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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

jueves, 30 de junio de 2016

Falleció hoy Milo Jiménez, exsecretario de las Fuerza Armadas


LOS DATOS SOBRE EL VELATORIO Y EL SEPELIO AÚN SE DESCONOCEN

  • Falleció hoy Milo Jiménez, exsecretario de las Fuerza Armadas
Santo Domingo
Falleció este jueves el exsecretario de las Fuerzas Armadas,  Ramón Emilio Jiménez hijo “Milo”.
Jiménez también fue canciller de la República y fue presidente del Plan del Renove, durante el gobierno del expresidente Hipólito Mejía.
Los datos sobre el velatorio y el sepelio aún se desconocen. 
Milo Jiménez fue de  los militares que desafió al expresidente Joaquín Balaguer en 1975  y también se le acusa de haber ordenado fusilar al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en 1973.

miércoles, 29 de junio de 2016

Los días no laborales en la Era de Trujillo


SANTO DOMINGO. En la época del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, los días no laborables sumaban 68, de los cuales 17 eran festivos, doce de estos por su contenido histórico aún se conmemoran en la actualidad. 

Según el historiador Eliades Acosta, Trujillo suplantó el papel de la historia porque impuso sus días a pesar de que los feriados y conmemorativos es la historia que lo determina. 

Por medio a la Ley 1642 del 14 de febrero de 1948, Molina continuó su política de institucionalización del culto a la personalidad. Entre los días de fiesta nacional incluyó cuatro que se referían directamente a su persona u obra de gobierno: el 24 de septiembre, Aniversario de la Restauración Financiera y Día de la Patria Nueva; el domingo posterior al 10 de enero, Día del Benefactor de la Patria, y el 16 de mayo, Día Inicial de La Era de Trujillo. Como día conmemorativo se incluyó el 17 de julio, Día de la Redención de la Deuda Externa, donde era obligatorio que cada ciudadano o institución adornase el frente de su vivienda u oficina con una bandera nacional, so pena de pagar una multa de RD$50.00 pesos, si incumplía. 

"Eran días que se instituían para dar gracias a Trujillo por haber traído tanta felicidad al pueblo dominicano. No se podía ser tibio, había que demostrar entusiasmo y fervor público para estar bien con el régimen y congraciarse con las autoridades. Todo eso iba acompañado de regalos, es decir, se obligaba a los funcionarios públicos a dar parte de su sueldo para comprarle o un yate a Trujillo o construir una casa o un monumento. La contribución dependía del cargo, pero oscilaba entre cinco y cincuenta pesos que era mucho dinero en ese tiempo", relató Acosta a Diario Libre. 
 
  

En esa época, asegura, había además un "férreo dictamen" en torno a qué dedicar cada uno de los días festivos. 

"No podía haber indiferencia ni gente que estuviera al margen de las actividades, si había una misa, un mitin, una acción de gracia, una parada militar, era de obligatoria asistencia sobre todo para los funcionarios públicos incluidos los maestros que estaban dentro de esa categoría", agregó el historiador.

En enero también se celebraba el Día de Año Nuevo; el de Duartela Epifanía de los Santos Reyes y el de la Altagracia, en el orden que se conmemora en la actualidad. 

"Festividad para Trujillo tenía que estar vinculado a una razón religiosa o patriótica, pero sobre todo con su familia, con su figura o con hechos con los que tuvo relación", precisó el experto en el tema.

Asimismo era feriado el 27 de febrero con motivo del Aniversario de la Independencia, en el que se celebraba además el Día de la Marina; el 14 de abril, Día Panamericano y el primero de mayo Día del Trabajo. 

En el Archivo General de la Nación (AGN), se encuentran los periódicos de aquellos días donde por cada fecha festiva, se debía publicar el discurso íntegro de Trujillo, además se daba seguimiento a los preparativos que realizarían para las fechas y tres días después del acto de conmemoración del feriado aún se colocaba lo que hizo cada sector en la nación para recordarlo.

