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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El Papa entre dictadura e ideologías


ORLANDO VIERA-BLANCO |  EL UNIVERSAL
martes 29 de septiembre de 2015  12:00 AM
"No sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal. No sirven. Las ideologías tienen una relación, o incompleta, o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo... Por eso fíjense en el siglo pasado.  ¿En qué terminaron las ideologías? En dictaduras siempre, siempre. Las dictaduras piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo. Sí claro, ellos [los dictadores] dicen que todo por el pueblo, ¡pero NADA CON EL PUEBLO! Esas son las ideologías". 

Lo anterior lo dijo el Papa Francisco antes en La Asunción, no en Cuba. Cada patio tiene su crisol y cada vasija riega su semilla. Pero en un mundo globalizado, el mensajero se confunde con el mensaje.  El Papa al decir de Mires ("El Papa fariseo"), no fue a Cuba a cuestionar el poder constituido. Fue a pregonar la palabra de Dios, en todos los rincones de la tierra. Palabra que no oculta el ideal de libertad, humildad y amor. Palabra que trasciende, porque para el líder de la iglesia Católica, la política, el poder o la ideología, pasa por poner su mirada en los pobres. No aprovecharse de ellos para propósitos personales, inhabilitando su derecho a pensar y tener oportunidades. Para Francisco, las sociedades deben reflexionar su habilidad de construirse "como un hogar común". Que lo haya dicho a Fidel cara a cara, no sabemos. Igual fue receptor de esa estela moralista que enbiste cada milímetro de su toga papal, por tener Mario Bergoglio, una vida que practica lo que predica. La sola presencia de Francisco, recordó las palabras sembradas por Juan Pablo II en su visita a Cuba en 1998, cuando lanzó al mundo su vigoroso mensaje:"Vengo como peregrino del amor, de la verdad y de la esperanza que Cuba se abra al mundo, que el mundo se abra a Cuba", siendo que en su homilía en Camagüey, agregó:"Debemos ser valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor e invencibles en la esperanza". Cuanto coraje inspiró ese mensaje. Defensa de la verdad, que encarna Francisco. Plante que recuerda a los dictadores que "la libertad religiosa no es un privilegio que depende de estrategias políticas, sino el reconocimiento de un derecho inalienable".

No es sencillo escindir ideología y poder. Desde Hobbes y su filosofía política en el Leviatán, (1651), el Estado emergía como el "contralor" de la naturaleza humana, causante de guerras y exterminios. Rousseau y su Contrato Social, "alivió" la discreción del Estado, con sus ideas de libertad civil, soberanía, república y separación de poderes. Marx denuncia al capitalismo e introduce la lucha de clases, responsabilizando a la plusvalía, los abusos y carencias de la sociedad. Y con la llegada de la ilustración y la modernidad, pensadores como Max Weber y su Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo, incitaron el trabajo puntual y bien pagado, abogando por un capitalismo "cuyos hábitos favorezcan la búsqueda racional de ganancias económicas y una forma de vida bien adaptada que supere a otras, de tal forma que sea una vida común a grupos enteros de personas". Así  las ideologías han sido un instrumento evolutivo de la consciencia y del desarrollo de las civilizaciones. Pero cuando se convierten en "instrumentos de dominio y de poder", aparece el fundamentalismo, que no es más que el arrebato de la buena fe. Dogmatismo denunciado por el Papa Francisco, en su discurso memorable ante el Congreso de EEUU (primero en la historia), donde pidió "luchar contra el fundamentalismo y toda forma de polarización, que divida a la sociedad". Esa es la impronta el Papa en Cuba, en América, en el mundo. Ese es el recado bien envuelto que le dejó el Papa a Fidel en el libro de Armando Llorente, padre-jesuita exprofesor del hombre de oliva. Una forma audaz de pedirle al otrora alumno de Belén de La Habana, que se reconcilie con un pasado que "no se puede seguir valorando con el criterio del presente". Un pasado no-redimible, que los dictadores anclan como una lanza para justificar su "eterna" permanencia. Ahí reposa el mensaje:"La libertad no es un privilegio. Es el reconocimiento de un derecho inalienable".Como inalienable es el derecho de los pueblos a "amarse los unos a los otros" (no armarse los unos contra los otros) e inalienable es el deber de "tratar a los demás, como queremos ser tratados".

Francisco nos emplaza a ser más lo que somos: seres humanos. Libres para vivir, libres para dar. Le habló a Cuba o América como Papa y como Mario José Bergoglio. Con su irrenunciable espíritu de humildad. Espíritu que se confiesa "va mas allá de ser religioso o creer en Dios". Un espíritu que preguntó a los mortales sobre la tierra: "¿En qué terminaron las ideologías?", y que al rompe respondió:"... en dictaduras siempre, siempre". Y no por casualidad el Papa cerró apelando a la Biblia [Mateo 7.2], mirándole al mundo a sus ojos: "Con la misma vara que midas, serás medido... pues Dios nos juzgará de la misma manera que nosotros juzgamos a los demás". Amén padre. El que tiene ojos...

