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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

sábado, 3 de enero de 2015

Las cárceles dominicanas


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La historia penitenciaria dominicana se inició en el período de 1502-1507 con la construcción de la Fortaleza Ozama, erigida como un edificio militar.

Es la más antigua y completa construcción militar de la isla, desde la cual se inició la conquista de las Américas. La edificación fue iniciada por Fray Nicolás de Ovando en el 1502, en piedra coralina extraída del mar, de un color ocre.

Su construcción, bajo la responsabilidad del Maestro Mayor Gómez García Varela, fue realizada en varias etapas y conservó su uso militar hasta la década del 1970, cuando se liberó de elementos añadidos dándole la configuración original. Como todo recinto militar, no pueden faltar los lugares destinados para privar de libertad a determinadas personas. Por eso, la Fortaleza Ozama, fue provista de diversas mazmorras y calabozos, donde, entre otras personalidades, estuvieron presos Cristóbal Colón y sus hermanos Diego y Bartolomé, por orden del comendador Francisco de Bobadilla.

No podemos dejar de citar que entre los presos notables que fueron encerrados en la Fortaleza Ozama se destaca Juan Pablo Duarte, el forjador de la República Dominicana, junto a Juan Isidro Pérez de la Paz, Pedro Alejandrino Pina, Ramón Mella, Francisco del Rosario Sánchez, Juan Evangelista Jiménez, Gregorio Delvalle y J. J. Illas. La Fortaleza Ozama fue construida con la forma de un castillo medieval europeo, también fue un lugar de castigo para los negros esclavos que incurrían en faltas o que simplemente intentaban sublevarse por los malos tratos y los fuertes trabajos a que eran sometidos.

El principal fin al construir la Fortaleza Ozama fue el de defender la ciudad contra los ataques de piratas y corsarios, pero como todo recinto militar, fue provista de las mazmorras ya mencionadas para encerrar a las personas que atentaban contra el sano desarrollo de las actividades colonialistas.

Allí también encerraban a los piratas que eran capturados en sus intentos por penetrar a la ciudad. Pero también estuvieron, en calidad de preso, destacadas figuras de la historia republicana, entre estos el expresidente Jacinto Peynado, que pasó allí varios años durante la dictadura de Buenaventura Báez.

También Horacio Vásquez, luego de ser derrocado por el general Rafael Leonidas Trujillo, en 1930, por citar solo dos casos. Desde su construcción hasta mediados de los años de 1960, fue uno de los principales recintos carcelarios que tuvo la República Dominicana y fue la sede del Ejército Nacional, donde el dictador Rafael Leonidas Trujillo, en 1930, orquestó diversos planes para alzarse con el poder.

Justamente en el 2010 la Fortaleza Ozama cumple 503 años de construida y fue el punto de partida para que las demás fortalezas que se construyeron en el país, sean utilizadas también como recintos carcelarios, lo cual se mantiene en la actualidad, pues la mayoría de las cárceles están en recintos militares y la custodia de los reclusos está bajo la responsabilidad del personal militar destacado en esos lugares.

La Fortaleza Ozama tiene la distinción de no haber sido tomada por la fuerza de las armas, a pesar de todas las intervenciones militares que la ciudad soportó durante siglos. A la izquierda de la entrada de la fortaleza está la estatua de Gonzalo Fernández de Oviedo, que fue enviado desde Salamanca, España, hacia Santo Domingo para ocupar el cargo de capitán de la fortaleza y director de la prisión. Es decir, que buscando en la historia de las cárceles, además de ser el primer recinto carcelario, la Fortaleza Ozama trajo consigo al primer director de prisiones que tuvo la isla en la persona de Gonzalo Fernández de Oviedo, quien fue definido como un hombre de mucho talento.

Fue un antropólogo, interesado en el estudio del hombre; fue etnólogo, interesado en el estudio de las razas; fue cronista e historiador, autor de la importante Historia Natural y General de las Indias y un naturalista que documentaba la flora y la fauna de las islas del Caribe.

