Desde antes de lo acontecido el 16 de febrero, las elecciones municipales suponían un hecho histórico para la República Dominicana, porque habían sido separadas de las elecciones congresuales, se había eliminado el arrastre y aplicado el voto preferencial para los regidores, además, la integración del voto automatizado que ese domingo sería su “gran estreno”. Todas estas “novedades” habilitaban para la política un espacio de esperanza para el ejercicio y fortalecimiento de la democracia.
Pero pasó a la historia, no por lo antes mencionado, si no por ser las primeras elecciones que se suspenden y generan el momento más crítico de desconfianza institucional que enfrenta la Junta Central Electoral de la historia electoral del país.
Dicha suspensión suscitó una diversidad de sentimientos, dudas e incertidumbres, fundamentadas en la legitimidad del que le han fallado. Indignaciones que generaron una ola de protestas que movilizó a un gran número de personas, sobre todo jóvenes por dos semanas consecutivas en la emblemática Plaza de Las Banderas.
Las protestas han servido de una especie de “catarsis” para un país que ha sido gobernado por el Partido de la Liberación Dominicana durante 16 años. En las movilizaciones se podía escuchar y leer en pancartas un gran número de exigencias, reclamos por la impunidad y la corrupción dominante. El fallo de las elecciones fue el punto de ebullición para que los manifestantes exijan con energía la democracia de la que tanto se llenan la boca los gobernantes.
Si bien es cierto que la democracia ideal como sistema político supera el derecho a elegir (votar) y a ser electo (votado), también es cierto que el voto es la herramienta fundamental y más importante para habilitar cualquier sistema democrático. Por esto es que este precedente histórico debe seguir siendo el punto de inflexión para cambiar la cultura política que ha empañado el progreso social de los dominicanos.
Un cambio que se genera con una ciudadanía participando activamente en los procesos políticos, principalmente ejerciendo el derecho a voto, porque no es coincidencia que nos encontremos donde hoy estamos, con el nivel de apatía política que se refleja en las elecciones año tras años. Según cálculos del economista Enmanuel Cedeño, basados en la abstención de las últimas tres elecciones que promedia alrededor de un 30%, 3 de cada 10 votantes hábiles no votan. Entonces un partido que saca 4 votos de 7 gana las elecciones por lo que podríamos decir que 4 deciden por 10.
Los partidos hegemónicos, que dominan la fuerza política a través de las masas quieren que los que tienen acceso a una mejor educación ¡no voten! porque les permite mantener su poder en base al comportamiento y la forma inducida de los que sí votan. ¿Qué quiere decir esto? Los políticos se han convertido en mercadólogos, por lo que identifican, prevén el comportamiento electoral de los ciudadanos y de ahí lanzan sus campañas políticas que buscan captar a través de preferencias un determinado voto.
Es por esto que el voto no solamente es el acto de mostrar simpatía con un candidato, es el voto el mecanismo por el cual también podemos mostrar repudio por un candidato, es decir, cuando nos encontramos en una contienda electoral de propuestas poco atractivas o casi sin salida a un verdadero cambio, la solución NO es dejar de votar. Porque mediante el voto podemos expresar la necesidad de un cambio cultural político.
Es por esto que el voto no solamente es el acto de mostrar simpatía con un candidato, es el voto el mecanismo por el cual también podemos mostrar repudio por un candidato, es decir, cuando nos encontramos en una contienda electoral de propuestas poco atractivas o casi sin salida a un verdadero cambio, la solución NO es dejar de votar. Porque mediante el voto podemos expresar la necesidad de un cambio cultural político.
Existen diversas teorías y escuelas políticas que estudian la motivación del voto, pero sin querer profundizar mucho nos atrevemos a señalar tres motores de voto en la República Dominicana:
- El voto necesitado. El que ejerce una población comprada a través de populismo político o promesas deliberadas sin fundamentos.
- El voto con miedo. El que se ejerce por un candidato contrario al del poder solo por entender la fuerza que tiene para derrocar el poder.
- El voto amiguismo. El que se ejerce para favorecer a un conocido y/o un familiar.
Estas tres razones que motivan muchos votos tienen en común que el poder supremo que tiene el elector de elegir sus representantes no lo antecede un ejercicio de análisis y evaluación de quienes representan una transformación sociocultural que permita romper con la toxicidad de conductas políticas repetidas.
Además de ser el ejercicio democrático de cada individuo, estas son otras razones por la que salir a votar con energía en las próximas elecciones, será de las acciones más importantes que realices este 2020:
– Tu voto SÍ cuenta.Uno más y uno menos en política cuenta muchísimo, un voto es capaz de hacer ganador o perdedor a uno de los competidores de la contienda electoral. Además expresa tendencias sentimientos del conglomerado electoral.
– Tu voto elige los administradores de los fondos públicos
Elegir bien es responsabilidad de todos. Los corruptos, incompetentes por los que nos quejamos, han sido elegidos por el electorado, por eso que tu capacidad de decisión cuenta mucho a la hora de elegir.
– Votar es un privilegioPoder elegir entre todos gobernantes basado en sus capacidades, intenciones para el bien común es un privilegio. Cuando vivíamos en dictadura no podíamos tener este derecho y así hay países que aún hoy son gobernados por una familia que controla el poder por años (Monarquía)
Dejar de votar es participar directamente en la continuidad perpetua de los que controlan el poder. Este 15 de marzo y 17 de mayo ¡Sal y vota! construyamos entre todos el país que nos merecemos y soñamos.
– Tu voto elige los administradores de los fondos públicos
Elegir bien es responsabilidad de todos. Los corruptos, incompetentes por los que nos quejamos, han sido elegidos por el electorado, por eso que tu capacidad de decisión cuenta mucho a la hora de elegir.
– Votar es un privilegioPoder elegir entre todos gobernantes basado en sus capacidades, intenciones para el bien común es un privilegio. Cuando vivíamos en dictadura no podíamos tener este derecho y así hay países que aún hoy son gobernados por una familia que controla el poder por años (Monarquía)
Dejar de votar es participar directamente en la continuidad perpetua de los que controlan el poder. Este 15 de marzo y 17 de mayo ¡Sal y vota! construyamos entre todos el país que nos merecemos y soñamos.
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