vierablanco@gmail.com
@ovierablanco

Exhuman restos de expedcionarios de Luperón

EL NUEVO DIARIO, PUERTO PLATA.-
 Justamente 66 años después, un equipo de arqueólogos del Museo del Hombre Dominicano, exhumaron este fin de semana los restos de dos expedicionarios que murieron en el desembarco llevado a cabo en 1949 por un grupo de ciudadanos dominicanos y extranjeros que intentaron derrocar el régimen tiránico de Rafael Leónidas Trujillo Molina. De acuerdo a los datos preliminares, las osamentas humanas encontradas pudieran tratarse de los restos extraviados del piloto norteamericano John W. Chewing y del nicaragüense Alejandro Selva, quienes vinieron el 19 de Junio de 1949 a bordo del hidroavión Catalina que amarizó en la bahía de Gracia en Luperón, siendo atacado sin piedad por las Fuerzas Armadas al servicio del régimen dictatorial. Según expresó el alcalde municipal de Luperón; ingeniero Danilo Morrobel, las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por Glennis Tavares, Enrique De Los Santos y Johnny Rubio quienes son parte del personal del Museo del Hombre Dominicano, se realizaron en una finca privada propiedad del señor Gregorio María Lora (El Mayor), ubicada en el paraje Los Balataes de esa localidad ubicada en la parte oeste de Puerto Plata, donde el cura párroco Lorenzo Burgos, realizó los rituales religiosos correspondientes.
El Consultor Victor Gill Ramírez busca informaciones sobre Colombia.
Tras la localización y exhumación de los restos del piloto de la aeronave y otro expedicionario quienes en compañía de otros 13 hombres, llenos de patriotismo partieron de Guatemala en un hidroavión tipo PBY Catalina en el primer intento de derrocar la sanguinaria tiranía Trujillista,  las osamentas fueron trasladas al Museo del Hombre Dominicano, para su posterior exhibición. Se recuerda que el piloto norteamericano John W. Chewing del hidroavión Catalina, transportó a los expedicionarios hasta la bahía de Gracia en Luperón, expedición que tenía como cabecilla a Horacio Julio Ornes Coiscou, además de los dominicanos Tulio H. Arvelo, Federico Horacio Henríquez (Gugú) Henríquez Vázquez, José Rolando Martínez Bonilla, Miguel Angel Feliú Arzeno (Miguelucho), LOS HERMANOS Spignolio, Hugo Khunhardt, Salvador Reyes Valdéz y Manuel Calderón Salcedo, el costarricense Alfonso Leyton, y los nicaragüenses Alejandro Selva, Alberto Ramírez y José Félix Córdoba Boniche. POR ANTONIO HEREDIA  

domingo, 27 de septiembre de 2015

Trujillo y el Papa


Por RAFAEL MOLINA MORILLO
rafaelmolina41[@]yahoo.com 
12:02 am
Director de El Día, Molina Morillo
Dr. Rafael Molina Morillo, director de El Día.
Cuando Trujillo viajó a España en junio de 1954 a mí me correspondió ser el único reportero dominicano en reseñar su encuentro con Francisco Franco.
Recuerdo que en mi crónica periodística describí el desfile de los dos dictadores en un carro descapotado a lo largo de la Gran Vía, y cuando hube de mencionar la cantidad de curiosos agolpados a ambos lados de la calle, escribí que se trataba de unas cincuenta mil personas.
Como comprenderán mis amables lectores, la cifra de 50,000 espectadores era fruto de una gran exageración para estar a tono con una ley no escrita en virtud de la cual todo lo que tuviera que ver con Trujillo tenía que ser magnificado sin límites, so pena de caer en desgracia, como ocurrió a no pocas personas.
Pero la cosa no paró ahí. Por cada mano o cada mirada que pasó aquella crónica antes de ser leída por Trujillo, se le agregaban unos cuantos miles de supuestos e imaginarios curiosos, con el resultado final de que el titular principal de la primera página de “El Caribe” del 4 de junio de 1954 decía: “Seiscientos mil madrileños dan la bienvenida a Trujilo”.
¡Qué contraste tan grande se presenta ante nosotros hoy día al ser testigos, gracias a la televisión y el internet, de la visita del papa Francisco a la capital de los Estados Unidos! Quienes conocen la ciudad de Washigton habrán visto la espaciosa magnitud del paseo frente a la Casa Blanca.
Pues bien, abarrotado aquel espacio cuando el Sumo Pontífice estuvo allí pocos días atrás, los expertos estimaron una asistencia de no más de 200,000 personas, o sea 400,000 menos que los que falsamente se atribuyeron a los dictadores.
¡Y se trataba del Papa y el Presidente de la mayor potencia de la tierra!
Humildad versus soberbia. Eso lo dice todo.

sábado, 26 de septiembre de 2015

El Ojo Gráfico de la Revolución

Milvio Pérez en plena faena.
Milvio Pérez en plena faena.
Milvio Pérez –un fotógrafo independiente con estudio abierto al lado del teatro Leonor en la Arzobispo Nouel- multiplicó su presencia en los escenarios en los que se verificó la guerra de abril del 65, resultando su labor en uno de los registros gráficos más completos de aquellos acontecimientos. Su ojo escrutador captó las primeras imágenes del accionar de las masas que se lanzaron a las calles a reclamar el retorno del orden constitucional y en algunos casos a tomarle cuenta a partidos y medios de comunicación que contribuyeron al golpe del 25 de septiembre del 63 que derrocó el gobierno de Juan Bosch y disolvió las instituciones democráticas surgidas en las elecciones del 20 de diciembre del 62.
La celebérrima batalla del Puente Duarte, la toma de la Fortaleza Ozama que alojaba al cuerpo policial antimotines de los cascos blancos, la formación del comando constitucionalista de la Pina con Canela donde surgió el gobierno de Caamaño. Las negociaciones con la Comisión de la OEA que buscaba una salida política al conflicto bélico. Hasta culminar con la batalla del Hotel Matum en Santiago –ya en pleno ejercicio del gobierno de García Godoy-, cuando se intentó liquidar en una operación de ataque sorpresa el liderazgo constitucionalista. Son todos episodios que quedaron capturados a manera de crónica fotográfica de los eventos que marcaron dramáticamente el devenir histórico dominicano de los últimos 50 años.
Nacido en Río Verde, La Vega, en 1939, lo conocí en su estudio en los años 60, donde operaba una pequeña librería que ofertaba clásicos de la literatura universal en colecciones populares, así como un surtido de periódicos y revistas de los países socialistas, como la cubana Bohemia, el semanario Novedades de Moscú, Mujer Soviética, Pekín Informa, así como la Revista Internacional, órgano teórico oficial de los partidos comunistas y obreros que se editaba en Praga. Junto a estas publicaciones, se encontraban en sus estanterías las ediciones en lenguas extranjeras de las obras de Marx, Engels, Lenin, Mao y Jruschov, impresas en Moscú y Pekín, que se difundían profusamente en esos tiempos. Cuando el país se abrió a la circulación de las ideas y las ideologías contemporáneas tras la decapitación de la dictadura de Trujillo. En la operación de esta singular Librería Cultura, que hoy se situaría frente a La Trinitaria de Virtudes Uribe, le auxiliaba su hermana Piedad.
Un joven buenmozo, de trato afable y servicial, Milvio irradiaba dinamismo contagioso. Temprano se había vinculado a Manolo Tavárez Justo y a la Agrupación Política 14 de Junio, participando en las actividades emprendidas por esta organización y su líder, de las cuales conserva un valioso registro de imágenes que han sido exhibidas en múltiples ocasiones y forman el cuerpo principal de una obra alegórica. Igualmente, su lente se enfocó en las acciones populares que marcaron la transición desde la dictadura a la lucha por la libertad, cuando los ciudadanos ganaron las calles y pelearon cada palmo de sus derechos en la plaza pública. Derribando las estatuas y otros símbolos de la Era de Trujillo, reclamando el ejercicio pleno de las libertades, el respeto a los derechos humanos y el castigo a los culpables de los crímenes del régimen.
Se podría decir que en esa fragua candente se forjó Milvio, fortaleciendo el dominio de las artes del oficio. Su sentido de compromiso social y político lo llevaría a militar en el Partido Socialista Popular, una organización mucho más reducida en miembros que el 14 de Junio, formada por viejos cuadros dirigentes en las luchas contra Trujillo de los años 40 (Juan y Félix Servio Ducoudray, Tulio Arvelo, Pedro Mir, Pericles Franco, José Espaillat, Quírico Valdez, Justino del Orbe, Mario Sánchez Córdoba), a la cual se le había unido una nueva generación integrada por Asdrúbal Domínguez, Luis Gómez, Tony y Narciso Isa, José Israel Cuello, Alfredo Conde, Diómedes Mercedes, Franklin Franco, Manolo González, Andrés Avelino, entre otros.
Los eventos de la guerra de abril fueron cubiertos por profesionales del lente como Onorio Montás, quien laboró como reportero gráfico para los periódicos Patria y La Nación, ambos editados en la zona constitucionalista. El primero más punzante en su línea informativa y comentarios de opinión, con la concurrencia de las plumas del Chino Ferreras, Alberto Malagón, Alfredo Manzano y José Israel Cuello en su cuerpo de redactores. El segundo más moderado, en su condición de órgano oficial del gobierno de Caamaño. En esa tarea le acompañó otro fotógrafo, Manuel María Caminero Morcelo, Yulín, que era pagada a jornal de $5.40 Patria y $4.50 La Nación.
Juan Pérez Terrero, quien laboraba en El Caribe –que había dejado de salir tras los primeros días de la revuelta-, cubrió los acontecimientos que se produjeron en los tormentosos días de la reaparición del diario, coincidentes con los meses iniciales de la presidencia de García Godoy. Una foto que recorrería el mundo, seleccionada por la agencia noticiosa AP como una de las 100 top, recoge el momento dramático en que un marine conmina a un moreno dominicano en la avenida Duarte a recoger la basura derramada en la calle y éste se le cuadra con los puños cerrados en actitud de pelea. Un símbolo de la resistencia cívica, registrado por Pérez Terrero y seleccionado por Radhamés Gómez Pepín, quien a la sazón era jefe de redacción del matutino y corresponsal local de AP.
Thimo Pimentel –un médico y artista multifacético, ceramista, grabador y fotógrafo, amigo lasallista de infancia- tomó su cámara y se impuso dejar un testimonio visual del 65, moviéndose con más libertad entre la zona constitucionalista, la de seguridad controlada por los marines y el emplazamiento del gobierno de Imbert. Fruto de lo cual es su libro ¡Identify! ¡Identify!, base de una expo en Galerías 360 y en el Centro de la Imagen. Los reporteros extranjeros también levantaron importante material de estos sucesos, como es el caso de Bernard Diederich, quien laboraba como corresponsal para Time, autor de la obra Una Cámara Testigo de la Historia. Life magazine atesoró un rico archivo sobre la crisis dominicana.
Milvio Pérez ha estado alimentando con su material gráfico numerosas exposiciones realizadas para conmemorar los eventos del 65, tanto en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, como sucediera en 2012 y 2015, en el enverjado del Parque Independencia bajo patrocinio del Ministerio de Cultura, en el Archivo General de la Nación, en la UASD y en otros recintos que se han beneficiado del talento profesional de este militante de la patria y artista del lente. Sus fotos han ilustrado ediciones de obras como la de Fidelio Despradel, Abril 1965: Historia Gráfica de la Guerra del Abril, con varias ediciones, y más recientemente la de René Fortunato sobre la revolución constitucionalista del 65. En el 2012, la FIL publicó un catálogo de sus fotos sobre la en conflicto bélico de abril.
La colección de Milvio recorre todos los episodios clave del 65 y los inicios del 66. Y los detalla en su intimidad más cercana. Una visita a estas imágenes permite penetrar más allá de la lectura superficial del fenómeno de la guerra civil que trasmutó en guerra de resistencia, ante el despliegue portentoso de las unidades militares élite de los EEUU. Un bigotudo Roque Félix, mi entrañable camisero y consagrado ajedrecista ido recientemente, junto a su bella hermana, esposa de mi primo Pedro Braulio Álvarez. Los amigos Edmundo García, Sully Saneaux y Pepe Rivas, en foto colectiva en el Comando San Carlos, donde destacó por su valor Lipe Collado, compañero de infancia. Periodistas constitucionalistas en un encuentro encabezado por Ercilio Veloz Burgos, en el cual se ve charlando a un atildado sociólogo e historiador Franklin Franco. Bernardita Jorge hablando en el Baluarte, en ofrenda de la Federación de Mujeres el Día de Duarte. Mi compañero de curso y barrio, Nelson Minaya Miranda, con fusil en mano, junto a Héctor Aristy.
Don Fernando Silié Gatón, ministro de Educación de Caamaño, profesor universitario y abogado-notario, en la casa que ocupaba en la José Reyes con Padre Billini donde pasamos los bombardeos del 15 y el 16 de junio, oficializando la unión de Onelio Espaillat y su desposada. Esta con traje blanco de novia, aquél con uniforme de comando, ambos emocionados. En secuencias en las que aparece Fermín, otro entrañable Silié Gatón, odontólogo de largo ejercicio en la 30 de Marzo con Abreu, encima de la Ferretería El Gallo.
Las actividades del Frente Cultural, Silvano, Miguel Alfonseca, René del Risco, Fernando Casado, el Pera Pérez Martínez, en lectura de poesía de combate. Exposición de pinturas en la Galería Auffant en el El Conde. Los murales y cartelones desplegados en el Eugenio María de Hostos, en las viejas murallas de la Fortaleza Ozama, en las bocacalles y edificios principales de la ciudad.
Los funerales de Oscar Santana, Amadeo Conde Sturla, Jacques Viau, Gabi Castillo, Yolanda Guzmán y otros combatientes. Las movilizaciones de pueblo en el Parque Independencia y en la Fuerza. Tirso Mejía Ricart discurseando el 16 de agosto. El recibimiento a Bosch en el Placer de los Estudios, en el Malecón. Pedro Manuel Casals y Marcio Mejía Ricart junto a Bosch en el AILA a su regreso. Caamaño y otros oficiales agasajando a los corresponsales extranjeros Diederich, Berrellez, Szulc, Kurzman. Encuentros bohemios con Armando Recio cantando y Enriquillo Sánchez tocando el acordeón piano, con la presencia de Lachapelle, Lora Fernández, Diego Guerra. Caamaño, con Montes Arache, Aristy y otros, cantando a coro en torno a Aníbal de Peña, al piano.
La conferencia de prensa de Caamaño al despedirse, antes de viajar en enero del 66 hacia Londres. Junto a él, Aristy, Jottin, Freddy Prestol Castillo, Manolo Bordas, Sucre Félix y Dante Canela. Para regresar, siete años después, por Caracoles. En un virtual abrir y cerrar de ojos.