El 16 de agosto, se rememoraba el Aniversario de la Restauración; el 12 y 24 de octubre, era evocado el Día de Colón y de la Bandera y las Naciones Unidas, respectivamente. Sin embargo, las personas de la época recuerdan que el 24 de octubre la celebración más importante se hacía para conmemorar el natalicio de Trujillo. También éste día era la fecha oficial de inicio del torneo de béisbol de invierno, el principal pasatiempo de los dominicanos.
 
  

"Se celebraba el Día de San Rafael que ya ni existe en el calendario católico, y era porque él se llamaba Rafael Leónidas Trujillo y ese día 24 de octubre había que celebrarlo como fiesta patria nacional, y en todo el país se brindaba ron, se hacía fiesta de palo encebao, en las escuelas se hacían actos y desfiles militares en la George Washington", recuerda la socióloga Eulalia Flores.

El día en que Trujillo regresó de Europa fue festivo para recibirlo; el cumpleaños de Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis Trujillo) también era motivo de celebración, recuerda otro ciudadano que formó parte de la época.

"Cuando él regresó de Europa el pueblo entero fue a recibirlo con flores y con banderas", narró Flores.

Según los periódicos de ese tiempo, para asegurar la asistencia a los actos, el gobierno ofrecía transporte gratuito para la población.

Dentro de los días de "reverencia religiosa" y no laborales, se encontraban el Jueves y Viernes Santo; el Día de Corpus Christi y el 25 de diciembre la Natividad de Jesús. El 24 de septiembre se recordaba además el Día de Nuestra Señora de las Mercedes. 

Asimismo, todos los domingos del año debían ser no laborables, sin embargo, eso no quería decir que el funcionario público estuviera libre de obligaciones. 

"En el AGN hay una abundante documentación de las reuniones de coordinación que se hacían los domingos, dirigidas por el gobernador provincial y donde tenían que estar todos los funcionarios más importantes, desde el médico que inspeccionaba los hospitales, hasta el representante máximo del Ejército, la Policía, de eso se levantaba un acta rigurosa con la asistencia", destacó Acosta, quien además dijo que esas reuniones eran una de las formas que Trujillo utilizaba para tener el control de la sociedad. 

"Yo he encontrado en mis investigaciones cartas de Petan (José Arismendy Trujillo Molina), uno de los hermanos de Trujillo, delatando a un maestro porque no mostró entusiasmo ni participó en unos mítines determinados y pidiendo su cancelación y vigilancia", agregó. 

Era obligatorio
 
 
En todos los días de fiesta nacional, en el Día de Duarte y en los conmemorativos de Sánchez y Mella y de la Redención de la Deuda Externa, era obligatorio para los particulares enarbolar o tender en los frentes de sus residencias y establecimientos por lo menos una bandera nacional de tela. En los demás días previstos por esta ley dicha demostración cívica sería facultativa. 

En los días de duelo nacional, estaba previsto suspender las labores oficiales y particulares. Todas las banderas que se enhestaban en las oficinas y dependencias oficiales y municipales, así como en las residencias y establecimientos de personas y entidades particulares, debían estar a media asta. Se debía además suspender todos los actos festivos y espectáculos públicos que dependían de instituciones oficiales, así como los actos festivos y espectáculos públicos que dependían de particulares, en las jurisdicciones que señaladas.

Loas al "Jefe"
 
 
Toda conmemoración pública, acto escolar o ceremonia militar debía incluir honras al Jefe y su familia. 

"Ni las misas escapaban a esta obligación. Condecoraciones, ceremonias militares, distribución de fotos de Trujillo a cada soldado, actos escolares en los que se incluían siempre loas al Jefe, botones con sus iniciales, monumentos a sus padres, misas y rogativas por su salud, fueron algunas de las expresiones más frecuentes de un culto a la personalidad enfermizo y sistemático, destinado a aplastar cualquier resistencia u oposición a sus políticas, en el seno de una población aislada y reprimida", destaca Acosta en el segundo tomo del libro La dictadura de Trujillo: documentos. 

