirir un pequeño barco con el cual se proponían zarpar desde Barahona y desembarcar por los Haitises, a unos kilómetros de distancia en el mismo territorio, para establecer un foco guerrillero.
Aquí estamos, cincuenta años después de la caída de Manolo, y muchos siguen sin querer, o sin poder, hacer análisis más apropiados de los momentos políticos. Es la historia: una vez tragedia, otra farsa.
En el próximo veremos cómo, a pesar de los pesares, esa lógica de la historia siguió presente.
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