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Las tumbas de los Trujillo. Romeo Amable Trujillo Molina, alias Pipí. El más charlatán de los hermanos del perínclito.
A falta de una formación académica suficiente para vivir dignamente de un oficio o profesión, cada hermano del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina ideó su modo particular de subsistencia, pero el de Pipí fue peculiar. Amante de los gallos, de las mujeres y de la bohemia, tres actividades económicamente costosas, se las ingenió para sacarle beneficios sustanciosos al negocio de la prostitución mediante la expedición de un documento de sanidad llamado "Tarjeta de don Pipí". Pero su actividad comercial más fructífera consistió en despojar a muchos ciudadanos de sus casas mediante la compra de estas a precios irrisorios, las que luego alquilaba a sumas antojadizas . Eso sí, don Pipí no vacilaba para desalojar a cualquier inquilino incumplidor o impuntual con el pago de la vivienda que ocupaba. Y para desgracia de los ocupantes, el realizaba los cobros personalmente.
No menos recordados por sus coetáneos amantes de los gallos de pelea , eran los episodios truculentos que protagonizaba en las galleras del país, pues cuando sus pupilos resultaron victoriosos exigía inmediatamente el pago del monto acordado en la apuesta, pero cuando perdía, no pagaba. Fue así como, entre susurro y susurro de los apostadores afectados, les sobrevino el mote de "tramposo".
Según sus biógrafos, Pipí fue el más mundano y desorganizado de los Trujillo. Posiblemente por su asiduidad en las frituras barriales, por su afición al juego de dominó callejero, por sus apariciones inesperadas en los burdeles barriales de mala muerte, o por las borracheras que se daba frecuentemente, su figura era caricaturesca y populachera.
Cuando pipí salió abruptamente del país en noviembre de 1961 dejó atrás una conducta social y un estilo de vida que sólo tenían asidero en la granja personal en la que había convertido su familia a la República Dominicana. Pero el exilio voluntario no sólo desordena el estado emocional de quienes lo sufren, sino que también muestra su rostro trasnochado a aquellos que el cronómetro biológico ha colocado entre los inútilmente productivos. Así que a Pipí le tocó pasar tranquilo, en retiro laboral indeseado, los nueve años que vivió después del ajusticiamiento de su hermano dictador en 1961.
Falleció en Miami, Estados Unidos, el domingo 13 de septiembre de 1970. Al día siguiente, su cadáver fue depositado en una sección aislaba y silenciosa del cementerio Flagler memorial Park en Miami, donde permanece en absoluto anonimato.
Texto: libro "Las tumbas de los Trujillo" de Franklin Gutierrez.
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