Por Alejandro Paulino Ramos. 7
de febrero de 2016 - 2:00 pm
Terminada
la guerra civil de 1965, las organizaciones de izquierda Movimiento
Revolucionario 14 de Junio, Movimiento Popular Dominicano y Partido Comunista
Dominicano intentaron continuar la lucha armada para propiciar un
clima favorable y desplazar del poder al doctor Joaquín Balaguer, quien se
había juramentado como presidente el 1de julio de 1966. Con ese fin lograron
burlar el armisticio que puso fin a la revolución ocultando una importante
cantidad de armas de diferentes calibres y se concentraron en la búsqueda de
estrategias militaristas que los llevaran con éxitos a la situación deseada:
guerrillas al estilo de la desarrollada por Fidel Castro en la Sierra Maestra,
guerra popular desde el “campo que rodea la ciudad”, “Lo mejor al
campo”, guerrillas urbanas combinadas con lucha política, “golpe de Estado
revolucionario”, en fin, la toma del poder por la vía armada.
Coincidente
con ese propósito, izquierdistas dominicanos participaron en la Conferencia
Tricontinental celebrada en La Habana Cuba, en enero de 1966, en la
que se reivindicó la lucha armada y el patrocinio de escuelas de entrenamientos
guerrilleros para los revolucionarios de América Latina. Periódicamente los
grupos comunistas comenzaron a enviar sus mejores cuadros políticos a
participar en los adiestramientos en Cuba; los que más se habían destacado
durante la guerra civil. Pero al parecer, de manera paralela también
salieron combatientes hacia China comunista con el fin de participar en curso
teórico y militares relacionados con la experiencia maoísta.
Las
relaciones políticas que las agrupaciones de izquierda establecieron con Cuba,
China y otros países del “mundo comunista”, repercutió de manera significativa
en el proceso de confrontación y división que afectó a esas organizaciones
desde 1966, con la formación de otras que se reclamaban los verdaderos
marxistas-leninistas del país: eran los tiempos de los” revisionistas”,
“ortodoxos”, “maoístas”, seguidores de Enver Hoxha, “castristas” y pro
soviéticos, lo que dividía y debilitaba el accionar de la izquierda en su
conjunto alrededor de los planes de guerra. El seguidismo fue una de las
trampas en que cayeron todas los partidos comunistas de entonces.
Pero
además, y esto hacía casi imposible el triunfo de los sueños guerrilleros, la
izquierda en su conjunto percibía que sobre ellos existía una poderosa
estructura de contrainsurgencia, monitoreada desde el extranjero que tenía la
República Dominicana como uno de sus ejes de acción más importantes en América
Latina y el Mundo; pero eso era solo percepción, simples
sospechas. Desconocían los niveles alcanzados en la labor de
inteligencia y no tenían los métodos para detectar a los infiltrados en las
mismas. Cada paso que daba una organización o sus líderes y militantes,
eran registrados apoyándose en la labor de espionaje y en los continuos
informes suplidos por sus colaboradores dentro de los partidos que parecían
jugar a la guerra. Como ejemplo, en 1968 las autoridades ya habían elaborado un
mapa del Partido Comunista Dominicano, en que se registraban nombres,
responsabilidades y la estructura celular de esa organización en todos los
pueblos y hasta pequeños poblados y barrios del país.
Con
el cumulo de información proveniente de asesores y de los informantes, los
servicios de seguridad del gobierno del doctor Balaguer elaboraban estrategias
de contrainsurgencia, preparaban listados de los líderes y militantes, los
clasificaban de acuerdo a sus funciones en las organizaciones y daban
seguimiento continuo con el fin de evitar que los planes insurreccionales
tuvieran éxitos. En 1967 ya las autoridades alertaban en que, por los informes
y documentos localizados en allanamientos a casas de izquierdistas, se
evidenciaba que el MR-14 de Junio intentaba llevar “a cabo operaciones de
guerrillas, o algo parecido, en un futuro cercano”.