Haití, país de gobernantes vitalicios



Por JORGE YEARA NASSER
25 septiembre, 2015 2:00 am 2 comentarios
o2
El color de mi piel, no mortifica 
la nobleza de mis sentimientos.
Jean Dessalines.
“Mención especial se ha de hacer de la República Dominicana con la cual un programa de cooperación, iniciado ya con la construcción de la presa partidora sobre el río Pedernales, irá desarrollándose en otros campos con miras a garantizar la armonización de los lazos que tan felizmente unen a los pueblos haitiano y dominicano”.
Al proclamarse la independencia de Haití el 1ro. de enero de 1804, el General Jean Jacques Dessalines, fundador de la patria haitiana, fue nombrado (Gobernador Vitalicio con el rango de General del Ejército haitiano). Después, imitando a Napoleón Bonaparte, Dessalines se hace coronar Emperador con el nombre de Jacques I (Constitución Imperial de 1805). A la desaparición de Dessalines, asesinado el 17 de octubre de 1806, se produce una división de la República Haitiana. En el norte el general Henry Christophe fue nombrado Presidente Vitalicio, y luego Rey bajo el nombre de Henry I. Durante su reinado construyó varios palacios en Cabo Haitiano, Milot, Jean Rabel, Fort Liberté, San Marcos. En el Sur Pettion fue electo Presidente y nombrado Presidente Vitalicio. Bajo la Constitución de 1816.
A la muerte de Pettión el 29 de marzo de 1818, Jean Pierre Boyer fue electo presidente, proclamado vitalicio bajo la misma Constitución de 1816.
Los Últimos gobernantes haitianos proclamados vitalicios fueron Jean Baptiste Riche, quien se proclamó vitalicio el 1ro. de marzo de 1846. Faustin Soulouque, y luego vino el gobierno de Fabré Nicolás Geffrard, presidente vitalicio proclamado en el año 1859. (Todos se proclamaron bajo la Constitución de 1816).
En el gobierno de Geffrard se firmó el concordado con la Santa Sede, se le considera como uno de los grandes gobernantes de Haití. Su mandato sobresalió por su dedicación a la educación cultural de los haitianos. Florecieron la facultad de medicina, siendo fundador de la facultad de Derecho y el conservatorio de música.
El octavo presidente vitalicio de Haití fue Francois Duvalier, quien gobernó con manos fuerte compartiendo la isla con el ajusticiado generalísimo dominicano Rafael Leonidas Trujillo Molina.
El noveno gobernante vitalicio de Haití fue Jean Claude Duvalier, hijo de Francois Duvalier.
El primer encuentro entre gobernantes dominicano y haitiano se produjo en el año 1875 entre los presidentes Ignacio María González, quien viajó a Haití, y el presidente Michael Domínguez. Ciento cuatro años después se reúnen los presidentes dominicano y de Haití, Antonio Guzmán Fernández y Jean Claude Duvalier, en Jimaní.
El primer gobernante de Haití proclamado vitalicio fue el Emperador Dessalines en 1804, y ciento setenta y cinco años después Jean Claude Duvalier gobierna la vecina república con el título heredado de vitalicio. Siendo el noveno presidente vitalicio en su historia.

GOLPE DE ESTADO AL PRESIDENTE BOSCH EL 25 SEPTIEMBRE DE 1963 / REPÚBLICA DOMINICANA


«Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática».
Juan Bosch en su Carta al pueblo dominicano después del Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963.
Carta al pueblo dominicano después del Golpe de Estado de 1963
El Presidente de la República Dominicana
Al Pueblo Dominicano:
Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.
Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.
En siete meses de gobierno no hemos derramado una gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera a parar a manos de ladrones.
Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe ser tolerante; pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni torturas ni huelgas ilegales ni robos porque la democracia respeta al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad.
Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática.
La democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos, dispuestos a seguir la voluntad del pueblo.
Juan Bosch
Palacio Nacional,
26 de septiembre, 1963.
Fuente : Del Muro de Indiana Jimenez Bosch
Imagen de Life Magazine

JUANCITO RODRÍGUEZ : ENTREGO TODO , HASTA LA VIDA POR TUMBAR A TRUJILLO.


Por Fernando Quiroz
Santo Domingo
Motivado por la ambición de adueñarse de las propiedades más importantes del país, el dictador Rafael Leonidas Trujillo puso en los años cuarenta sus ojos en las riquezas del hacendado cibaeño Juan Rodríguez García (conocido como Juancito Rodríguez), un abuso más en su contra, que le puso de pie y luchó hasta la muerte.
Juancito, oriundo de Estancia Nueva, Moca, nacido en el año 1886, fue uno de los más prósperos hacendados de todos los tiempos en el Cibao, desarrollando junto a la agropecuaria, una prolongada actividad antitrujillista dentro y fuera del país, como exiliado político, especialmente en Cuba.
En el 1946 tuvo que exiliarse por no conseguir apoyo dentro del país en su lucha contra la dictadura.
Financió y participó personalmente en la organización de las expediciones de Cayo Confite en 1947, y de Luperón, en 1949, ambas fracasadas.
Motivado por la ambición de adueñarse de las propiedades más importantes del país, el dictador Rafael Leonidas Trujillo puso en los años cuarenta sus ojos en las riquezas del hacendado cibaeño Juan Rodríguez García (conocido como Juancito Rodríguez), un abuso más en su contra, que le puso de pie y luchó hasta la muerte.
Su hijo José Horacio Rodríguez Vásquez vino al país por Luperón en 1949 y posteriormente como comandante del Grupo Maimón y muere al desembarcar el aciago día 20 de junio de 1959.
Por la ocasión, descendientes de Juancito exhortaron a las nuevas generaciones a conocer más de cerca la historia de dominicanos que, como su familiar, han luchado por la libertad y la dignidad del pueblo dominicano.
En reciente entrevista a LISTÍN DIARIO su hija María Mercedes Rodríguez (doña Pucha), de 87 años, narró dramáticas historias de sangre, terror, duelo y exilio, a las que pudo sobrevivir pese al acoso de un tirano que ordenó que quemaran su casa con ella adentro.
Ser pariente de Juancito en esa época era prácticamente una sentencia de muerte.
Juancito dispuso de su vida seis meses antes del ajusticiamiento de Trujillo, el 30 de mayo de 1960, luego de tantos esfuerzos por derrocar al tirano.
Patrimonio
Juancito era el hacendado más grande del país en 1935, propietario de fincas ganaderas, con más de 15,000 cabezas; de cacao y plátanos en varios predios del Cibao.
(+)
GÓMEZ OCHOA RESALTA APORTES DE JUANCITO
El cubano Delio Gómez Ochoa, uno de los comandantes de la Expedición de Junio de 1959, que procuraba derrocar a Trujillo, recuerda a Juancito como un gran luchador, pues entregó todo, hasta la vida.
“Trujillo lo persiguió, lo siguió hasta fuera del país, él estuvo siempre dispuesto a venir en acción para exterminar el régimen del tirano”, expresó.
Recordó que José Horacio Rodríguez, hijo del general Juancito, fue el mejor de los expedicionarios, el que más trabajo, antes de llegar a Cuba, y después. Fue jefe del campamento de entrenamiento en esa nación.
Fuente : Periodico Listín Diario / Artículo de la autoría de Fernando Quiroz.
28 de Noviembre del 2010.
Imágenes de Nuestra Historia.

