Editorial Diario libre
por Ines Aizpun
Además de impulsar programas que empujen hacia la clase media a sectores más desfavorecidos, el gobierno debe pensar en cómo proteger a la clase media para que no baje...
La clase media no está bien. Una enfermedad larga en la familia la desencaja y empobrece. Necesita dos sueldos por hogar y no siempre los consigue. Se ha empeñado en la educación de sus hijos, y éstos, con maestría incluida, no consiguen sueldos que permitan independizarse. La vida en República Dominicana, con unos estándares bien modestos de calidad, es cara. Para la clase media, el equilibrio de encajar en un sueldo vivienda, comida, luz, transporte y educación es un esfuerzo tremendo. El adelanto que deben pagar las pequeñas empresas, aborta las aventuras de los más decididos.
La clase media paga todo dos veces. La luz y el inversor. No hay transporte público eficiente y eso obliga a unos gastos en vehículos y combustible. El agua y el tinaco. Las cotizaciones obligatorias a las AFP y un seguro privado que no cubre las enfermedades más caras o crónicas. Ni las medicinas.
A la clase media no la define solo el ingreso, también la forma de vida. Con sus permisos, el Ayuntamiento puede desbaratar un sector. ¿Ejemplos? Los negocios que generan ruido o las ampliaciones de universidades que arrabalizan su entorno.
No hay políticas para la clase media, ese colchón imprescindible para el progreso y la paz social. Aquí los políticos pelean por hacerse con los votos de los pobres y los negocios de los ricos.
IAizpun@diariolibre.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario