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viernes, 22 de noviembre de 2013

Hace 52 años: la rebelión de los pilotos


Por FEDERICO MARCOS DIDIEZ
Hace 52 años, seis miembros de la Fuerza Aérea Dominicana impidieron que José Arismendi (Petán) y Héctor Bienvenido Trujillo Molina retornaran al poder y restauraran el régimen que por 31 años encabezara su hermano, el dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Este acto de coraje, patriotismo y valentía, fue encabezado por el comandante de la base aérea de Santiago de los Caballeros de ese entonces, el general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría (Chava),  y los oficiales superiores Pedro Santiago Rodríguez Echavarría (Chaguito), sub-jefe técnico; Federico Fernández Smester, Rafael Hernández Beato, jefe de mantenimiento de los aviones en la Base Aérea de Santiago; Nelton González Pomares, director de operaciones; Andrés Rodríguez Méndez, comandante de la base de Barahona; Raymundo Polanco Alegría, comandante del Escuadrón Caza Ramfis; Ismael Emilio R. Román Carbuccia, enlace Santiago-San Isidro y Manuel Durán Guzmán.
Estos evitaron el complot ideado por Petán y Ramfis Trujillo para derrocar a Joaquín Balaguer de la presidencia de la república, plan este que se realizaría justamente el 19 de noviembre de 1961. Esta acción que fue determinante para iniciar la democracia y poner fin a los meses sangrientos luego de dar muerte al tirano evitando un río de sangre y acelerar la salida de familia Trujillo hacia extranjero.
Fue a finales de junio de 1961 que el Curita, apodo del teniente coronel piloto Durán Guzmán, comenzó a hilar con cautela, los primeros pasos de una conspiración memorable, contactando en primera instancia a sus amigos más cercanos, seguro de que se estaba jugando con su carrera de piloto, y tal vez con su vida. En conversaciones sostenidas, la primera vez que le habló a su compañero y comandante de Escuadrón, el teniente coronel piloto Nelton González Pomares.
Estas conversaciones destaparon el deseo de libertad y siguieron hablando con otros compañeros y le plantearon el escenario al teniente coronel piloto Raimundo Polanco Alegría, comandante del Grupo de Caza Ramfis, arriesgando su pellejo, además también al coronel piloto Pedro Rodríguez Echavarría “Chaguito” sub jefe técnico, muy amigo estos dos y de toda la familia Trujillo.
Con mucha evasiva, burlando los servicios de inteligencia, Polanco y Rodríguez Echavarría fueron abordados, con su aceptación, se realizaron reuniones dentro de los carros para no despertar sospechas, así inicio la orden de operaciones. Polanco Alegría acepto de inmediato, pero “Chaguito” le manifestó que solo aceptaría si su hermano, el general Rafael Rodríguez Echavarría, Comandante de la Base de Santiago, entraba en el asunto también.
Al norte del país, en la casa del Comandante de la Base de Santiago se produjo la primera conversación entre los dos oficiales. Sentados, el general Echavarría oyó los argumentos, se para y les dice que entraba, solo si era el jefe del movimiento, y que solo se actuaría después que Ramfis dejara el país y que lo más importante era evitar la matanza de gente inocente, se iniciaría el movimiento de los aviones bajo cualquier pretexto, estos solo debían atacar los residuos de la tiranía. El grupo de pilotos, coincidían con las ideas del general Echavarría, el cual tenía mucha información y le había tomado el pulso a la situación desde Santiago.
Esto ocurrió un día después que Ramfis asesinó en Hacienda María a seis de los ajusticiadores de su padre, a los héroes Roberto Pastoriza, Luís Manuel Cáceres (Tunti), Rafael Estrella Sadhalá, Wáscar Tejada y  Modesto Díaz y luego marcharse del país por vía marítima.