jueves, 24 de septiembre de 2015

La oportunidad perdida


En plan religioso la visita del Papa a Cuba puede considerarse un éxito, no así en sentido político

Entendámonos. En plan religioso la visita del papa a Cuba puede considerarse un éxito. Los católicos cubanos deben decir, y dirían bien, Francisco ha cumplido. Nuestra iglesia ha salido reforzada y sin lugar a dudas, dios está con nosotros. Se ha sellado la reconciliación con el gobierno cubano y, aunque los molinos de los dioses muelen lentamente, no poco hemos logrado en 17 años, un tiempo bíblico breve en nuestra historia milenaria.
Lo cual constituye una conquista ejemplar en términos de razón teológica de Estado, una vez vista la dura pugna histórica entre Iglesia y Estado cubano por la hegemonía cultural de la nación. Con este telón de fondo, el papa vino a asegurarse que su minoría cubana continuaría siendo recompensada por una labor que, pensada políticamente, constituye una fina operación desde el realismo político medieval: balance de poder sin la carga de los valores individuales que es propia del personalismo religioso de la democracia cristiana.
El Vaticano es el único Estado cuya legitimidad se asienta en la intromisión espiritual en los asuntos internos de los demás Estados
La misión política de la iglesia en Cuba y del Vaticano actual queda así bien clara: el juego off shore en la frontera entre Estados Unidos y Cuba. El peligro, en términos de modernización plural del espacio público, es el de un nuevo pacto iglesia-Estado para el reparto asimétrico de la sociedad cubana en parcelas espirituales que cooperan entre sí y se refuerzan mutuamente. Si no es un montaje, se comprende en esta perspectiva el grito agónico en la extrema izquierda de Aleida Guevara, la hija de Ernesto Guevara de la Serna, cuando se niega a acudir al llamado estratégico del liderazgo comunista para acompañar a Francisco en la plaza teológico-revolucionaria. Ella no capta desde la ideología, expresando probablemente el sentimiento de miles de comunistas puros, lo que es una doble movida de poder político y poder cultural.
Decir que el papel de la iglesia no es político es negar, sobre todo, a la iglesia católica misma
En plan de política temporal el paso de Francisco por Cuba fue una oportunidad perdida. Empezó mal desde la misma narrativa construida para la preparación psicológica de su visita. Decir que el papel de la iglesia no es político es negar, sobre todo, a la iglesia católica misma. Afirmarlo, desde América Latina, con un papa latinoamericano, no tiene sentido histórico en un subhemisferio que se niega a crear el bienestar posible cuando este amenaza las esencias y las formas de hacer y pensar públicos donde todo es, ante todo, política. Y asegurarlo con un Vaticano bocón y dicharachero es un vano intento de desdibujar la percepción global que ha distinguido a Francisco.
El llamado público y reiterado a la reconciliación en Cuba y a trabajar por la persona humana, no por y para las ideologías, suponía un igual reconocimiento público de todas las partes a reconciliar. Todo ello asistido por un hecho único en el derecho internacional, al menos para occidente: el Vaticano es el único Estado cuya legitimidad se asienta en la intromisión espiritual en los asuntos internos de los demás Estados, por encima del ordenamiento jurídico y alejado de las pugnas y de los intereses ordinarios que se ventilan en el tablero mundial. Dicho de otro modo: el Vaticano es el único Estado reconocido que tiene como objeto, sustancia e instrumento político (sus) los valores. Lo que el papa Francisco intenta recuperar con su pontificado.
Él perdió aquí la posibilidad de hacer valer lo mejor de su discurso: el valor de la persona social
Pero su empuje revolucionario se detuvo frente a una revolución congelada. Él perdió aquí la posibilidad de hacer valer lo mejor de su discurso: el valor de la persona social. Hablar de las desigualdades en los capitalismos establecidos y no hacerlo en los capitalismos que empiezan, como el de Cuba, donde estas son más agudas y escandalosas, destaca una fisura en la coherencia entre la retórica vaticana y la acción papal, que no consiste en otra cosa que en decir las palabras precisas, en el lugar preciso y con todas las gentes precisas. Desde la parábola.
El no hagas lo que yo digo, sino lo que yo hago amenaza con poner un signo de caducidad temprana al impacto de una visita que tuvo la oportunidad de dar visibilidad y nombre al rostro de los frágiles, luego de haber nombrado y hecho visible la fragilidad colombiana. Debilita por otra parte, y en el largo plazo, el trabajo de reconciliación de una iglesia que, justo cuando es más necesario, tiene serias dificultades para llegar al nervio moral de la sociedad y para atraer a más gentes a sus puertas; y pospone sine die la tarea urgente de recuperar un centro, por encima de intereses partidistas, para articular una interlocución política entre toda la sociedad. La idea de que la iglesia en Cuba es una facción más que gana espacio desvirtúa su misión.
La empatía del Papa con el gobierno cubano revela quizá algo más profundo: la naturaleza conservadora de los revolucionarios
Fue interesante, desde luego, el guiño papal a las otras maneras de entender la religiosidad. Y nada perdía Francisco, con dos minutos de audiencia pública a las Damas de Blanco: el doble resumen en Cuba de todas las fragilidades: las de la mujer, las de los hijos, las de la pobreza y las de la marginación de las diferencias en el límite de todas las violencias de Estado. Su empatía con el gobierno cubano revela quizá algo más profundo: la naturaleza conservadora de los revolucionarios.
* Manuel Cuesta Morúa es portavoz partido Arco Progresista Twitter @cubaprogresista