Días sin suspensión de labores

En la referida Ley del 1948, en su artículo tres, Trujillo dejó establecido como días conmemorativos, pero sin suspensión de labores oficiales o particulares: El 9 de enero, Día del Poder Judicial; el 26 de enero, el 1ro de febrero, Día del Policía; el 9 de marzo, Día de Sánchez; el 13 de marzo, Día del Estudiante; el 24 de abril, Día de los Ayuntamientos; el primer sábado de Mayo, Día de la Mujer de las Américas; el primer domingo de Mayo, Día del Árbol; el 12 de mayo, Día del Agricultor; el último domingo de mayo, Día de las Madres; el primer domingo de Junio, Día del Padre; el 8 de Junio Día de los Deportes; el 22 de junio, Día del Ejército; el 30 de junio, Día del Maestro; el 2 de julio , Día del Alcalde Pedáneo; el 17 de julio, Día de la Redención de la Deuda Externa; el 3 de agosto, Día de la Bandera de la Raza; el 28 de octubre, Día Universitario y de la Escuela; el 6 de noviembre, Día de la Constitución; el 12 de noviembre, Día del Servicio Postal y Telegráfico; el 22 de noviembre, Día del Músico; el 1ro de Diciembre, Día del Padre Billini; el 2 de diciembre, Día Panamericano de la Salud; el 5 de diciembre, Día del Descubrimiento de la isla; el 17 de diciembre, Día Panamericano de la Aviación; el 21 de diciembre, Día del Pobre; el último día de clases de diciembre, Día del Niño

Transición en Cuba no comenzará hasta muerte de Fidel Castro, según expertos

"SE VAN A REALIZAR BASTANTES CAMBIOS Y REFORMAS POLÍTICAS E INSTITUCIONALES. (RÁUL CASTRO) VA A ENTREGAR EL PODER", DICEN

  • Transición en Cuba no comenzará hasta muerte de Fidel Castro, según expertos
EFE
Madrid
El liderazgo "bastante limitado" del presidente cubano Raúl Castro hace que una transición en el país no pueda comenzar hasta que fallezca su hermano y expresidente (1976-2006) Fidel Castro, explicaron hoy en Madrid expertos en política internacional.
"La verdadera transición cubana comenzará con la muerte física de Fidel Castro. La muerte física del líder histórico es lo que va a detonar un cambio sin máscaras", argumentó el profesor-investigador cubano de Ciencia Política de la Universidad Iberoamericana de México, Carlos Manuel Rodríguez Arechavaleta.
En el debate "Escenarios posibles del futuro cubano" organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Casa de América de Madrid, Rodríguez destacó la intención de Raúl Castro de "cambiar, en un primer lugar, la concepción económica" del país, algo que constituye un "elemento alentador".
La profesora alemana de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, Susanne Gratius, destacó además el papel del actual presidente en el cambio de un "régimen más totalitario" a un "autoritarismo militar" que se ha producido en el país, aunque reconoció que le falta el "liderazgo carismático" de Fidel.
"En el fondo, en Cuba no hay un problema económico, sino un problema político", dijo Gratius, a lo que añadió que los cambios y "un cambio presidencial antes de 2018" están "en la agenda" del Gobierno cubano.
"Se van a realizar bastantes cambios y reformas políticas e institucionales. (Rául Castro) va a entregar el poder", aventuró la profesora.
Estos cambios, sin embargo, deben realizarse progresivamente y sin influencias exteriores, argumentó el director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Vicente Palacio.
"Los actores externos tienen claro que este es un asunto de los cubanos. Aquí ya no vale interferir, precisamente por no provocar el efecto contrario al deseado. La injerencia ya no funciona", explicó.
Los factores externos, como el reinicio de las relaciones institucionales entre la isla y Estados Unidos, o el acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y el país caribeño en marzo de este año, tienen que actuar "paso a paso", de manera que se puedan "acompasar las reformas políticas a las económicas", según Palacio.
Gratius cree que esta "lentitud" en las reformas se hace para "mantener la estabilidad de este régimen autoritario".
Si el Partido Comunista de Cuba (PCC) se debilita, expuso Rodríguez, la transición será "más desordenada y caótica".
Por tanto, añadió, "el escenario más previsible para evitar el caos sería un gobierno burocrático autoritario, formado, en el plazo inmediato, por militares de confianza" de Raúl Castro