El Fuerte de San Felipe
La segunda obra militar de importancia construida por la colonia española y que también sería utilizada como recinto carcelario es el Fuerte de San Felipe, ubicado en la costa de la isla del lado norte, en Puerto Plata, frente al océano Atlántico. Fue levantada como un fuerte básico de la defensa de la costa norte.
Desde la época de Carlos V, en 1541, hubo intención de erigir una fortaleza defensiva de esa parte de la isla para protegerse de las acciones permanentes de piratas y saqueadores que intentaban saquear la colonia. Los trabajos se iniciaron en los años 1562-65, con la anuencia de Francisco Ceballos, importante personalidad de Puerto Plata, quien muere en 1572, cuando ya los trabajos de la fortaleza estaban iniciados. Durante ese período el contrabando fue elemento fundamental de las economías del norte de la isla. Ceballos fue sustituido por el segundo alcaide Pedro Rengifo y Angulo, quien concluye la obra en el año de 1577. En el frente de la obra se lee aún: “Dio fin a esta fortaleza el capitán don Pedro Rengifo, alcaide de ella, año 1577”.

La fortaleza de San Felipe sufrió las violentas acometidas de numerosos piratas y corsarios. En 1605, durante el proceso de las devastaciones de Osorio, la ciudad fue totalmente asolada, sin que se tocara, a pesar de las órdenes de destruir la fortaleza. Durante las posteriores ocupaciones en el siglo XVIII, la fortaleza hubo de ser restaurada y el nombre de San Felipe fue dado en honor a Felipe V, entonces Rey de España. En ambos lados de la fortaleza se construyeron torres que dan al recinto una conformación medieval, con puente y fosos para evitar los ataques por tierra. Tiene un extenso camino de ronda con gran plaza de armas, siendo el elemento más importante el cubo o torreón central de ochenta pies de diámetro que más tarde sirviera como prisión durante la época de la República y de la lucha contra España a partir de 1863. Más adelante, veremos el uso que en la actualidad se le da a la Fortaleza de San Felipe, que aunque ya perdió su utilidad como punto de defensa ante eventuales ataques por mar, todavía es utilizada como recinto carcelario.

Las cárceles a principios del siglo XX
Para fijar una idea de las condiciones de las cárceles en los albores del siglo XX, más adelante presentamos un artículo publicado a principios del siglo pasado, en el cual se da cuenta de que el problema de las cárceles dominicanas y su mal estado, tales como hacinamiento, sobrepoblación e insalubridad, es algo que el país viene arrastrando desde hace más de 100 años.

El interesante artículo publicado en la edición del 7 de febrero de 1901 en el periódico “El Nuevo Réjimen” bajo el título: “Nuestras Cárceles”, muestra que las inquietudes de ahora, en torno a las condiciones de las cárceles, son las mismas de hace 100 años atrás. Lo único que ha cambiado son los presos, las autoridades y los escenarios. Es bueno aclarar que el nombre del referido periódico se escribía con “J” y así aparecía en sus ediciones de principios de siglo XX: “Nuevo Réjimen”.

Para la ocasión y con 100 años de atraso, se podría afirmar que las condiciones de las cárceles dominicanas iban acorde con la época. Los principales motivos de prisión tenían que ver mucho con la simpatía de los acusados con las autoridades de turno de los inestables gobiernos que se sucedían uno al otro, siempre bajo el poder de las armas.

Para mandar una persona a la cárcel también se tomaban muy en cuenta las acciones que atentaban contra las buenas costumbres y las posiciones de periodistas e intelectuales expresadas en los artículos de opinión que aparecían en la prensa nacional.

Pero las prisiones por razones políticas eran las principales causas de las privaciones de libertad a principios del siglo XX , y se mantuvieron hasta 1978 cuando el doctor Joaquín Balaguer fue derrotado por el Partido Revolucionario Dominicano con su candidato Don Silvestre Antonio Guzmán Fernández. Así lo hacían saber los numerosos periódicos que circulaban para la fecha, muchos semanalmente, otros quincenal y mensual. l

Nuestras cárceles

A continuación el artículo sin firma publicado en el país el día 7 de febrero del año 1901.
“Las reformas que hay, loable intención, de llevar a cabo en nuestras cárceles si no son todas las que debieran hacerse ni las que están más en consonancia con los principios las prescripciones que la higiene indican, tienden a lo menos a corregir los capitales defectos que se notan en estos centros de corrección, focos de verdadera amenaza para la salud de los que allí son detenidos.

La higiene, que es el elemento principal que se tiene hoy día en cuenta al emprender obra de esa naturaleza, falta en absoluto en ellas, haciéndose casi imposible la vida ante aquellos vetustos muros que causan grimas al ánimo más esforzado.

Basta decir que el edificio que hoy se utiliza en esta ciudad como cárcel, fue construido en el siglo XVII, para que se saquen las lógicas consecuencias de la inmensa distancia que las separan de los hermosos palacios que se levantan en los modernos tiempos para servir de centros de enseñanzas y regeneración.