EL PLAN
El plan de los Trujillo consistía en destituir al presidente Balaguer y el asesinato de los principales líderes de todos los movimientos antitrujillistas tales como la Unión Cívica y el 14 de Junio conjuntamente con la dispersión de los aviones situados en la Base de San Isidro a otros lugares del interior del país. Esta última acción correspondía al general Fernando Sánchez (Tunti) y los pilotos la desobedecieron cumpliendo así al mandato del general Pedro Rafael Rodríguez Echavarríay en vez de dispersar los aviones a distintos puntos del país, los aterrizaron en la base aérea de Santiago.
Balaguer encabezaba la lista de los dirigentes políticos que iban a ser asesinados en todo el país. Todo esto fue planeado la noche del 18 de noviembre en la Base Aérea de San Isidro por Petán Trujillo, el jefe de la Fuerza Aérea, Tunti Sánchez, y los jefes regionales del temido Servicio de Inteligencia Militar (SIM), incluyendo a Víctor Alicinio Peña Rivera, quien mataría los políticos y antitrujillistas del Cibao.
Del escritorio de Peña Rivera, jefe del SIM en el norte, sacaron la lista de las personas a eliminar, que incluía a militares sospechosos de ser desleales. La historia reconoce esta macabra acción como "la Noche de San Bartolomé", la que perseguía asesinar a los más sobresalientes políticos opuestos al régimen trujillista.
El general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría como comandante de la base aérea de Santiago, obtuvo el apoyo unánime de todos sus subordinados para poder gestar su acción patriótica con éxito obteniendo también el apoyo del agregado militar de los Estados Unidos en el país, coronel Edward Simmons, quien aseguró el respaldo de los aviones estacionados dentro de los navíos de su país que estaban en aguas de la capital.
El general Rodríguez Echavarría tenía un mando efectivo, liderazgo entre los pilotos, prestigio y relaciones con los diferentes jefes de las fuerzas armadas y sobre todo, conexiones políticas importantes, inclusive en la incipiente oposición.
Preparando el escenario, cuando el teniente coronel piloto Santiago Rodríguez Echavarría “Chaguito” despegó de San Isidro en un avión C-46, a las 6:30 de la mañana, con el pretexto de llevar gomas de aviones para Santiago, el general Rodríguez Echavarría “Chavá”, ordenó el inicio de los ataques. Ya en el aire le anuncio a su hermano por la radio que había decolado sin novedad. Desde antes, más o menos a las 5:30 de la mañana, se iniciaron los despegues de aeronaves para efectuar el movimiento planificado.
LOS ATAQUES
Serían cerca de las 8:00, cuando se iniciaron los primeros ataques a San Isidro. La orden especificaba era no disparar a los edificios. Por tal motivo, el teniente coronel piloto González Pomares y su ala, el mayor Ramírez Gómez, dirigieron cohetes y cañones hacia el “Batallón Blindado AMD”, tomando en cuenta la prioridad de ataque de estos.
El esquema de la operación se basaba en la disuasión. Otro elemento de aviones, integrado por el teniente coronel piloto Fernández Smester y el capitán piloto Dipp Medina atacó la unidad de artillería del Ejército. Otras aeronaves dispararon a la Jefatura del Ejército situada en lo que es hoy la Base Naval 27 de febrero, entonces 18 de Diciembre.
Todos los aviones fueron llevados con motivo de un supuesto ejercicio a diferentes puntos del país. La mayoría de los aviones AT- 6 fueron concentrados en el aeródromo de Consuelo. Justamente a las 8 de la mañana de aquel 19 de noviembre que era domingo, la artillería y la escuadra de tanqueros de la Base Aérea de San Isidro fueron bombardeadas al igual que el puente de La Vega para así evitar que los equipos militares ubicados allí llegaran hasta Santiago y el regimiento de Valverde. Petán Trujillo llegó a disparar con una metralleta a los aviones que bombardeaban. Otras instalaciones militares que siguieron leales a Trujillo como las fortalezas Mao y Puerto Plata.