El franquismo como censor del ‘boom’ latinoamericano

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Desde la izquierda, García Hortelano, Carlos Barral, García Márquez, y Vargas Llosa; la derecha, José María Castellet, en 1970 en Barcelona. EFE
Después de que en 1967 la censura franquista prohibiera la publicación en España de la novela Cambio de piel, de Carlos Fuentes, la editorial Seix Barral recibió unos meses más tarde la noticia de que tampoco podría traer Rayuela, deJulio Cortázar. El año anterior, el escritor chileno Luis Harss había presentado a ambos autores junto a otros ocho en Los nuestros, un libro de entrevistas quetrascendería por anunciar el nuevo canon de la literatura latinoamericana. La obra de Harss, que anticipó una revolución que se abrió paso entre los lectores españoles por las audacias de las editoriales contra los diques morales, religiosos y políticos de Franco, cumple este año medio siglo. La dictadura retrasó, sin embargo, la entrada de algunos autores del boom más de una década, aunque a otros, como a García Márquez, jamás les cambiaron ni una sola palabra.
Los censores, que evaluaban si cada nuevo libro atacaba “a la moral, a la Iglesia o al Régimen” —según el Archivo General de la Administración—, “aconsejaron” suprimir ocho páginas de Rayuela en 1967. El director de Seix Barral,Carlos Barral, escribió como protesta al director general de Información, Carlos Robles Piquer, jefe de la censura: “Empleo buena parte de mis posibilidades editoriales en una operación de integración de las distintas narrativas hispánicas [y] me preocupa gravemente el problema de la balcanización de la literatura en lengua española”. La respuesta del funcionario sugería que Cortázar aceptaría los cambios —aunque la primera edición española del libro llegó siete años después con Círculo de Lectores— y hacía una irónica declaración de principios: “Deseo vivamente una mayor comunicación mutua entre todas las literaturas de lengua castellana”.
También fue retrasada la entrada en España del escritor mexicano Carlos Fuentes. Aunque en 1966 llegaron 17.000 ejemplares de La muerte de Artemio Cruz, los censores ya habían rechazado hasta entonces tres obras suyas —incluida Cambio de piel—. Los intentos en 1960 de la editorial Hispano-Americana de exportar a España 50 ejemplares de La región más transparente y otros tantos de Las buenas conciencias fueron repelidos. La primera fue tachada en el informe de “atea, [con] alusiones políticas contrarias al régimen, [y] descripciones fuertemente lascivas”, y la segunda presentaba a “personas religiosas como hipócritas, y con frases inconvenientes y escenas de burdel”.
No fue hasta 1973 y 1975 cuando estas dos obras de Fuentes llegaron a España. La demora que afectó al escritor mexicano también la padeció la obra Pedro Páramo, de Juan Rulfo, que fue rechazada en 1955, el año de su publicación. “Hay descripciones crudas de situaciones inmorales”, escribió el censor. Los 200 ejemplares que la editorial Hispano-Americana pretendía exportar a España se quedaron, sin remedio, al otro lado del Atlántico.

LA LISTA DE ‘LOS NUESTROS’

