Por Yassir Féliz (chukunaky@hotmail.com)
Hoy se cumplen 127 años del nacimiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina. Hijo de Josè Trujillo Valdéz y Julia Molina, Trujillo gobernó con mano férrea e implacable los destinos de República Dominicana desde 1930 hasta 1961.
Su don de mando y su inigualable crueldad, sostuvieron una dictadura que llenó de horror y muerte a al país durante su periodo gubernamental, conocido como “La Era de Trujillo”
Con asesinatos crueles y despiadados a intelectuales, gente de pueblo, hombres, jóvenes y hasta mujeres embarazadas, Trujillo enluteció a toda República Dominicana.
Trujillo es el dominicano del cual más se ha escrito, coincidiendo todos en que su Era fue una cruel realidad que habrá de ser irrepetible en nuestro país.
Los tentáculos de la Era de Trujillo se dispersaron a toda América, donde El Jefe tenia secuaces del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) que asesinaban a sus contrarios políticos. Esos tentáculos llegaban hasta poner y deponer gobiernos de otros países a los que Trujillo consideraba amigos o enemigos.
Durante su dictadura se organizó casi todas las estructuras institucionales y físicas en Quisqueya. Se delimitó finalmente los límites de la frontera con Haití, pagó la deuda externa, oficializó el himno nacional, llenó al país de vías y carreteras y comunicación. Introdujo el merengue como ritmo a las clases, pagó la deuda externa, floreció la industria azucarera e hizo construcciones en todo el país.
La dictadura Trujillista sentó las bases reales del capitalismo al dejar atrás esa patria de caudillos regionales y montoneros que tenían en ascuas al país.
Amante del culto a la personalidad, Trujillo fomentó y auspició todo y cuanto le fuera de beneficio económico, social y político que perpetuara su incomparable figura. Había bustos de su figura en todos los municipios del país. Cambió el nombre de la capital dominicana por Ciudad Trujillo. Las principales vías, provincias y municipios del país tenían nombre asociados a su figura.
La fortuna de Trujillo llegó a considerarse entre las más grandes del mundo. La misma tenía como base de sustento las instituciones públicas y privadas de República Dominicana. El país, era como estado, una parcela personal al servicio económico de Trujillo, donde todos los dominicanos eran sus “empleados”.
Para 1955, en celebración del 25 aniversario de la Era, Trujillo organizó lo que se denominó “La feria de la paz y confraternidad del mundo libre”. En dicha feria, llena de extraordinarias megacontrucciones, pomposidades y lujos, Trujillo invirtió cuantiosas sumas de dinero que iniciaron un periodo económico difícil, pero la figura y personalidad faraonesca de Trujillo así lo habían decidido.
Una lectura excelente, objetiva y descriptiva de la Era de Trujillo es el libro “Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo” que escribiera Juan Bosch.
Con los achaques propios de los que sobrepasan los 65 años de edad, Trujillo comenzó a cometer errores que dieron al traste con su tiranía.
El 12 de marzo de 1956 mandó a secuestrar en Nueva York a un exiliado español que había escrito una tesis sobre su régimen llamada “La era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana”.
El secuestro y posterior asesinato de Jesùs De Galindez Suárez, involucro al piloto norteamericano Gerald Murphy y al piloto dominicano Octavio (Tavito) De La Maza.
La “desaparición” de Galíndez, quien era profesor de la universidad de Columbia, movilizó a los norteamericanos a través de algunos periodistas y congresistas para presionar al gobierno de Trujillo, quien para borrar toda huella a todos los involucrados en el secuestro, incluyendo a Tavito De La Maza. Este se habría “ahorcado” en una prisión dominicana “arrepentido” y “agobiado” por problemas.
Con el Triunfo de la Revolución Cubana, los USA pusieron su vista en Trujillo, quien continuó cometiendo errores que aceleraron la caída de su régimen. La invasión de 1959, el atentado contra Rómulo Betancourt y la muerte de las hermanas Mirabal, darían al traste con “La Era Gloriosa”.
Sin el apoyo de los Yankees, enemistado con la iglesia Católica, y con pocos amigos dentro y fuera del país, a Trujillo no le quedaba tiempo.
Fue la noche del martes 30 de mayo de 1961, cuando un grupo de sus más cercanos colaboradores, entre los que se encontraban Antonio De La Maza (hermano de Tavito), le hicieron una emboscada y entre ráfagas, acabaron con la vida del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina y así desmembraron la cabeza principal de su oprobiosa dictadura.
Así murió el Jefe. Así mataron al Chivo. Desapareció para siempre el mal llamado Benefactor de la patria” y “Padre de la Patria Nueva”.
Había nacido un día como hoy, día de San Rafael, pero murió como habría de morir: “tronchado por el soplo de una ráfaga aleve, el roble poderoso que durante más de 30 años desafió todos los rayos y salió vencedor de todas las tempestades”.
“La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.” Antonio Machado
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