miércoles, 23 de septiembre de 2015

¿Cuáles eran las cintas favoritas de los dictadores más famosos?

A pesar de su gusto por la tiranía y la muerte, los dictadores más famosos de la historia eran buenos buenos cinéfilos. Aquí las películas que adoraban.
Por su parte Josef Stalin, sucesor de Vladimir Ilich ‘Lenin’ al frente de los destinos de la recién nacida Unión Soviética, disfrutaba viendo El acorazado Potemkin y los filmes de Tarzán con Johnny Weissmuller.
Saddam Hussein, el asesinado presidente de Irak disfrutaba de El Padrino, Enemigo público y Chacal (la versión original de Fred Zinnemann 1973). 
Kim Jong-Il, dictador de Corea del Norte entre 1972 y 1994, amaba las entregas de James Bond.
Fidel Castro, el líder de la revolución cubana aprecia las películas de Francis Ford Coppola (El Padrino II) y Oliver Stone (que le retrató en el documental Comandante), E. T., Minority Report e Inteligencia artificial.
Francisco Franco, dictador español, hacía proyectar en sus salas obras como Ben-Hur, Los diez mandamientos, El Padrino.
Bashar al-Assad, el líder sirio que ha provocado una gran guerra civil en su país, es fanático de las sagas de Harry Potter. 
The Five Deadly Venoms (1978), era la película favorita del dictador de Birmania, Than Shwe. Mientras que Tom y Jerry the Movie era la ideal para el dictador de Uganda, Idi Amin. Muammar Gaddafi de Libia miraba The Adventures of Buckaroo Banzai (1984).