En
uno de los listados, al parecer preparado por la estructura de
inteligencia que tenía su asiento en la segunda planta del Palacio Nacional y
que fue suprimida por decreto del Poder Ejecutivo a finales de 1968, se indicaba
que las personas que aparecían en él, 98 izquierdistas de los principales del
1J4 y del MPD, de los cuales 15 eran mujeres que se habían destacado en la
guerra de Abril de 1965, considerados muy importantes. Se
observaba que los registrados estaban en la mira “de interés primordial para el
Gobierno Dominicano”, pero que los mismos no deberían ser arrestados: “mientras
estas personas se mantengan en sus casas y no estén complicadas en actividades
políticas con el fin de derrocar al gobierno, (…) pero en caso de que éstas se
encuentren en zonas rurales, solamente podrá asumirse que están trabajando en
los planes guerrilleros del 14 de Junio. En ese caso, deberán ser detenidas
para su interrogatorio.”.
La
lista contiene los nombres de los principales líderes del MPD y MR-14 de Junio,
entre ellos Amín Abel, Fidelio Despradel, Eligio Blanco Peña, El Chino Bujosa,
El Gordo Oviedo, Ulises Cerón Polanco, Otto Morales, Roberto Duvergé, Virgilio
Gómez Suardí, Hamlet Hermann, Homero Hernández, Jorge Puello Soriano (El Men),
Virgilio Perdomo, Fafa Taveras y Henry Segarra Santos.
En
cuanto a las mujeres revolucionarias pertenecientes a las referidas
organizaciones, se encuentran en ella: 1) Ivelisse de Jesús Acevedo Gautier,
“Ines”, señalada como miembro del Comité Central l 14 de Junio; 2)
Sagrada María Bujosa Mieses, “Sonia” o “Sonia López” del comité central del
Catorce de Junio, “instructora comunistas de mujeres”; 3) Gloria
María Colón, del 1J4, “instructora comunista de mujeres”; 4) Teresa
Inocencia Espaillat Hernández, del 1J4, “instructora comunista”; 5) Mariana
Rafaela Espinal “Josefina Ruiz”, “instructora comunista de mujeres” que, de
acuerdo al listado, había tomado curso de guerrillas y teoría política de seis
meses en China comunista; 6) Hilda Eloísa Gautreaux de Penson, del
MPD “entrenada en guerra de guerrillas y ciencias políticas en China
comunista”; 7) Luz Milagros Martínez P., al parecer del 14 de Junio; “asistió a
un curso político militar en China Comunista de mayo a octubre de
1966”; 8) Mercedes Ogando M. “Mercedes, o Mercí”, “miembro
intelectual” del 1J4, quien también “asistió a un curso político-militar a
China comunista de mayo a octubre de 1966”; 9) América Teodora
Pinedo Mejía, miembro del MPD; 10) Miriam Itulidania Pinedo Mejía de Morales,
esposa de Otto Morales, del MPD; 11) Linda Altagracia Pelegrín
G. “instructora comunista de mujeres”; 12) Petronila A.
Santana C., del 1J4; “asistió a un curso de 6 meses sobre guerra de guerrilla,
y teoría política en ChinaComunista, 1966”; 13) Delta Bohemia Soto Grullón, del
14 de Junio, “instructora comunistas de mujeres”; 14) Enna Celeste María
Tavarez Justo, “miembro intelectual del MR 1J4”, y 15) Amiama Ondina Vargas Jaquez,
“Amalia o “Aniana Rivas; del “grupo intelectual del MR 1j4 (…),
asistió a un curso de seis meses sobre guerra de guerrillas, y teoría política
en China Comunistas en 1966”.
Todas
las mujeres que aparecen señaladas como izquierdistas y relacionadas con el MPD
y el 1J4, se destacaron en los comandos que se organizaron en la zona
constitucionalista durante la guerra de Abril. Después de 1968, especialmente
en el Movimiento Popular Dominicano, los Grupos Plinio y Rubirosa y otras
agrupaciones que iban surgiendo al calor de la lucha y el fracaso
insurreccional, nuevas mujeres comenzaron a sobresalir en la lucha política;
pero ese es otro capítulo que deberé publicar en las próximas “Crónicas de los
Doce Años de Joaquín Balaguer”.
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