Una escuadrilla de Mustang P-51D, liderados por el teniente coronel piloto Malagón Montesano, e integrada por el mayor piloto Ortega Piñeyro, el segundo teniente piloto Mena y Mena  y el segundo teniente piloto Viñals Cabrera, atacaron con bombas y cohetes la artillería de la Base Aérea. 
La capital inundada de falsos rumores, el general Echavarría “Chavá”, llamaba por teléfono a los generales del ejército, dándoles un “ultimátum” ordenándoles que los cañones de sus armas pesadas tenían que apuntar visiblemente para el suelo. Las oleadas de ataques se sucedían, desde y hacia Santiago, donde los aviones eran reabastecidos de combustibles y armas, por un equipo de técnicos al mando del teniente Hernández Beato apodado “El Maco”.
Los pilotos, segundos tenientes pilotos Morales Bobadilla, Guzmán Pérez, Acosta Paulino, Julito Sánchez, Rodríguez Conde,  y Rojas Nolasco. Los mayores pilotos Sánchez Pérez, Martínez Polanco, Martínez Rincón, Marino Polanco Tovar y el capitán Rodríguez Núñez y muchos otros, realizaron otras actividades dentro de la operación aérea. La mayoría de los aviones AT-6 Texan, piloteados por los oficiales más nuevos, fueron concentrados en el aeródromo de Consuelo, bajo el mando del segundo teniente Hernández Díaz.
Una patrulla de reconocimiento sobrevoló la fortaleza de Mao para verificar si el general Rodríguez Reyes del ejército, había cumplido las exigencias de “Chava”. En un primer pasaje a baja altura, se confirmó todo, todavía la bandera del generalísimo y los tanques no estaban, solo se oyó el fuego de armas ligeras impactó sin consecuencias al avión de reconocimiento, por tal motivo se ordeno al teniente coronel piloto González Pomares atacar a Mao.  
Cuando los aviones sobrevolaron la fortaleza de la Ciudad de Mao, se derramo fuego sobre el campamento, obligando a su comandante a deponer su actitud, lo mismo pasó en Puerto Plata, con general Dujarric del ejército, quien no acató las advertencias de “Chava”, recibiendo un ataque con los mismos resultados. 
Por otro lado, más al sur, la Base Aérea de Barahona no operó. El general de brigada piloto Rodríguez Méndez enviado por avión a esa zona, no pudo tomar el mando, porque fue hecho preso por el comandante en ese momento Luis Beuchamps. El teniente coronel piloto Polanco Alegría junto al general Rodríguez, intervino disuadiendo a las tropas, ya que los pilotos no podían emprender vuelos con esa situación.
El General Tunty Sánchez, llega a San Isidro, a media mañana, impartiendo de inmediato ordenes a la base de Barahona para atacar a Santiago. La orden de Tunti Sánchez cayó en el vacío, pues la llamada fue recibida por el teniente coronel piloto Polanco Alegría, que la distorsiono, desconectando el teléfono, haciéndole creer a Beuchamps, que el asunto se resolvería.   
Por otro lado, los pilotos de la escuadrilla de Vampiros MK, apostados en “Punta Caucedo”, eran el mayor piloto Nerys Abréu y los primeros tenientes pilotos, Percival Peña,  Bodden López. También, los segundos tenientes pilotos De la Rosa Pimentel y Ramón Andrés Peralta, liderados por el teniente coronel piloto Folch Pérez.
Estos fueron obligados por los mayores Acevedo Burgos y Rodríguez Colón del ejército a no acercarse a los aviones, amenazados por el emplazamiento de dos ametralladoras calibre .50, colocadas frente a ellos para evitar que despegaran. Finalmente, estos recibieron la orden de volar a San Isidro, despegando cada cinco minutos con la orden de que tenían que aproximarse a la Base con el tren a la vista, para que no fueran abatidos por el fuego antiaéreo preparado para esto.