Aspirar nosotros a suntuosas cárceles, sería pretender imposible, dado los escasos recursos con que cuenta la República. Pero pedir y hasta exigir en nombre de humano sentimiento de acondicionamiento de los salones y celdas que sirven naturalmente para los detenidos políticos o los que cumplen condenas, es cosa que no amerita ni remite dificultad insuperable.

Reducido es el precio de costo que se pide para las principales Reparaciones, y si nos atenemos a los desembolsos y gastos que hace el Ejecutivo en otras atenciones que no revisten carácter de urgencia. Creemos y esperamos no lo detendrá la insignificante suma presupuesta para ordenar inmediatamente se lleven a cabo las reparaciones más indispensables. Nos consta el tesonero empeño desplegado por el gobernador de la provincia y el procurador general y el interés del celoso ministro de justicia, licenciado don Genaro Pérez.

Cuanto hagan en ese orden, cuanto sacrificio se impongan en hacer menos dolorosa la actual situación de los desgraciados que cumplen condenas, será obra de bien y que perdurará no solo ya en la conciencia de la sociedad la que sabrá tributar justiciosos aplausos a los que saben cumplir con los deberes de sus cargos. Manos a la obra, sin entorpecimiento ni desmayo que den cabida a las dudas”.
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El Centro Penitenciario de La Victoria es la cárcel más poblada del país.
El Centro Penitenciario de La Victoria es la cárcel más poblada del país. (El Caribe )
En los albores del siglo pasado, los principales motivos de encarcelamiento eran por motivos políticos entre los diversos grupos que se disputaban el poder, aunque también se producían arrestos por delitos de prensa.

A continuación presentamos algunos casos como ejemplos de presos por razone políticas y por la lucha de poder que se vivía en el siglo pasado.

El 5 de septiembre de 1900, la sección Crónica del periódico “El Nuevo Réjimen”, daba cuenta del apresamiento de Arturo Pellerano Alfau y algunos tipógrafos de su periódico Listín Diario. El motivo del apresamiento fue porque reprodujo un artículo que el poeta Fabio Fiallo había publicado en el periódico “La Redención”, bajo el título “En mi defensa”.

Pellerano Alfau y los demás fueron encerrados en la Torre del Homenaje, que forma parte de la estructura de la Fortaleza Ozama. Por ese hecho también fue apresado el periodista Federico Velásquez, quien era el director del diario “La Redención”, en la ciudad de Santiago.

En la referida época, para apresar a alguien, no hacía falta más que la orden de las autoridades gubernamentales, sin importar la posición o el cargo de la persona a quien se iba a apresar. Así se demuestra con el apresamiento de Carlos Alberto Mota, diputado por la provincia Barahona, bajo la acusación de revolucionario y de querer derrocar al gobierno de Juan Isidro Jiménez. La prensa de la época, octubre de 1900, dio a conocer el apresamiento de Mota.
También en octubre de 1900, exactamente el día 17 se dio a conocer la noticia del apresamiento de Perico Lazala, acusado de ser el cabecilla del levantamiento armado que se produjo para la fecha en la ciudad de La Vega. Fue acusado de crímenes de revolucionarios y de traidor.

Otros presos por razones políticas de ese año fueron Wenceslao Figuereo y Dionisio Cabral, Pedro A. Lluberes, Bernardo Pichardo Patín, Manuel María Peynado, Alejandro Lapeireta, Alejandro Vicioso y Miguel Febles.

El indulto o amnistía fue, desde principios de la fundación de la República, una figura importante y objeto de debates en el Sistema Penitenciario Dominicano. Así se hace constar en el decreto presidencial que ordenaba la libertad de los acusados de provocar una guerra civil en las ciudades de La Vega y San Francisco de Macorís. Unos fueron descargados totalmente, pero a otros se les ordenó comparecer periódicamente por ante las autoridades y el gobierno tendría el control de sus residencias. Esas acciones de las autoridades gubernativas se hacían constar en la prensa el 10 de marzo de 1901. El presidente para esa época era Juan Isidro Jiménez Pereyra.

