Todos son rivales. Son siete hermanos: Carmen, Mariola, Francis, Merry, José Cristóbal, Arancha y Jaime. Los llamados Martínez-Bordiú. Los herederos de la fortuna del general Franco. Hoy están en guerra. No hay bandos establecidos, ni alianzas, solo acuerdos muy puntuales. La muerte de la matriarca Carmen Franco Polo, el 29 de diciembre de 2017, ha desatado un enfrentamiento entre los siete hermanos en torno al reparto del rico patrimonio, especialmente inmobiliario, que su madre les ha dejado en herencia y que todavía no han aceptado.
La lucha por el botín, cuyo testamento a día de hoy no han ratificado, ha desatado toda una serie de acciones individuales, muchas de ellas solo con el fin de entorpecer los deseos del otro. Una situación que se ha enquistado y que no tiene visos de solución. Y mientras que la polémica en la calle está en el traslado de los restos de su abuelo del Valle de los Caídos, la preocupación de sus herederos parece centrarse casi exclusivamente en su patrimonio económico.
El “cambio de vida” de Carmen Martínez Bordiú
El centro de muchas de las polémicas y enfrentamientos familiares está en la hija mayor, Carmen Martínez-Bordiú. Sus últimas decisiones y su cambio de vida han alterado a buena parte de su familia y sorprendido a sus más allegados. Si hasta hace poco aprovechaba cualquier situación para aparecer en los medios, ahora ha decidido todo lo contrario, pasar lo más desapercibida posible.
Su huida a Lisboa, donde se beneficia no solo de una intimidad fuera de cámaras sino también de un trato fiscal muy favorable, es solo una pequeña muestra de este desarraigo familiar. Pero su traslado a la capital portuguesa no le ha permitido huir de los conflictos, más bien todo lo contrario. Su último escándalo es la sentencia de la Audiencia Nacional que no acepta sus argumentos para pagar menos impuestos por unas plusvalías de venta de acciones en la declaración de la renta de los años 2006 y 2007. La Sección Cuarta de lo Contencioso-Administrativo rechazó el tercer recurso interpuesto por la mayor de los Martínez-Bordiú contra la decisión de la delegación de la Agencia Tributaria de Cantabria de condenarla a abonar 525.000 euros por acogerse a beneficios fiscales a los que no tenía derecho. Por lo que tendrá que pagar.
En concreto, la operación inspeccionada se basa en la venta que Carmen realizó en el año 2006 sobre 42 acciones de la empresa familiar FR Promociones del Suroeste, que había adquirido un año antes de la muerte de su abuelo Francisco Franco. Estas acciones fueron vendidas por 9,9 millones de euros y usó parte de ese dinero (alrededor de 3,8 millones) para comprar varias fincas, viviendas, trasteros y plazas de garaje en las localidades cántabras de Santander y Miera y también en la localidad mallorquina de Andratx.
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