'Los nuestros' es un libro de entrevistas que anunciaba el nuevo canon de la literatura latinoamericana:
  • Carlos Fuentes (Panamá, 1928 — Ciudad de México, 2012)
  • Julio Cortázar (Bruselas, 1914 — París 1984)
  • Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927 — Ciudad de México, 2014)
  • Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936)
  • Juan Rulfo (Sayula, México, 1917 — Ciudad de México, 1986)
  • Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 — Ginebra, 1986)
  • Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1909 — Madrid, 1994)
  • Alejo Carpentier (Lausana, Suiza, 1904 — París, 1980)
  • Miguel Ángel Asturias (Ciudad de Guatemala, 1899 — Madrid, 1974)
  • João Guimarães Rosa (Cordisburgo, Brasil, 1908 — Río de Janeiro, 1967)
Hasta 1969, la novela de Rulfo, que el premio Cervantes Álvaro Mutis entregó como un ejemplo de gran literatura a su amigo García Márquez —“Ahí tiene, para que aprenda”, le dijo—, no entró en España. Como La región más transparente y Las buenas conciencias,Pedro Páramo fue prohibida en la década de los cincuenta y aprobada en torno a los setenta. La llegada de Manuel Fraga en 1962 al Ministerio de Información propició una mínima apertura con la Ley de Prensa de 1966. “Ese año se suprimió la censura previa y se podía publicar lo que se quisiera, pero el franquismo se reservaba el derecho a parar las tiradas si creía que una obra atentaba contra el régimen. Los editores, que no estaban obligados a presentar los libros, los siguieron mostrando para no imprimir uno y luego ver cómo se paralizaba. En esos años se siguieron censurando muchas obras”, explica Xavier Ayén, autor deAquellos años del boom.
A pesar de la censura, el empuje de las editoriales permitió que muchas novelas tachadas por el franquismo entrasen de contrabando. Miguel Visor, distribuidor y librero desde 1959, recuerda cómo metían los libros prohibidos en la zona baja de las cajas de importación, con obras permitidas por encima, y "así de fácil" los introducían: "No había librería que en aquellos años no tuviera una sección pirata. Estas novelas las teníamos escondidas y las vendíamos a gente de confianza. Recuerdo que vendí muchos ejemplares deCambio de piel".
Los censores que tantos quebraderos de cabeza dieron a Fuentes o a Rulfo nunca enturbiaron a García Márquez: ni un solo libro suyo fue trastocado por los franquistas. El escritor colombiano llegó a España en 1962, con La mala hora, su tercera novela, pero no sería hasta después de la publicación en 1967 de Cien años de soledad cuando su obra llegaría en cantidades industriales. En 1969, la editorial Círculo de Lectores solicitó publicar 5.000 volúmenes de este libro debido a “la premura con que los clientes” pedían más.
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Vargas Llosa, Carlos Fuentes, García Márquez y José Donoso, en los 70.
El censor escribió que la historia de la familia Buendía no representaba ningún problema político: “Ideológicamente, tampoco. Moralmente, presenta un ambiente en el que predomina la inmoralidad. Sin embargo, no se incurre en descripciones escabrosas ni inmorales”. El lector 21 (nombre burocrático de ese censor), el mismo que había prohibido en 1960 Las buenas conciencias, autorizó la obra y terminó el informe con una valoración literaria: “Como novela, muy buena”. Solo Jorge Luis Borges recibiría una aceptación tan incondicional en los informes de algunos de sus libros. El Aleph pasó en 1969 —tras 20 años de su publicación— sin objeciones, y su autor quedó coronado por el lector 31 como “uno de los más grandes líricos de la lengua española”.
La novela La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, se publicó en España en 1963 solo tras la mediación de José María Valverde —jurado del premio Biblioteca Breve 1962 que ganó esta obra—, la del propio Vargas Llosa y la lectura de Robles Piquer. El autor corrigió los ocho párrafos señalados por los censores sin dejar de asumir una defensa de la libertad creadora en una carta al funcionario del régimen: “Esto en nada modifica mi oposición de principio a la censura la creación literaria debe ser un acto eminentemente libre, sin otras limitaciones que las que le dictan al escritor sus propias convicciones”.

DIEZ AUTORES CON DISTINTAS REPERCUSIONES

Los nuestros anticipó el nuevo canon de la literatura latinoamericana, pero no todos los autores de los que habló Harss en este libro consiguieron ser referencias posteriores. El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el brasileño João Guimarães Rosa tuvieron una repercusión menor que la de sus compañeros de generación Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo.
Asturias entró en España en 1949 con 100 ejemplares de la novela El señor presidente, que fue autorizada, según el censor, "por su indiscutible valor literario", aunque en el informe se señalaba que era una novela racista y de tonos fuertes. Guimarães llegó en 1967 con Primeras historias. El informe del lector autorizó la obra sin comentarios.
El cubano Alejo Carpentier, sin embargo, fue una referencia tanto para los autores del boom como para escritores posteriores. El 9 de octubre de 1964, Seix Barral pidió permiso por primera vez a los censores para publicar El siglo de las luces, una de las mejores novelas de Carpentier. La editorial tuvo que zafarse de cuatro censores, hasta que el 24 de junio de 1965, ocho meses más tarde, el lector franquista 24 autorizó al fin la publicación del libro con correcciones.
El siglo de las luces, que cuenta la vida del personaje histórico Víctor Hughes, que llevó la Revolución francesa y las ideas liberales al Caribe, llegó a España después de que el editor Carlos Barral mediase con cuantas cartas pudo con el jefe de la censura. Durante la travesía para publicar esta novela, los censores escribieron en sus informes que la obra “aprovecha toda oración para denigrar a la Iglesia con irreverencias, y a España por su catolicismo”, que “está penetrada de expresiones e ideas volterianas en absoluta contradicción con la mentalidad española” o que “a la pobre Iglesia se la vapulea bien”.

