CIUDAD DE PANAMÁ, 30 mayo (Reuters) - El ex dictador panameño Manuel Noriega murió a los 83 años tras haber marcado a sangre y fuego la historia del país centroamericano, que Estados Unidos invadió para derrocar a su brutal régimen (1983-1989) que espió para la CIA, trabajó con los narcotraficantes y torturó a sus enemigos.
Noriega fue sometido a varias cirugías para extraerle un tumor benigno en el cerebro, sin embargo en el proceso tuvo recaídas de las cuales ya no se recuperó y falleció casi a la media noche del lunes, en un hospital estatal donde estuvo internado desde principios de marzo.
Minutos después de su muerte, el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, confirmo el hecho a través de su cuenta oficial de Twitter con un mensaje.
“Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capitulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz”, escribió el mandatario panameño.
Tras pasar los últimos 26 años en cárceles de Estados Unidos, Francia y Panamá por el asesinato de enemigos políticos, lavado de dinero y narcotráfico, el anciano ex dictador logró en enero prisión domiciliaria en casa de una de sus tres hijas para prepararse para la intervención.
Los largos años de reclusión, muchas veces aislado, dos ataques cerebrovasculares y un cáncer de próstata dejaron al ex dictador en silla de ruedas y con aspecto frágil, una versión reducida del osado general del Ejército que blandía enérgico un machete en sus mítines aplaudido por la multitud.
El 20 de diciembre de 1989, unos 28,000 soldados estadounidenses tomaron por asalto Ciudad de Panamá y lanzaron una dramática búsqueda para capturar, días después, al que fuera durante años uno de sus principales aliados en la región.
Cuando retornó a Panamá en diciembre de 2011, el país ya había superado su nefasto legado y creció al calor de su famoso Canal interoceánico hasta convertirse en una de las economías más dinámicas de América Latina, aunque con una democracia todavía lacerada por la corrupción y las inequidades sociales.
Pero el carácter desafiante del ex dictador decayó en el ocaso de su vida y en el 2015 llegó a pedir perdón a Panamá por los desmanes de gobiernos militares del pasado, incluyendo el suyo, por el que fue sentenciado a unos 60 años por tres condenas en casos de homicidio y desapariciones forzadas.
La corrupción bajo su mandato llegó a tal punto que un subcomité del Senado estadounidense aseguró que Noriega creó “la primera narco cleptocracia del hemisferio” y se refirió a él como “el mejor ejemplo reciente” de cómo un líder extranjero puede manipular a Estados Unidos en contra sus intereses.
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