Dos bombarderos livianos Liberator B-26 sobrevolaron la Base y se dirigieron a bombardear la sede del CEFA, problemas técnicos impidieron este ataque. Cuando se propago el rumor de que los blindados se dirigían a Santiago, el general Echavarría “Chavá”  le ordenó al teniente coronel piloto Malagón Montesano piloto de un Mustang P-51D, la destrucción del Puente sobre el río Yuna, misión realizada sin resultado esperado.
El general Rodríguez Echavarría al ver esta situación, exigió que los tanques retornaran a la base y que fueran colocados en la cabecera de la pista 21, dispersos y sin tripulación, para ser avistados por las patrullas aéreas de reconocimiento. Al mediodía, se detuvieron los ataques y “Chavá” comenzó a negociar con el presidente Balaguer, bajo la divisa de la salida de todos los Trujillo y sus secuaces.
 “Chaguito” sería mandado en helicóptero a Palacio a negociar, en ese ínterin a solicitud el general Félix Hermida, fue nombrado Jefe de Estado Mayor interino de la AMD como una de las exigencias de Rodríguez Echavarría para el cese al fuego. Joaquín Balaguer accedió a las peticiones y nombró posteriormente a Rodríguez Echavarría como  Secretario de las Fuerzas Armadas. 
El presidente Balaguer agradeció la acción al general Rodríguez Echavarría. Luego, Balaguer se comunicó con el coronel Hernando Ramírez en la Base Aérea de San Isidro y le pidió que llevara al Palacio al general Tunti Sánchez y a Petán, quienes no opusieron resistencia.
HUIDA
 Los remanentes del trujillismo, bajo esa presión y ataques, decidieron irse a pesar de que la intención de Negro y Petan Trujillo era asesinar a Balaguer y otros que representaban un obstáculo que interfiriera con sus planes de quedarse con el poder cerrando el capitulo sombrío de una dictadura que parecía no terminar, con pretensiones de continuidad de opresión por parte de sus tentáculos que absorbieron por más de treinta años la paciencia y tranquilidad de los dominicanos.
Como una paradoja del destino, estos pilotos le dieron fin a la dictadura, se convirtieron en el verdugo de la tiranía, tomando la base de la Aviación Militar Dominicana como centro de acopio del poderío más temido y primero dentro de nuestras Fuerzas Armadas. La Base Aérea Presidente Trujillo como se le llamaba entonces, constituía la base del poder militar para enfrentar las amenazas de continuidad, siendo la AMD, una torre de control donde se concentró todo el mando militar, contando con la mejor infantería, artillería, blindados y aviones de combate,  poderío combinado único para esa época.
De no haber sido por ese levantamiento militar que encabezó el comandante de la base aérea de Santiago, el general piloto Pedro Rafael Rodríguez Echavarría, quien dirigió el alzamiento militar que expulsó del país a la familia Trujillo y frustró el golpe que sería encabezado por los hermanos Héctor Bienvenido y José Arismendi Trujillo Molina, la dictadura trujillista habría retornado a sus conocidos métodos de represión sangrienta, y habría convertido el país en un montón de cadáveres de dirigentes opositores.
Estos militares, en vez de tomar el poder político, apoyaron a Balaguer para que sacara a los Trujillo del país cuya acción fue determinante para
considerar el inicio de la democracia en el país, evitando que desapareciera la clase política opositora al régimen trujillista. Es por esto que Debemos reconocer a esos héroes anónimos que con sus iniciativas nos dieron la libertad apostando a un mejor porvenir.
El 17 de octubre del 2012, Radhamés Ramos García, diputado por la provincia La Vega sometió un proyecto de ley que declara el 19 de noviembre como Día Nacional del Renacer de la democracia Dominicana en honor al Complot de los Pilotos de la Base Aérea de Santiago.

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