Duarte, Caamaño y Bosch en un billete de Lotería


Por Matías Bosch. 29 de junio de 2016 - 12:07 am -  
¿En qué sociedad la cultura de su pueblo puede ser enriquecida al tiempo que la memoria histórica es tratada como un adorno, a ocurrencia y conveniencia?
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Matías Bosch

Escribir para compartir una inconformidad que da fuerzas a estar vivos, un rechazo a dejarnos domesticar, y comunicarnos, hacer juntos un puente indestructible de palabras, ideas y sentires, donde todos enseñamos y todos aprendemos. Matías Bosch‎ Carcuro en Facebook
Son muchísimos los países donde se ha usado y se usa que los billetes de lotería estén adornados con figuras representativas y emblemas de la Historia nacional. Esto puede concluirse luego de un examen sencillo, vía internet, a la imagen a billetes de lotería de España, Bolivia o la misma República Dominicana; especialmente en naciones de tradición hispanoamericana.
Para comprender esto hay que adentrarse en la función simbólica que estas figuras y emblemas cumplen. En rigor, no hablan de sí mismos, sino que confieren una calidad a aquello en que están incorporados.
Con la presencia de pinturas de toda clase de héroes, las loterías nacionales en nuestra región han transmitido en sus billetes en el mensaje de que jugar a la suerte por dinero no es tan malo, incluso es un acto de ejercicio cívico y de nacionalidad. La presencia de próceres y representaciones admiradas deja dicho, además, algo importante: el juego no dejará a nadie discriminado precisamente por su espíritu patriótico; genera confianza en el organizador. El hecho de que las loterías nacionales casi siempre se han hecho acompañar del apellido “de beneficencia” o similares, se ve reforzado con estas figuras, dibujos y pinturas, toda vez que subraya que jugar o apostar a este sorteo no es un hecho inmoral, no se ve revestido de toda la condena valórica que la sociedad tradicional aplica al juego de azar y es incluso un aporte al bienestar colectivo.
¿Es esto suficiente argumento como para que en los billetes de la Lotería Nacional dominicana se exhiban retratos de Juan Pablo Duarte, Francisco Alberto Caamaño o Juan Bosch?
Para responder a esa pregunta es necesario dejar de lado por un momento el juicio moralizante sobre los juegos de azar, y es indispensable hacerse cargo del circo al que han sido llevadas, durante casi un siglo, todas las figuras heroicas de la Historia dominicana.
Esto tiene sus bases en el Trujillato, al que se le considera muerto por el hecho de haber sido ajusticiado a balazos su cabeza el 30 de mayo de 1961 y por encontrarse prohibida su exaltación y la divulgación de sus ideas y sus obras, olvidando a menudo que la Historia es lo más parecido a la materia y a la energía: nunca muere, sólo se transforma, y lo hace constituyéndose en cultura y en valores (o antivalores) que se modifican y establecen con un arraigo impresionante.
Es el Trujillato el régimen político, jurídico, económico e ideológico en que toda la Historia dominicana adquiere sentido en una figura, el “Generalísimo” Rafael Leonidas Trujillo, y con él sus familiares. Los días feriados y festivos más importantes del país así lo resaltaban. La Cartilla Cívica enseñaba a amar la Patria amando a Trujillo. La capital dominicana adquirió su nombre y él fue reconocido como Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, renacida de las cenizas del San Zenón “gracias a él”.  En esa época, todos los próceres, todos los hitos históricos, todas las epopeyas pasaban por el filtro de ser o no adecuadas al régimen, y su validez se dictaminaba en función de la validez del Benefactor y su obra. Todo lo hecho antes que él se hizo secundario, adjetivo, mero tránsito, mero trámite. Vulgar y pedestre. Intrascendente. A lo sumo, necesario para que Él existiera.
