Publicado el: 28 agosto, 2018
Por: Bernardo VegaLa economía dominicana es la primera, o la segunda (junto con Panamá), que más vigorosamente está creciendo en nuestro continente y lo hace con muy baja inflación y muy ligera devaluación de su moneda. Nuestro gobierno continuamente cita importantes logros en los sectores de educación, salud y transporte. El mercado internacional arranca nuestros bonos soberanos de nuestras manos y los inversionistas extranjeros siguen metiendo plata. Las remesas y el turismo continúan en aumento.
Todo eso debería crear optimismo entre los dominicanos, pero la reciente encuesta de Mark Penn/Noticias SIN indica todo lo contrario. El 71%, cifra récord, piensa que el país va por mal camino. Mientras en abril de 2016 un 82% estaba satisfecho con la labor de nuestro presidente, hoy día tan solo un 59% piensa así. Mientras antes un 89% de los peledeístas estaban satisfechos con su presidente, ahora han bajado a un 72%. Entre dieciséis personalidades políticas tan solo cuatro reciben un saldo neto positivo cuando se pregunta si son vistos favorable o desfavorablemente y todos han visto reducir su favorabilidad desde octubre pasado.
El sistema de partidos está en crisis pues mientras antes apenas un 10% de la población no simpatizaba con un partido político, declarándose independiente, ahora esa cifra se ha remontado a un 59% y entre los más jóvenes, el futuro del país, esa proporción llega a un 67%. El partido mejor ponderado, el PLD, apenas consigue un 23%.
¿Por qué ha amainado tanto el ánimo de los votantes cuando la economía está tan boyante? La respuesta la encontramos cuando se pregunta cuál es el principal problema en el país, siendo la respuesta la criminalidad y la corrupción en el gobierno, no la situación económica.
En cuanto a la corrupción gubernamental, según la misma encuesta, un 62% no cree que los jueces condenarán a los que hoy están acusados en el caso Odebrecht. Además así opina casi la mitad de los que simpatizan, o son miembros, del PLD. Cuando se preguntó si el votante creía que todos los involucrados en el caso ya habían sido sometidos a la justicia, o si existían otros involucrados que no habían sido sometidos, un altísimo 82% dijo que existían otros, incluyendo un 73% de los que son miembros o simpatizantes del PLD.
Pocas son las veces cuando los dominicanos opinan a favor de medidas tomadas por el gobierno americano, pero un 76%, tres cuartas partes, declaró que el gobierno de Washington hizo bien al quitarle la visa a Ángel Rondón, Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, y entre los miembros o simpatizantes del PLD un 63% piensa así, a pesar de que Bautista es senador y organizador de ese partido y Díaz Rúa fue ministro de Obras Públicas de su gobierno y tesorero del partido. Está claro que existe una fuerte división dentro del PLD.
En fin, que el “efecto Odebrecht” está golpeando fuertemente a un gobierno que maneja bien la economía, como también golpea al PLD. Las simpatías por el PLD se han reducido de 41% en octubre 2016 a tan solo 23% hoy día.
Durante una de las campañas electorales norteamericanas devino famosa la frase “¡es la economía, estúpido!”, que buscaba señalarle a los candidatos que enfatizaran los problemas económicos. En el caso dominicano actual se podría decir lo contrario: “¡No es la economía, es el crimen y la corrupción estatal!”. ¿Cómo reversar esa percepción con golpes de efecto contundentes? Los brasileños lo lograron cuando el magistrado Sergio Moro, con el apoyo del procurador, persiguió y logró condenas en el ya célebre caso de la operación “auto lavado (“lava Jato”)”. ¿Existirá la voluntad política en nuestro país para lograr lo mismo, caiga quien caiga? ¿Dónde está nuestro Moro? ¿Qué podría hacer la policía para reducir el crimen en forma espectacular?
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