Extraido de articulo Afrodominicanos pugnan por su identidad .
Frances Robles
Miami Herald
El dictador Rafael Trujillo, que gobernó entre 1930 y
1961, promocionó tenazmente los sentimientos antihaitianos y se le
culpa por crear las muchas categorías raciales que evitan el uso de la
palabra ``negro''.
La práctica continuó bajo el presidente Joaquín Balaguer, que
frecuentemente se quejaba de que los haitianos estaban ''ennegreciendo''
el país. En los 1990, se le culpó por bloquear las aspiraciones
presidenciales del principal candidato negro, José Francisco Peña Gómez,
diseminando rumores de que era realmente haitiano.
''Bajo Trujillo, no había nada peor que ser negro'', dijo el
poeta dominicano Blas Jiménez, que es negro. ``Nosotros somos
dominicanos porque no somos haitianos. Somos esto porque no somos lo
otro''.
Jiménez recuerda que cuando le dieron su primer pasaporte, el
empleado lo clasificó como ''indio''. El fue al director de la agencia
para protestar.
''Recuerdo que dijo, `Si quiere ser negro, déjenlo que sea negro''', comentó Jiménez.
El resentimiento contra los haitianos se mantiene. Hay un
estimado de un millón de haitianos viviendo en la República Dominicana,
la mayoría trabajando en las industrias del azúcar y la construcción.
Frecuentemente, las deportaciones en masas incluyen a los dominicanos
negros y periódicamente ha habido linchamientos de haitianos. El
gobierno ha tratado de negar la ciudadanía y la educación pública a los
hijos de inmigrantes haitianos ilegales.
Cuando Sonia Pierre, la activista de los derechos de los
inmigrantes, ganó un prestigioso premio Robert F. Kennedy, el gobierno
respondió tratando de revocar su ciudadanía, diciendo que en realidad
era haitiana.
''Hay una tremenda resistencia a la negritud, lo negro es
malo'', dijo Sergia Galván, una feminista negra. ``Lo negro está
asociado con cosas ilegales y clandestinas. Aquí hay un prototipo de
belleza y mucha presión social. Hay escuelas donde las trencillas y el
pelo natural están prohibidos''.
Galván y un grupo de mujeres han protestado contra los cánones
europeos de belleza. Han llegado a protestar frente a los concursos de
belleza. Dicen que ahora se ven más mujeres de piel oscura participando,
aunque nunca ganan.
Varias mujeres dijeron que el rechazo al pelo negro es tan fuerte que frecuentemente la gente les grita insultos.
''`No puedo coger un autobús porque la gente me hala el pelo y
me clava peines en el mismo'', dijo la artista Xiomara Fortuna. ``Me
preguntan si acabo de salir de prisión. La gente simplemente no quiere
que se vea esa imagen''.
Las horas que se pasan estirando el pelo con dolorosos
tratamientos químicos son, en realidad, expresiones de nacionalismo,
opinó Ginnetta Candelario, que estudia las complejidades de la belleza
dominicana en el Smith College en Massachusetts. Para algunas mujeres,
estirarse el pelo es simplemente una forma de tener un pelo suave y
adaptable en la asfixiante humedad de la República Dominicana.
''No se trata de odiarse'', dijo Candelario. ``En realidad, es
una forma de autocomplacencia. Es nacionalista, es una forma de
afirmarse y celebrarse a sí mismo''.
El dinero, la educación, la clase --y, por supuesto, el pelo
lacio-- pueden hacer que los dominicanos de tez oscura sean percibidos
como más ''blancos'', dijo. Aquí, muchos dominicanos negros dicen no
haber sabido que eran negros hasta que visitaron Estados Unidos.
''Durante la era de Trujillo se rechazaba a la gente de piel
oscura, así que desarrollaron su propio mecanismo para luchar contra
eso'', dijo Ramona Hernández, directora del Instituto de Estudios
Dominicanos en el City College de Nueva York. 'Cuando uno pregunta,`¿Qué
es usted?' no le dan la respuesta que uno quiere. Ellos dicen que no
quieren hablar de negritud aunque eso sea lo que usted quiera
escuchar''.
Hernández, que es morena y tiene un larga melena estirada,
reconoce que ''nunca, nunca, nunca'' iría a la universidad con su pelo
natural.
''No es nada extraño. Eso es una mujer tratando de lucir bonita. Soy una socióloga'', dijo.
Cuando le preguntaron si una dominicana negra podía ser considerada bella en su país, Hernández saltó.
``¡Usted debería ver como vienen aquí con sus grandes traseros!, dijo.
``Vienen pensando que son muy atractivas, y yo me digo `¿no saben que no son realmente bonitas?''
María Elena Polance es un negra sumamente atractiva. Dijo que la
mayoría de los dominicanos la ven como una curiosidad, como si ser una
negra y bella fuera algo extraño.
Pasa sus días promoviendo una crema para estirar el pelo en La Sirena, una tienda por departamentos de Santo Domingo.
'Aquí la gente no dice que tiene el pelo `rizado'. La gente dice que tiene pelo 'malo'. No se puede salir a la calle así''.
La profesora Dawn Stinchcomb, de la universidad de Purdue, que
es negra, dijo que cuando llegó aquí en 1999 para estudiar las
influencias africanas, la gente la insultaba en la calle.
Los camareros no la atendían. Nadie quería ayudarla en su
investigación diciendo que si quería estudiar africanos, debía ir a
Haití.
``En la calle, la gente me gritaba que saliera del sol porque ya
era lo suficientemente negra. Era penoso. Yo me crié en el Sur y
pensaba que podía manejar cualquier comentario racial. Pero nunca
experimenté nada parecido a lo que tuve que pasar en la República
Dominicana.
``No me importa que gente que no se parezca a mí me insulte. Pero ¿gente que es igual que yo?''
Precisamente en la última entrada de mi blog he hecho alusión a este tema y ahora he editado para enlazar este artículo en ella, ¡qué casualidad!
ResponderEliminarPor cierto, sin palabras que haya gente que tenga un complejo de inferioridad tan fuerte que para sentirse mejor discrimine por algo tan nimio como el color de piel.
ResponderEliminarCosas veredes Sancho .
ResponderEliminar