Visitas de las autoridades eran obligatorias
Las autoridades del Ministerio Público y del Poder Judicial, debían visitar periódicamente los recintos carcelarios para ver las condiciones de los reclusos y enterarse del curso que llevaban sus casos ante los tribunales. Así lo hace constar el periódico El Nuevo Réjimen, en su edición del 6 de julio de 1901, en la cual dio cuenta de la visita a los presos, de acuerdo al mandato de la ley, por parte de las autoridades encabezada para esa fecha por César Nicolás Penson, quien era presidente de la Suprema Corte de Justicia, acompañado por varios funcionarios del Poder Judicial, entre esos el Procurador General de la República, Rafael Castro, quien ejercía las funciones en calidad de interino, en sustitución de Pablo Báez Lavastida, destituido por dirigirse en mal tono contra el ministro de justicia Don Genaro Pérez. Todo se inició por un mal manejo en la detención e incomunicación de un recluso de apellido Nivar. Por una falta de conocimiento, el procurador se pronunció en el mal tono hacia el ministro de justicia y eso le costó su cargo a Pablo Báez Lavastida. Comparado con la situación actual, no se recuerda cuando fue la última vez que un juez de la Suprema Corte de Justicia o de cualquier otro tribunal del país perdiera su puesto. Otro ejemplo traído a colación y que demuestra ciertas diferencias y al mismo tiempo similitudes en cuanto a la actuaciones de las autoridades y las aplicaciones de las sentencias, es el que envolvió al periodista Eduardo Matos Franco, director interino de El Nuevo Réjimen, que, para la época, era uno de los diarios más influyentes en la ciudad de Santo Domingo.

Las cárceles construidas en la Era de Trujillo
La dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina (1930-1961) se caracterizó por la opresión en contra de sus adversarios para acallarlos y marginarlos. La muerte era el principal castigo de los opositores al régimen y quizás uno de los más dignos para los oponentes. Los opositores a la dictadura que corrían con suerte, eran encerrados en diversas cárceles que fueron habilitadas como centros de torturas y asesinatos.

No pretendemos citar los casos de torturas, ni los centros carcelarios donde se cometían atrocidades, como la cárcel denominada La 40, habilitadas para encerrar y castigar a los antitrujillistas, porque no se trata de describir la era de Trujillo, sino definir las fechas y los lugares en donde se construyeron las cárceles.

En la dictadura de Trujillo se construyeron las cárceles de Pedernales y Cotuí, en 1932; Montecristi, en 1935 y Salcedo, en 1937. Mientras que en la década de 1940 fueron construidas las cárceles de Azua, Dajabón, Jimaní, Elías Piña y San Cristóbal. Las cárceles de La Romana, La Vega, Barahona, Nagua y La Victoria, así como la de San Juan de la Maguana, Moca y la de El Seybo, fueron construidas en la década de los años de 1950.

Visitas de Trujillo a las cárceles

Como todo déspota, Trujillo se hacía ver ante la opinión pública como un presidente sensible y un hombre de firme convicción cristiana. Por eso, con cierta frecuencia, por lo menos en los primeros 12 años de su dictadura, visitó varios centros penitenciarios. Las visitas coincidieron con las festividades tradicionales de fin de año. En varias ocasiones el dictador acudía a las cárceles a llevar golosinas a los presos para que festejen sus fiestas.

Las visitas de Trujillo a las cárceles aparecen reseñadas en la prensa de la época. En breves noticias, el periódico Listín Diario, en su edición del 26 de diciembre de 1930, destaca “la sensibilidad del dictador y el trato humano de que fueron objeto los presos al ser agasajados por el generalísimo, quien se apersonó a la cárcel cargado de golosinas y comida”. Esa misma acción fue repetida dos años después y así consta en la página 8 del Listín Diario, en su edición del 19 de diciembre de 1932. Luego de esa visita, hasta el 1944 no se conoció de más apariciones de Trujillo en las cárceles.

El periódico La Nación, recoge las visitas de Trujillo a las cárceles en sus ediciones del 26 de diciembre de 1944, 27 de diciembre de 1945 y 24 de diciembre de 1947. Por coincidencia de la vida o en forma premeditada, todas las publicaciones de las visitas de Trujillo a las cárceles y que fueron recogida por el periódico La Nación, aparecieron en la página 3, que es estratégica para destacar las informaciones.
Inauguraciones
En la era de Trujillo la prensa, maniatada y servil, se hacía eco de las inauguraciones de las obras que construía el régimen y las cárceles formaron parte de la misma. Empero, la prensa solo destacó la construcción e inauguración de tres recintos carcelarios: Cárcel Modelo para mujeres, inaugurada en Puerto Plata, abril 1937. Inauguración Cárcel Modelo de Elías Piña, marzo 4 de 1946.

Así como la inauguración cárcel de Dajabón, septiembre 4 de 1954. Las inauguraciones de las demás cárceles no figuraron en los periódicos, pues más que centros de reclusión, fungían como lugares para torturar y vejar a los adversarios del régimen.
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