La larguísima resaca de las dictaduras en Centroamérica


Fabrice Lehoucq
El Faro / Publicado el 21 de septiembre de 2015
Las dictaduras centroamericanas del siglo XX producían resultados económicos mediocres y marginaban a la mayoría de los beneficios de esa economía. Pero la eliminación de esas dictaduras tuvo costos enormes de los que la región, siempre con la excepción de Costa Rica, aún no se ha repuesto.
Ya anclados en el nuevo milenio, vale la pena preguntar acerca de los logros del Siglo XX tanto en El Salvador como en el resto de Centroamérica. Este fue un siglo de pocos avances y mucho estancamiento. Aunque las dictaduras de antaño cayeron –el logro más importante de la región–, su incapacidad de compartir el poder impuso enormes costos para la mayoría de las sociedades del istmo. La deformación del Estado fue la causa principal de las guerras civiles, y su atraso sigue siendo una fuente clave del subdesarrollo de la región.
Con excepción de Costa Rica, los sistemas políticos de la región fueron autoritarios hasta los años ochenta. Las taxonomías de los regímenes políticos demuestran que existieron dictaduras en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua en más de 80 por ciento de los años entre 1900 y 1980. La formación política más común en Panamá era semidemocrática, es decir, un sistema donde los derechos individuales no siempre fueron muy respetados y donde las elecciones no fueron la única forma de llegar al poder. Solamente en Costa Rica se construyó, a lo largo del siglo XX, un sistema donde el Estado llegó a respetar los derechos de sus ciudadanos, incluyendo el derecho de elegir a sus gobernantes.
Estos sistemas fueron, para usar el término acuñado por Enrique Baloyra, “despotismos reaccionarios.” Fueron despotismos porque no permitieron elecciones competitivas para sus presidentes ni diputados. Fueron reaccionarios porque legislaban a favor de sus agroexportadores. Los dictadores o juntas militares en estos sistemas promovieron las políticas de bajos impuestos y mínimo gasto social preferidas por los grandes exportadores de café y bananos. Estos regímenes, por tanto, prohibieron críticas a las políticas de laissez faire, impidiendo así la libre competencia de proyectos alternativos para expandir el grupo reducido de intereses que se beneficiaban de las ganancias del comercio internacional.
Una comparación de indicadores sociales y económicos revela progresos limitados y las debilidades de combinar el autoritarismo con un desarrollo basado en un estado minimalista. Por un lado, las condiciones sociales estaban mejorando (levemente) o siendo (marginalmente) menos intolerables. En el año 1980, una mayoría de los adultos de cada país –un promedio de 70 por ciento– había aprendido a leer y escribir, una mejora de casi 10 por ciento desde 1960. En 1980, más del 92 y 85 por ciento de adultos costarricenses y panameños, respectivamente, podían leer o escribir. En 1980, la expectativa de vida promedio n Centroamérica era de 66.5 años, un avance de 10 años. Estas cifras en Costa Rica (75) y Panamá (72) se aproximaban a las de los países desarrollados. Aunque el promedio regional de la tasa de mortalidad infantil bajó a la mitad –de 82.6 a 40.9 muertos por mil nacimientos vivos– entre 1960 y 1980, permaneció por sobre el promedio regional en El Salvador, Guatemala, Honduras, y Nicaragua aún en 1980.
El parque Hula Hula en una postal de alrededor de 1930. Al fondo está "La torre del reloj" que, a pesar de su aspecto elegante, albergaba urinarios públicos. En la actualidad aún se puede ver la base de la torre escondida entre puestos de peluquerías. En aquel entoces El Salvador tenía una población de un millón y medio de habitantes, y la mayoría vivía en condiciones de extrema pobreza. Contrario al sentimentalismo que generan las fotografías del pasado histórico, El Salvador de entonces estaba lleno de profundas injusticias en el campo, y quien se atrevía a protestar era reprimido con crueldad.
El parque Hula Hula en una postal de alrededor de 1930. Al fondo está "La torre del reloj" que, a pesar de su aspecto elegante, albergaba urinarios públicos. En la actualidad aún se puede ver la base de la torre escondida entre puestos de peluquerías. Foto archivo El Faro/Mauro Arias.
Por otro lado, únicamente en Costa Rica las políticas sociales compensaron a amplios sectores de la sociedad. El crecimiento económico, por lo tanto, fue acompañado por una reducción importante en el porcentaje de hogares viviendo en la pobreza. Entre 1950 y 1980, los pobres disminuyeron de 50 a 25 por ciento de la población costarricense, según el Programa del Estado de la Nación y Región. Aunque la ausencia de cifras comparables impide el cálculo de los niveles de pobreza en el resto del istmo desde la mitad del siglo XX, los datos disponibles sugieren que los costos sociales del autoritarismo fueron altos. En 1980, la primera fecha para la que existen datos comparables, un promedio de 62.8 por ciento de centroamericanos vivieron en pobreza, una tasa casi dos veces más alta que la media Latinoamericana.
Cabe destacar que el país con el Estado más grande –Costa Rica– también creció por encima del promedio tanto mundial como latinoamericano, según las cifras de Angus Maddison. Si el promedio mundial de crecimiento anual del PIB per cápita fue 2.7 por ciento entre 1950 y 1975, la economía de Costa Rica, y la de Panamá, crecieron a un promedio anual de 2.9 por ciento. Todas las otras economías, salvo una, crecieron menos de 2 por ciento anualmente. El boom económico de la postguerra fue, en lo general, mediocre y refleja los límites de un modelo de desarrollo basado en la exclusión social y política.
La excepción a la cual me refiero es Nicaragua. Si bien en el nuevo milenio la economía nicaragüense se volvió una de las más pobres del continente, fue la que más rápido creció entre 1950 y 1975 (un promedio anual de 3 por ciento). ¿Qué pasó? La revolución que liquidó al somocismo redujo el PIB per cápita en casi 25 por ciento entre 1977 y 1979. La guerra civil entre los Sandinistas y los Contras junto al mal manejo de la economía por parte de los Sandinistas durante los ochenta le costó al país otro 35 por ciento del PIB per cápita.
La economía de El Salvador (al igual que la de Guatemala) perdió 20 por ciento del PIB per cápita durante los ochenta. Las economías de Costa Rica y Panamá apenas crecieron 3 por ciento durante esta década. La de Honduras perdió 12 por ciento de su PIB per cápita. Esta caída fue producto de la guerra y de una severa crisis en la balanza de pagos a finales de los años setenta y principios de los ochenta. La crisis mencionada fue el resultado de una fuerte caída en el precio del café, fenómeno que, según Victor Bulmer-Thomas , redujo tres décadas de aumentos del PIB per cápita en El Salvador y Nicaragua, dos décadas en Honduras, una década en Costa Rica y media década de aumento per cápita en Guatemala. Los términos de intercambio negativos golpearon a la región justo cuando la lucha por el poder se había vuelto violenta.
La cifra más escalofriante de todas es la del número de víctimas de las guerras civiles de los ochenta. Los cálculos sugieren que 75,000 salvadoreños murieron entre 1979 y 1991. En total, más de 300,000 perdieron sus vidas, la gran mayoría de esos muertos siendo reclutas involuntarios en la transición a la modernidad en Centroamérica. Las sociedades centroamericanas pagaron un costo alto por la eliminación de sus dictaduras anacrónicas.

*Fabrice Lehoucq es profesor y catedrático en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Carolina del Norte (Greensboro). Su página web es www.uncg.edu/~f_lehouc. Este ensayo está basado en su última obra, The Politics of Modern Central America: Civil War, Democratization, and Underdevelopment (Cambridge, MA: Cambridge University Press, 2012). Editor responsable de esta entrega: Erik Ching.

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