Por José Rafael Sosa para el
periodico Acento
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El 30 de junio de 1959, en la fiesta de 30 de cumpleaños de Ramfis, su hijo mayor, Trujillo sorprendió a los invitados en La casa de Caoba, con una admonición que resultaría completamente cierta: su hijo mayor no tenía ni el temperamento, ni las condiciones para mantener la dictadura en caso de que tuviera que asumir el poder.
De acuerdo a la versión que publica Orlando Inoa en Ramfis Trujillo: Cronología Histórica, se refiere a varios autores que dan cuenta del pronunciamiento de Trujillo, que en la práctica seria tal y como lo previo en 1961, cuando su hijo quedó en junio al frente del régimen por el ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
En la cronología de Inoa, citando el libro testimonial Trujillo de cerca (páginas 264-267) de Mario Read Vitini, Inoa refiere que Trujillo tomó la palabra para dirigirse a los invitados:
“…ustedes tienen razón en pensar que soy un padre feliz. Pero yo tengo que confesar que no es así. Que mi hijo, Ramfis no es el hombre que yo esperaba y hubiera deseado. Que él no es hombre calificado, porque no reúne las condiciones necesarias para recibir el legado que algún día le corresponderá. Que tomen nota los que vayan a escribir mañana la historia dominicana”.
Ante el estupor de oficiales y funcionarios asistentes a la fiesta, que quedaron de una pieza sin saber que decir, Trujillo, amplió sus criterios:
“Ustedes podrían decir que yo estoy equivocado, o que soy injusto, por la apariencia de su posición. Pero no es así. Me he tomado el cuidado de examinar su conducta, de probar su carácter desde que era un niño y de observar sus actitudes y sus reacciones y estoy seguro de que no me equivoco”.
El ambiente, relatan Inoa y Read Vitini, se hacía más pesado entre los asistentes, mientras Trujillo, desde el micrófono, seguía su catarsis:
“Estoy seguro de que el no sabrá hacerse digno de las responsabilidades que alguna vez habrán de tocarla. Y yo, no podía dejar de manifestar esta justificada creencia mía en la hora en que está entrando a la edad viril, aunque sin esperanzas de que su actitud cambie ni su carácter se fortalezca”.
Y prosiguió:
“Créanme que es muy penoso decir estas cosas a Ramfis en el día de su cumpleaños, pero me traicionaría a mi mismo si no hago saber, en presencia de ustedes. La convicción que tengo es que el no corresponderá al llamado de la historia”.
Ramfis responde
La sorpresa de los contertulio debió ser mayor debido a que cuando Trujillo, descendió del micrófono, molesto y Ramfis tomó la palabra:
“Señores ustedes acaban de escuchar lo que ha dicho mi padre. Solo el pudo haber dicho lo que dijo, sin recibir el peso de mi reacción. Solo el puede juzgarme de esa manera sin que yo le correspondiera como seria de rigor. Pero mi padre me ha juzgado mal porque mi padre está equivocado. Y está equivocado, porque mi padre no e conoce. Porque nunca me dio la oportunidad de tener una verdadera relación de padre a hijo con el: porque nunca pude acercarme lo necesario a su persona, porque siempre estaba muy ocupado y el no conoce mi verdadero carácter, porque nunca se relacionó conmigo como lo hace cualquier padre. Por eso el no puede tener una visión clara de quien soy y como soy. El no conoce ni mi carácter ni mis condiciones personales. Por eso dice que no seré capaz de manejar con dignidad el legado que el me deje, pero ustedes serán mis testigos, el día en que la historia me llame, de que yo si sabre hacerme digno del gran legado de gloria que mi padre me deje”. Descendió de la tarima. El silencio podía cortarse como cuchillo en queso.
Trujillo replica
Trujillo se volvió, y subió de nuevo y tomo el micrófono para decir con un acento de total y penosa convicción – apunta Read Vitini- en su libro, citado por Orlando Inoa: “- ¿Ustedes lo oyeron? Que más quisiera yo que fuese como el dice”. Qué más puede querer un padre como yo. Yo si me tome todo el trabajo de examinar su conducta, de verlo constantemente de cerca desde su más tierna infancia; de observarlo cuidadosamente y de proveerlo de todos los medios necesarios para su desarrollo adecuado, pero tengo que reiterar que desde sus primeros años observé sus debilidades de carácter, su temperamento evasivo, de cierta irresponsabilidad”.
La admonición de Trujillo
El dictador tenia razón. Fue ajusticiado el 30 de mayo de 1961, y el miércoles 31 de mayo, en la noche, llego desde el extranjero para aceptar el legado de la dictadura trujillista, y tal y como vaticino su padre, no tuvo las condiciones para mantenerse en el poder
Ramfis no pudo contener las ansias de libertad del pueblo dominicano, el impulso de los partidos opositores, encabezados por el PRD (de entonces), no sin antes, borracho, fusilar a los ajusticiadores de su padre en la Hacienda María, el 18 de noviembre: Roberto Rafael Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Luis Salvador Estrella Sadhalá, Modesto Díaz Quezada, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel y Luis Manuel Cáceres Mitchel (Tunty), atados a cocoteros. Uno de ellos le grito que si era un hombre que lo soltara y se fajaran de hombre a hombre. El hijo del dictador, ciertamente, no tenia condiciones ni para eso.
FUENTES:
Ramfis Trujillo: cronología histórica. Autor: Orlando Inoa. Editorial Letra Gráfica. Páginas: 220 a la 224.Impreso en Serigraf S.A. 2018.
Trujillo de cerca (páginas 264-267); Autor Mario Read Vitini,
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