Francisco Rafael Guzmán.
No se trata aquí de creencia o no creencia en las ideas mitológicas o religiosas, creencias o no en la vida más allá de la vida que conocemos. Para quien escribe la existencia es un enigma; por lo escatológico, es decir, por el destino final de la vida biológica del ser humano como la conocemos, no debería preocuparnos. Lo que si deberíamos preocuparnos es por la posibilidad de que sea alargada para todos los seres humanos dignos y que estos fueron felices. Podría pensarse que estoy diciendo algo parecido a lo que dijo Epicuro. Sin embargo, ese destino final es motivo de preocupación para la mayoría de los mortales. Pero no todos, algunos mortales logran vencer esa preocupación y esos son los que han vencido el temor a la muerte biológica y han luchado por la felicidad de todos los seres humanos queriendo borrar las iniquidades.
María Argentina Minerva Mirabal está entre los mortales que vencieron el temor a la muerte, al igual que su amado esposo Manuel Aurelio Tavárez Justo y sus hermanas Patria y María Teresa, como también otros como Caamaño, Fernández Domínguez. Entre toda la población del país y del mundo no son tantos, pero si no tomamos en cuenta la población en general son muchos. Una minoría es la que actúa como Minerva y Manolo, porque no todo el mundo vence el temor a la muerte y lo desconocido, aunque no por ello la mayoría de la humanidad deja de ser digna. La mayoría de los seres humanos no son nefandos. Habrían que incluir entre los vencedores a ese miedo a la muerte no sólo a los caídos, sino también a aquellos que desafiaron las grandes iniquidades y conspiraron contra el poder que las impone con la fuerza avasallante.
Durante la tiranía trujillista, casi los todos ciudadanos en mayoría de edad, en algún momento de ese período, por miedo a perder la vida, manifestaron su simpatía o lealtad al dictador. Trujillo sembró el miedo y provocó que este fuera un estado de conciencia social en la población que arropaba a casi toda la población. Fue una era de oscurantismo para la sociedad dominicana. La dictadura tuvo un control casi total de la población, sin contar en ese momento con la tecnología electrónica que hoy se cuenta. El historiador Elíades Matos me decía que nada más se podía parangonar ese control de Trujillo sobre la población al de los nazis en Alemania.
¿Cómo logró Trujillo mantener ese control en la sociedad dominicana, sembrando el miedo como un estado de conciencia social en casi todos los ciudadanos para lograr controlarlos y mantenerse en el poder por 31 años? En primer lugar, desarmó a la casi totalidad de la población civil. Para nadie que haya leído la historia es un secreto que mucho antes de subir Trujillo, pero sobre todo antes de su antecesor Horacio Vásquez y de la Ocupación Norteamericana, el país vivía en tiempos de montoneras.
Esa era una época de caudillos regionales, caciques o gamonales que eran grandes propietarios de tierra que se convertían en pequeños líderes locales, ya que la propiedad le daba poder sobre los peones o los aparceros con los que tenían relaciones contractuales. Había inestabilidad política en el país, incluso al momento en que Trujillo reemplaza a Horacio Vásquez, lo cual se debía en ese momento a una reminiscencia del viejo caudillismo regional anterior a la Ocupación Norteamericana. En segundo lugar, el proceso de acumulación de capitales se basó fundamentalmente en el enriquecimiento del clan trujillista por la vía de la acumulación originaria y fraudulenta a través del manejo del tren burocrático.
Se puede decir que a partir del enriquecimiento del clan Trujillista y con la creación de algunas entidades estatales de servicios que recaudaban fondos, el Estado dominicano se convirtió en la Era de Trujillo en un Estado patrimonialista. Esto permitiría, junto al desarme de la población, un estado de conciencia social expresado en medio, miedo a ser desaparecido, miedo a morir, víctima de los sicarios de Trujillo, miedo a la cárcel y miedo a las torturas. Ese miedo lo desafiaron Minerva, sus hermanas y el chófer Rufino De la Cruz que tuvo el valor de acompañarle a su infausto destino, que fueron raptados y asesinados por los cobardes asesinos: Ciriaco De la Rosa, Candito Torres, Cholo Villeta, Alicinio Peña Rivera y Estrada Malleta, por orden de Trujillo.
Un nieto o biznieto de Trujillo podría considerarse que tiene derecho a vivir en el país, pero si públicamente no reniega del trujillismo debe abstenerse de participar en política. El trujillismo debe ser extirpado de raíz en la sociedad dominicana. Las ideas trujillistas constituyen una afrenta para la sociedad dominicana, Ramfis Trujillo Domínguez ha querido revivirlas, Angelita Trujillo desde fuera también ha tratado de influir en tal dirección. Hace pocos años publicó un libro con el cual quería reivindicar a su padre, tan pobre su discurso que en un evento que hizo la Academia de Historia (acto en el que el autor no estuvo) el Dr. Roberto Cassá se refirió a la obra con desprecio, según me contó un amigo que asistió al evento. Trujillo no se preocupó por el bienestar del pueblo aunque construyera obras de valor, ya estas no sacaron al pueblo de la indigencia y atraso material. Un pasaporte no lo conseguía cualquier dominicano y no se le permitir a cualquier ciudadano salir a conocer otro país. El país no tenía suficiente vehículos de motor para el transporte moderno, tener un teléfono era un lujo o una nevera era un lujo y sólo en algunos campos había energía eléctrica a finales período,
Los paredones de Trujillo ni Ramfis Trujillo Domínguez y ni Angelita pueden justificarlos, pero tampoco pueden justificar el enriquecimiento de Rafael Leonidas Trujillo y su clan, lo cual fue por la vía del poder. Trujillo era un delincuente en los tiempos en que trabajaba de guarda campestre, ratero, violador de mujeres y resentido social porque era discriminado en los clubes de las clases sociales altas a las que él no pertenecía, pero que aspiraba a pertenecer a ellas para vivir con los privilegios que tenían los miembros o familias de dichas clases sociales. La Era de Trujilllo no trajo bienestar en el país, Rafael Leonidas Trujillo subió al poder con el propósito de tener el poder y disfrutar de él enriqueciéndose. La prohibición del trujillismo debe seguir apareciendo en la constitución de la República Dominicana.
Oh diosa Minerva, como se inspiró un militante del 14 de Junio y te llamó así en una reunión después de tu cobarde asesinato, organización política a la cual perteneciste desde la clandestinidad y propusiste que así se llamara en honor a los gloriosos héroes del 59 que sacrificaron sus vidas inmolándose por querer la felicidad del pueblo dominicano, ¿cómo es posible que en tu patria chica se atreva a ir a hacer proselitismo un pariente del dictador que mandó a asesinarte? Oh maría Argentina Minerva: María como la madre del cristo y como el agua caliente del manantial termal o el géiser (María viene de una voz en hebreo o arameo que significa agua caliente, así el baño de maría en la cocina), Argentina como la patria de Sarmiento y el metal que lleva ese nombre y Minerva como la diosa romana. Oh María Argentina Minerva Mirabal Reyes, eso es un escarnio para los salcedenses, a la memoria de Manolo y a la conciencia nacional. Tu Minerva que desafiaste el temor a la muerte, después que tu madre te contara las atrocidades en que vivió una de tus abuelas, a la cual le quemaron la casa por esconder a perseguidos por los invasores y alguno de tus ancestros en la familia fue asesinado, durante la Ocupación Norteamericana de 1916-1924. Nada más indigno que Ramfis Trujillo Domínguez queriendo revivir el trujillismo.
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