Esa Historia no murió el 30 de mayo de 1961. La cultura de la épica manipulada, mancillada, prostituida y mercantilizada continuó infamemente durante todos estos años. Es el país donde Héctor Bienvenido Trujillo, Donald Reid Cabral y Antonio Imbert Barrera tienen fotos como expresidentes en el Palacio Nacional. Es el país de Joaquín Balaguer “padre de la democracia” y donde se designa una estación del Metro con su nombre, al lado de la de una de sus víctimas, el joven Amín Abel Hasbún. El país donde Pedro Santana es exaltado en el mismo panteón de héroes y heroínas restauradores.
Es en esa tradición en que hay que ver inscrito que Duarte, Caamaño y Bosch vayan a adornar -literalmente- billetes de lotería.
Porque hay que añadir -ahora sí- que pocas cosas hay tan infames y degradantes -por descaradas- como el peculado institucionalizado y legalizado en base a esquilmar bolsillos, la desesperación y la cultura de la pobreza, sintetizadas en los juegos de azar. Estamos en República Dominicana y no en Islandia; el Pueblo no juega por “hábito” sino inducido por publicidad engañosa y miseria generalizada. Por eso resulta escandaloso que esa forma de producir y recaudar riquezas sea mantenida todavía en la sociedad dominicana, permitida y tolerada, y que más aún se haga desde el sistema público, desde el Estado. Es a la vez producto del país que tenemos y síntoma de cómo convivimos tranquilos con la idea de que así sea. Que se prefiera “seguir la corriente a la costumbre de apostar” que recaudar más impuestos e impulsar más el trabajo, el empleo y la producción. Más que por el “vicio” de los jugadores, los juegos de lotería son sucios por desleales, por parasitarios y por su publicidad falsa; sólo son comparables al negocio artero que celebran día tras día contra las mayorías las AFP y las ARS que acumulan riquezas sobre la base de la desgracia ajena, así como loterías y juegos de suerte producen beneficios sobre la base de que el pueblo pierda. Parte de este mismo escándalo es que Juan de los Santos (Juancito Sport), una persona asesinada en las lides de sus negocios precisamente de azar -aparte de ser alcalde-, tuviera hace apenas seis meses funerales de Estado y honras de prócer nacional.
Por todo lo antes dicho, se agradece lo que dice José Francisco Peña Tavárez, administrador de la Lotería Nacional, al pedir disculpas por usar la imagen de Bosch para ilustrar los billetes del domingo 26 de junio, disculpas que en todo caso llegan tarde y son lo mínimo esperable en una sociedad donde la ley prime, entre ella la que regula el derecho de autor. Pero lo terrible es la frase que acompaña esas disculpas en la prensa, ya que dice Peña Tavarez: “El interés de la Lotería Nacional es recordar a los grandes hombres como: Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella, Francisco del Rosario Sánchez, Eduardo Brito, María Montez, Pedro Mir, Máximo Gómez, Concepción Bona y fechas emblemáticas como el día de las madres, día de la juventud, día de los enamorados, día de los padres, día de la Restauración, 27 de Febrero, con la finalidad de contribuir con la cultura del pueblo dominicano”.
¿En qué sociedad la cultura de su pueblo puede ser enriquecida al tiempo que la memoria histórica es tratada como un adorno, a ocurrencia y conveniencia? ¿En qué sociedad se contribuye al pueblo mientras los juegos de azar que parasitan, usufructúan y manipulan las carencias de ese mismo pueblo son una normalidad?
Ni Duarte, ni Caamaño ni Bosch ni ninguno de los mencionados “homenajeados” deben volver a aparecer en billete alguno, y ojalá llegue el día en que por respeto a este Pueblo dejen de existir esos billetes.

EL MERENGUE Y TRUJILLO

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CUENTO SOBRE LA DICTADURA DE TRUJILLO

COMUNICACION Y PRENSA EN LA DICTADURA DE TRUJILLO

POESIA EN LA DICTADURA